Se dice, por lo general, que fue BMW la marca que puso que creó tendencia y, por lo tanto, réplica de otros fabricantes, en el segmento de los SUV premium. Y quizá tengan razón, pues el BMW X5 e53 fue un coche muy influyente en segmento. Sin embargo, Mercedes ya estaba presente desde hacía tiempo con un coche de concepto similar, aunque sí es cierto que los argumentos del modelo de Mercedes, mantenían algunos argumentos todoterreno presentes. Hablamos, evidentemente, del Mercedes Clase M, que se puso en circulación en 1997.
Hay algo que muchas veces se pasa por alto, pero en realidad, fue Mercedes quien acuñó la definición de Sport Utility Vehicle, o al menos la marca que lo provocó cuando presentó el concept car que prefiguraba la llegada del Clase M, el Mercedes AAVIsion, que se anunciaba en su momento –en 1996– como “el vehículo para todas las actividades”. Un caso interesante que, con el enorme éxito de los SUV, quizá sea interesante analizar y estudiar. Pero no será ahora, en esta ocasión nos vamos a ir hasta el año 1999 para conocer el que fue el primer SUV de altas prestaciones del mercado.
Efectivamente, si estamos hablando del Mercedes ML, el primer SUV de altas prestaciones forma parte de la gama del Mercedes ML, como es lógico. La presentación del BMW X5 e53 no fue más que la réplica de la firma de Munich al lanzamiento del SUV de la estrella, al igual que ocurrió con el lanzamiento del BMW X5 4.6is, que no fue más que la réplica a la aparición del Mercedes ML55 AMG, el que fue realmente el primer SUV de altas prestaciones que se lanzó al mercado.
La presencia del Mercedes ML55 AMG también sirvió para impulsar a AMG, que llegó a vender más de 11.000 unidades durante el tiempo que estuvo en el mercado, al mismo tiempo que abría la puerta a más versiones. Fue un modelo bastante importante, ya que Mercedes había comprado en 1999 el 51% de AMG y con el ML55 AMG se confirmó que la asociación sería un éxito. No obstante, no conviene olvidar que venían de vender más de 5.000 unidades del primer Mercedes AMG “oficial”, el Mercedes C36 AMG.
El ML55 AMG apareció precisamente en 1999 y escondía bajo el capó un motor que acabó siendo la seña de identidad de los Mercedes AMG durante bastante tiempo, un bloque V8 de 5.439 centímetros cúbicos, capaz de rendir 347 CV a 5.500 revoluciones y 510 Nm entre 2.800 y 4.500 revoluciones. Suponía más potencia y par que el BMW X5 4.6is, pero no por ello era más rápido, logrando un 0 a 100 km/h en 6,8 segundos y una velocidad punta de 235 km/h.
Como era normal en aquellos años en la marca, el Mercedes ML55 AMG era más un coche de lujo que un coche de altas prestaciones. Sí, tenía mucha potencia –muchísima a comienzos en aquellos años– y una fuerza descomunal con sus más de 500 Nm de par, pero todo estaba centrado en ofrecer confort, refinamiento y confort. Era un motor que ofrecía potencia, pero con suavidad y con fuerza, nada de talante radicalmente deportivo, era una deportividad, que solo se nos ocurre definir como “muy AMG”, pero AMG en sus primeros años con Mercedes, claro.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS