Cuando se trata de producciones restomod, lo más atractivo de revisar son las cabinas. Cuánto hay de aspecto original, cuánto de equipamiento con tecnología actual. El balance es, diría, la esencia de estas elaboraciones tan pasionales. Desde que abrió sus puertas, la vida de la casa Frontline transcurrió de la mano de MG. Todo por la sana inquietud de su fundador por mejorar su coche de carreras. Tim Fenna y su MGB. La primera señal hacia el éxito: la necesidad de mejorar la transmisión. Reemplazó así la caja de cambios original por una de Toyota. De los pedidos que no tardaron en llegar debido a la repercusión positiva de tal experimento es que nació la firma. Un MG significaba un deportivo ideal para ir por más, para elevar la vara de los propios vehículos de serie de la marca británica.
De la caja de cambios a una evolución más integral. El destino de Frontline, que ya estaba consolidada como proveedora de piezas de alto rendimiento, estaría en los restomods sobre la base de los MGB, en modernizarlos y hacerlos mejores coches en términos mecánicos, aunque también echando mano a la carrocería y el interior. “Este es el coche que siempre quisimos construir”, fue lo que recibieron de Don Hayter, ingeniero en jefe del MGB original. Vaya bendición. Es que, de haber sido el clásico un deportivo con las cualidades de desempeño propias de los MG Frontline –conocidos por llevar motores Mazda de cuatro cilindros con potencias de 238 y 285 caballos, y el V8 tomado de Rover de hasta 375 CV con su más reciente lanzamiento–, hoy su historia de competición sería otra.
Pocas semanas atrás, en la Semana del Automóvil de Monterey, lo nuevo de Frontline se dejó ver por el público de la costa oeste americana. El flamante LE60 trae consigo una aceleración digna de un superdeportivo, pero su 0 a 100 en 3,5 segundos no lo es todo. Es notable el acabado interior que presenta. No es de sorprender si se mira para atrás, pues este nuevo coupé de la casa nos da la pauta de un trabajo artesanal que Fenna y equipo han ido perfeccionando desde los inicios de su servicio de personalización. El LE60 es, junto a los LE50 y Abingdon –los conocidos Factory Edition, los primeros restomods cien por ciento de la casa–, carta de presentación de Frontline, la máxima expresión de un taller que también nos ha dejado variedad de unidades MGB intervenidas a medida y a demanda de sus clientes especiales. El denominado Lobo con piel de cordero restaurado en 2013, un MG blanco con especificación LE50, es mi favorito de la edición Bespoke.
Pero me detengo en la saga definitiva de Frontline, presto suma atención a los acabados a mano de los interiores y compruebo que realmente es una maravilla. El LE50, una edición limitada a 50 unidades, fue la primera obra maestra de la firma. “Concebido para ser la evolución definitiva del clásico MGB GT”, define. Seduce su Mazda MX5 de 238 CV, pero también su habitáculo refinado, impecable y bien deportivo que incluye asientos tipo butaca de alto rendimiento, cuero con costuras rojas en contraste, Alcántara en el tablero y el característico volante clásico Moto-Lita como exponente más visual de su esencia retro.
Con el Frontline Abingdon, el cuatro cilindros pasó de 2.0 a 2.5 litros y la potencia se fue a 285 CV. Este incremento y el hecho de ser la versión a cielo abierto del LE50, llevó a Fenna y compañía a reforzar la parte baja. Este roadster es todo cuero interior, incluyendo el revestimiento del salpicadero. Las costuras rojas brillan por su ausencia y, como principal novedad, parte de los instrumentos digitalizados, como es el caso del odómetro. Con su moderno volante y su aspecto de corredor innato, que las apariencias no engañen: este Frontline ofrece ingeniería de alto desempeño, pero, ante todo, un manejo especialmente desarrollado para disfrutar de los viajes por carretera.
Del Abingdon al LE60, que nos revela un interior que poco tiene que ver con los mencionados antecesores. Verlo es darse cuenta de que se trata del restomod de Frontline definitivo, pues al equipamiento más avanzado de nuestra época lo combina con un estilo decididamente retro, quizás el más retro de las tres entregas de la Factory Edition. Acabados en madera fina, minimalismo en su salpicadero de aluminio pintado, la Alcántara una vez más presente, un cuero de estilo propio de tiempos pasados al igual que el volante, un pomo de palanca que reinterpreta al del Porsche Carrera GT… El LE60 es, sin lugar a dudas, la gran evolución del trabajo artesanal de Frontline.
Redaccion
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