Si se tuviese que hacer un ranking mundial de coches modificados hasta la saciedad, seguro que unos cuantos Volkswagen estarían entre los diez primeros. Este Golf de segunda generación tiene 1.360 CV, por lo que no es uno más, es el Volkswagen Golf más rápido del mundo. Desde el escarabajo con kits para aumentar su cilindrada, modernizarlo, incluso agregar un turbo a la receta, los Volkswagen siempre han sido modificados en su mayor o menor medida por sus propietarios.
Una de las razones es su fiabilidad, demostrando que aun con el doble de potencia seguían sobreviviendo, y otra es el amplio mercado de piezas disponibles de cara a mejorar su rendimiento o estética sin necesidad de adaptación. En este caso nos encontramos ante un Golf de segunda generación altamente modificado, tanto es así, que es capaz de realizar el cuarto de milla en 7,9 segundos, alcanzando en dicha maniobra los 296 km/h. Esto es así gracias a su potencia, 1.360 CV, y a su tracción a las cuatro ruedas, ya que su aerodinámica más cercana a un armario de IKEA que a un coche no ayuda en absoluto.
Para poner las cosas en perspectiva, un Golf R nuevo necesita unos 12,5 segundos y un Bugatti Chiron lo hará en 9,6 segundos. Un Rimac Nevera puede bajar un segundo al tiempo del Bugatti dejándolo en 8,6 segundos, pero seguirá sin ser suficiente para ganar al vetusto Golf que salió de fábrica hace tres décadas, mínimo. Para tal hazaña se confió en el indestructible VR6 de un Golf R32, pero instalado longitudinalmente. Esto ya sería ilegal en nuestro país si vamos a querer circular con él por la calle, aunque este tipo de vehículos en absoluto están pensados para ello.
Obviamente, el chasis está lejos de ser el de un Golf, el motor se asienta sobre un chasis tubular hecho bajo la normativa pertinente para el tipo de carreras que disputa, y para pasar de los 241 CV a los casi 1.400 CV todo empieza con la ayuda de un turbo Garrett GTX5020R. A esto le acompañan pistones fabricados por DP Parts, bielas más resistentes construidas por Pauter, y una instalación de combustible diseñada a medida por el fabricante Injector Dynamics.
El combustible está compuesto por un 60% de gasolina y un 40% de etanol, y para transferir la potencia al suelo cuenta con llantas Hoosier de 9×15 delante y 10,5×15 detrás, calzadas con neumáticos de 28 pulgadas de diámetro. Eso hace prácticamente, respecto al diámetro, la misma cantidad de goma que de llanta, y en conjunto hace en total una altura de 71 centímetros desde el asfalto al punto más alto de cada neumático. Neumáticos que, por cierto, son de lo más pegajoso posible para adherirse al suelo y permitir que este Golf salga catapultado en cada lanzada.
Está claro que este Golf es una salvajada, pero nos permite hacernos una idea de la dureza del VR6 preparado con las piezas adecuadas, y, quien sabe, quizá de aquí nazca la idea para algún lector de preparar su VR6. Mientras tanto, os dejo con un video del coche en acción.
Francisco Javier Rodriguez
En la época en la que pasaba el día dibujando coches, alguien me preguntó: ¿pero a ti te gusta más la mecánica o la carrocería de los coches? Esa misma semana leí el Manual del Automóvil de Arias Paz. Tenía 14 años, esa simple pregunta es la razón por la que estoy aquí, desde entonces no he parado de aprender sobre lo que se convirtió en mi pasión.COMENTARIOS