El Nissan Terrano II 2.7 TDI Luxury procede de una época lejana, aunque pueda parecer que fue ayer mismo. Una época en la que todavía había lugar para los todoterreno “de verdad”, nada de “todocaminos” o coches con aspecto pseudo campero que no quieren ver un camino de tierra ni en foto. De hecho, el Terrano II 2.7 TDI apareció en un momento clave, en pleno auge de los todoterreno con motor turbodiésel.
Hace un buen puñado de años, ya se podía vislumbrar lo que acabaría por pasar entre los todoterreno. Eran coches que la gente se compraba por mera imagen –coche grande, caro, imponente en carretera… –, por la sensación de seguridad que tenían quienes se ponían al volante y porque las variantes con chasis largo, dado su tamaño, podían hacer de coche familiar a las mil maravillas.
Coches como el Nissan Terrano II 2.7 TDI tenían un éxito notable, a pesar de ser coches bastante caros. De hecho, el mismo Terrano II 2.7 TDI Luxury en carrocería de tres puertas, costaba 4.598.000 pesetas a finales de los 90, 27.635 euros, unos 48.720 euros si añadimos el IPC. Puede parecer un precio interesante, casi en la media del segmento SUV medio con motores híbridos de cierto caballaje, lo que no ocurría con el Terrano II con el motor turbodiésel de 2,7 litros.
Aunque el Terrano II es un modelo muy apreciado y recordado por los fans del todoterreno, tenía un hermano gemelo: el Ford Maverick. Ambos coches fueron el resultado de un desarrollo conjunto entre Ford y Nissan
El motor del Terrano 2.7 TDI era un cuatro cilindros de 2.664 centímetros cúbicos, culata de dos válvulas por cilindro y un árbol de levas, que gracias al turbo y al intercooler, rendía 125 a 3.600 revoluciones y 28,5 mkg a 2.000 revoluciones. No era precisamente un motor potente, aunque sí podíamos considerarlo como poderoso al generar casi 280 Nm a un régimen tan bajo. Además, pesaba 1.630 kilos en orden de marcha y no era porque su equipamiento fuera especialmente nutrido, aunque para la época no era malo.
La lista de sistemas que tenía este conocido todoterreno nipón enumeraba cosas como el ABS, el airbag de conductor y acompañante –los laterales no estaban disponibles ni como opción–, climatizador, cierre centralizado, elevalunas eléctricos… Es evidente que se trata de un coche de otro tiempo y que el peso venía de otra parte, que no era otra cosa que su chasis.
El Nissan Terrano II 2.7 TDI Luxury era un todoterreno “de toda la vida”, basado en un chasis de largueros y travesaños de acero, muy pesado pero muy robusto, el cual, tenía la carrocería atornillada. No obstante, las suspensiones eran algo más avanzadas que las típicas de estos coches y en el eje delantero montaba un sistema independiente de doble barra de torsión y barra estabilizadora, mientras que en el eje trasero apostaba por un conjunto de cinco brazos y barra estabilizadora. Y no había ballestas, sino muelles helicoidales y amortiguadores telescópicos.
La verdad es que el Nissan Terrano II 2.7 TDI era un coche que tuvo mucho éxito, tal y como pasó con su antecesor, el Nissan Patrol, sobre todo tras el restyling que sufrió el coche allá por finales de los 90. El motor de 125 CV fue uno de los más solicitados, básicamente porque era el más barato entre los diésel, y por lo general, aunque parecía poca potencia, las prestaciones eran bastante dignas, como bien constatan las revista de la época.
El funcionamiento del propulsor era, según declaraciones de, por ejemplo, la revista Auto Hebdo Sport, bastante agradable a partir de las 1.700 revoluciones y desde ahí hasta casi 4.000 revoluciones, entregaba la potencia con cierta contundencia. No en balde, había 280 Nm disponibles desde 2.000 revoluciones. La mencionada revista registró velocidades de 160 km/h de marcador con unos consumos de alrededor de 10 litros en un uso mixto, una cifra que no está nada mal para su peso, la superficie frontal y para el cubicaje del motor.
Con 210 milímetros de altura libre al suelo, unas suspensiones pensadas para que nada fuera impedimento para avanzar –que en la práctica no eran tales– y unos neumáticos muy enfocados al off road, es evidente que las curvas no eran su terreno favorito. No obstante, si se afrontaban las cosas con lógica y coherencia, el Nissan Terrano II 2.7 TDI era un coche que podía llevarte al fin del mundo.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".Y nos queda un detalle importante, estaba fabricado en la fabrica de Nissan de Zona Franca lamentablemente desaparecida, que estos días es noticia al estar siendo traspasada para el montaje de otras marcas nuevas.
Un todoterreno auténtico y con las suficientes cualidades como para servir también de rutero; muy apreciable aún hoy en día