El equipo de Fórmula 1 de Mercedes-Benz extrañará a Lews Hamilton en los circuitos, pero también en presentaciones de coches homologados para la carretera como el que se dio el lujo de enseñar al mundo en la primera semana del 2024, cuando se subió a una plataforma en Montecarlo para acompañar al que no es precisamente un coche de carretera corriente, uno al que mejor imprimirle velocidad con casco puesto, no solamente como consecuencia de su alto rendimiento.
Del Mercedes-AMG PureSpeed ya conocíamos características esenciales, como el hecho de que da inicio a la saga Mythos, como su producción limitada a 250 unidades y como la incorporación de un HALO para compensar la falta de techo y, más notable todavía, la de un parabrisas. Esto hace que tanto conductor como acompañante se vean más expuestos que en un roadster convencional. A partir de esta condición, sin ánimo de anticiparme, es que esta barchetta acaba con el arquetipo de biplaza, lo redefine por completo. Coches para la calle con configuraciones heredadas de la competición hubo, hay y seguirán habiendo. Esto es otra cosa.
Mercedes-AMG PureSpeed: La simbiosis carga-resistencia
Al partir de su formato speedster, la ingeniería del PureSpeed se expresa en los bajos más que en ninguna otra sección. El diseño se ha determinado en función de las necesidades aerodinámicas y Mercedes ha tenido en cuenta la falta de techo al momento de compensar con los componentes necesarios para lograr la carga adecuada. Un AMG que no le escapa al lazo entre carga y resistencia, que en la máxima categoría del automovilismo es requisito obligatorio.
La fibra de carbono está en los faldones, en el spoiler y en los deflectores, pero también se aplica en las llantas de aluminio forjado de 21 pulgadas. En las traseras en mayor grado, para cerrarle el flujo al aire –luego de que éste avanzara por las ruedas delanteras y refrigerara los frenos– y reducir la resistencia. Esto no es nada novedoso y es parte del principio que respetan otros coches de manejo extremo como este Porsche 911 GT3. Claro que el fuerte del PureSpeed no es ese tremendo alerón trasero. Al menos, no tanto en términos de peso de carga como sí en términos de resistencia aerodinámica: hablamos de un alerón adaptativo que se activa de los 80 km/h en adelante, con cinco niveles diferentes según la velocidad a la que se corra.
HALO y casco: Sensaciones F1
En el PureSpeed, la gracia es hacer de cuenta que uno está a bordo de un monoplaza de la Fórmula 1. No, claro que en líneas generales no hay comparación posible, pero con el HALO este AMG recibe algo del equipamiento de seguridad del que aquellos se sirven. También está claro que el de Mercedes es un biplaza, por lo que las sensaciones no son las mismas en cuanto a la visibilidad.
Decía al comienzo que el sistema del HALO expone a los ocupantes como ningún otro coche a cielo abierto es capaz de exponer. Entonces es cuando los cascos se vuelven imprescindibles. Mediante el intercomunicador que llevan instalados para que el diálogo entre piloto y copiloto sea lo más nítido posible, hacer de cuenta que uno está a bordo de un Fórmula 1 es también tarea de éstos. Que nos entre por los oídos y por la sangre el sonido del V8 y sus casi 600 caballos de potencia –585 CV–, eso sí.
Ahora bien, hablamos de un casco multifacético, funcional más allá del coche. Podrías pasear a pie por la ciudad con el caso puesto y desorientar a los transeúntes, que se preguntarán qué demonios está ocurriendo. Al tener ese sistema de intercomunicador la capacidad de conectarse con smarphones, habría dos escenas posibles. Si notan que hablas, no es que estás hablando solo, sino por teléfono con alguien más. Si notan que cantas, pues estás escuchando música.
Mauro Blanco
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