El Mitsubishi Colt 1.3 16v GLX era la versión “de acceso” allá por mediados de los años 90, cuando el modelo nipón recibió una puesta al día, que, todo sea dicho, fue un poco criticada por sus limitadas novedades y sus escasas mejoras.
Mitsubishi siempre ha sido una marca con un catálogo algo limitado, al menos en Europa. Ha sido famosa por sus modelos deportivos, como el Mitsubishi Eclipse, el deseable Mitsubishi 3000 GT o el mítico Mitsubishi Lance Evolution, aunque también lo ha sido por sus vehículos todoterreno, como el infatigable Mitsubishi Montero –el que fuera, en sus inicios, el Mitsubishi Pajero, denominación a todas luces muy poco adecuada para España–.
Es decir, cuando en la firma japonesa se proponían hacer las cosas bien, lo hacían y dejaban a todos convencidos de sus capacidades. Sin embargo, en otros casos, daba la impresión de que hacían las cosas básicamente por cumplir, como ocurrió con el Colt CJ0. Por ejemplo, esta generación, la octava, solo se ofreció en Europa con carrocería de tres puertas, lo que limitó mucho su alcance en el mercado. Además, esa carrocería de tres puertas tenía un maletero de 240 litros, que para su longitud –3,88 metros– se quedaba un poco pequeño, pero poco, pues un SEAT Ibiza 6K –3,85 metros de largo– tenía una capacidad de 270 litros.
Otros de los puntos que se criticaron en su día, al menos así lo dejó escrito Raúl Roncero en una prueba para Coche actual, era que las suspensiones eran demasiado blandas y la monta de neumáticos, unos Michelin Energy XGreen en llantas de 13 pulgadas y perfil 70, condicionada demasiado su comportamiento en carretera. Lo más llamativo es que critica también que los plásticos del habitáculo son de una calidad mejorable, mientras que revistas como Autobild, en su versión alemana, elogian la calidad general del modelo y su robustez. Lo que sí está claro, es que su diseño era un poco soso y como todo coche nipón de los años 90, tenía un interior confeccionado con plásticos duros en diferentes tonalidades.
Allá por los 90, los japoneses no se arriesgaban demasiado con sus diseños que, además, no podían negar su origen nipón, como ocurría con el Mitsubishi Colt CJ0
De todas formas, en aquellos años empezaban a escasear los coches como el Mitsubishi Colt 1.3 16v GLX, un coche muy sencillo, con un equipamiento justo –en algunas cosas, demasiado justo; faltaban elementos como el ABS… –, un peso de apenas 1.000 kilos y un motorcito que, sin ser especialmente potente, era lo suficientemente solvente para mover el coche con algo más que dignidad.
Hablamos de un cuatro cilindros con distribución monoárbol, pero con 16 válvulas, que con 1.299 centímetros cúbicos, rendía 82 CV a 5.000 revoluciones y 120 Nm de par a 4.000 revoluciones. El cambio era manual de cinco relaciones, con unos desarrollos que le permitían alcanzar los 170 km/h y ponerse a 100 km/h desde parado en algo más de 12 segundos, así como completar los 400 metros desde parado en 18,6 segundos.
No era, por tanto, un velocista, era un coche sencillo que buscaba, simplemente, ofrecer versatilidad, de hecho, sus consumos se podían considerar buenos, ya que anunciaba 6,5 litros de media y según la mencionada prueba de la revista Coche actual, el consumo real era de 6,9 litros y según los datos registrados, la autonomía del Mitsubishi Colt 1.3 16v GLX era de nada menos que 724 kilómetros gracias a su depósito de 50 litros.
En cuanto al precio, 1.775.000 pesetas –10.884 euros sin IPC, unos 20.322 euros con el IPC añadido–, le ponían en una situación un poco comprometida. Sus rivales no eran mucho más caros y por lo general, estaban mejor equipados. El Colt 1.3 16v GLX ni siquiera tenía aire acondicionado o ABS…
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS