Dodge Challenger T/A o el inicio del mito. Hay modelos que lo tuvieron todo para perdurar en el tiempo, aunque su producción se fuese paralizando poco a poco. Esto es lo que sucedió con este deportivo que lo tuvo todo para triunfar por sus grandes prestaciones en el mundo de la competición. Desde entonces, su rugido característico ha estado presente, ese ronroneo sutil y atractivo ha estado perdurando hasta la actualidad, aunque su etapa de esplendor realmente fueron los cuatro primeros años de existencia.
Concebido como uno de los pony cars del momento, su comercialización empezó en 1970, siendo uno de los más tardíos en aterrizar, pero que más cariño y aceptación por parte del público tuvo. Y eso es algo que costó de asimilar, especialmente si se tiene en consideración que era una pequeña derivación del Plymouth Barracuda, el primer pony car de la historia. En esos seis años cambiaron algunos aspectos, pero lo que era más que evidente es que la plataforma original, la E-Body, siguió intacta, aunque se estiró unas dos pulgadas en el caso del Challenger.
En Dodge se propusieron dar un paso al frente, y lo hicieron jugando la baza de la motorización, algo que estuvo desde el inicio presente para imponerse al histórico Ford Mustang, llegando a proponer hasta 9 motorizaciones distintas. Todo iba desde los 145 CV del motor más simple a los 425 CV del más potente, que era un HEMI V8 426. Con ello, se puso a la altura de sus principales rivales e incluso, llegó a superarles con uno de los modelos más prestacionales que se recuerda en un momento en el que la industria de la automoción seguía arriesgando en su evolución.
En el caso del modelo que hoy nos toca hablar, el Dodge Challenger T/A (Trans Am), donde compitió desde 1970 en la categoría SCCA, nos encontramos con un coche que fue cambiando estéticamente, aunque no fue hasta el 1974 cuando cambió su percepción de la seguridad activa, implementando un sistema único que bloqueaba el coche en caso de que el conductor no tuviera el cinturón puesto. Eso sí el bajo interés del mercado hizo que su volumen de producción fuese decayendo y al mismo tiempo, los motores disponibles de este muscle cars que fue realmente el mayor perjudicado en un momento en el que se buscaban modelos eficientes.
Este modelo, tenía un motor V8 340, el cual fue modificado específicamente para llegar a entregar los 290 CV que se declaraba en la ficha, aunque realmente entregaba unos 30 CV más. Conocido internamente como el 340 Six-Pack, por los tres carburadores de doble cuerpo que equipaba sobre la toma de aire Edelbrock, no llegó a conseguir ninguna victoria, pero su regularidad hizo que se terminase de consolidar como la cuarta mejor opción de la parrilla. Del concesionario a la pista, así fue esa historia de amor por la competición que sigue perdurando hoy en día.
Con una cubierta corta y un capó extremadamente alargado, conseguía que este modelo, que fue concebido inicialmente como un utilitario más, tuviera ese aspecto deportivo que se buscaba y la maniobrabilidad necesaria. De los 4.000 dólares de la época que costó este coche, hicieron realmente una mina de oro, de esas que siguen en la actualidad. Su estética sin precedentes y un rendimiento muy singular, ha permitido que este coche deportivo sea uno de los más queridos por parte de los aficionados.
Alejandro Delgado
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