Una de las grandes diferencias entre el automovilismo europeo y el americano radica en los cubicajes. Mientras que en Europa éstos empezaron a reducirse desde los años treinta con la puesta en escena de Vittorio Jano y su diseño del Alfa Romeo P3 de dos litros, al otro lado del Atlántico no pensaron para nada en rebajarlos. De hecho, lejos de ello hicieron de los grandes motores con insaciable apetito por la gasolina una de sus señas de identidad. Así las cosas, no es de extrañar que el mayor de entre todos los motores fabricados por Ferrari fuera el que equipase al Ferrari 712 CamAm. Un modelo destinado a esta competición que tuvo desde 1966 hasta 1974 sus años más canónicos, siendo escenario para muchos de los vehículos más excesivos de todos los tiempos.
Para empezar, resulta imposible no recordar al Porsche 917/30. La evolución más potenciada del mítico modelo de Le Mans, alcanzado aquí más de 1.500 CV y casi 400 km / hora de velocidad punta. Todo ello gracias a la acción de unos turbo que aún tardarían años en llegar a la F1 aunque aquí alimentaban a verdaderas proezas mecánicas amparadas en el reglamento del Grupo 7. Una categoría establecida por la FIA en la que todo estaba definido por lo experimental, otorgando a los fabricantes libertad casi total a la hora de potenciar los vehículos hasta límites inimaginables en el Campeonato Mundial de Resistencia, los rallyes o la F1 del momento.
De esta manera, si Ferrari quería sobresalir en la CanAm debía ponerse a la altura. Y eso no sólo se haría con la fina aerodinámica y calidad mecánica del P4 de 1967. En absoluto. Mientras eso servía para conquistar el histórico triplete de las 24 Horas de Daytona – una de las imágenes más fijadas en la mente de cualquier ferrarista – , la CanAm requería de potencia bruta para enfrentarse a máquinas capaces de atemorizar al piloto más experimentado como el McLaren M8 o el Lola T70. Ambos motorizados por Chevrolet. La cual jugaba en casa defendiéndose de posibles amenazas europeas. En este contexto apareció en 1971 el Ferrari 712 CanAm con 6,8 litros de cilindrada y 680 CV para 826 kilos.
Llegar a la CanAm exigió a Ferrari hacer un nuevo motor con gran cilindrada para poder tener par desde bajas vueltas en los tortuosos trazados de la categoría
Ferrari 712 CanAm, uno de los modelos de competición más agresivos de la marca
Imaginarse al volante de uno de los coches de la primera época de la CanAm pone los pelos de punta. Con relaciones peso / potencia donde en ocasiones la cifra de caballos supera a la de kilos, estos vehículos apenas contaban en su desarrollo con más requisito que el tener dos plazas como cualquier otro sport prototipo del momento. De esta manera, para triunfar en la categoría había que reunir casi las mismas cualidades necesarias para triunfar en Le Mans añadiendo una gran dosis de potencia bruta y buen par desde bajas vueltas.
Al fin y al cabo, una de las características de los circuitos de la CanAm fue lo tortuoso de sus trazados. Revirados, con curvas muy cerradas y rectas no muy largas éstos exigían a los motores una gran entrega de potencia desde muy bajas vueltas, ya que muchas veces el vehículo debía casi detenerse para trazar un ángulo muy cerrado mientras que inmediatamente se le abría una recta donde acelerar y poder ganar tiempo. Todo ello muy diferente a circuitos como Le Mans o Spa, donde los sport prototipos podían entregar el par en vueltas altas ya que lo dominante eran las largas rectas y las curvas de trazada amplia.
Obviamente, con el motor de los 512 Ferrari no podía competir aquí con garantías. Por ello, desarrolló un motor completamente nuevo con 12 cilindros a 60º montado de forma trasera longitudinal sobre el bastidor de un 512 modificado. En lo referente a la carrocería, ésta contó con el típico diseño de los modelos de la CanAm. Priorizando una trasera en alza para aportar la debida carga aerodinámica a fin de mejorar la tracción.
La espectacular potencia de sus competidores impidió que el 712 ganase alguna carrera de la CanAm, siendo su mejor clasificación un cuarto puesto con Mario Andretti a los mandos
Tras experimentar ampliamente con el modelo, los de Maranello estrenaron su Ferrari 512 CanAm en una carrera celebrada en Imola con Arturo Merzario al volante ganando sin paliativos. No obstante, el definitivo debut en la CanAm se hizo más complejo. Aquí el piloto responsable fue el siempre carismático Mario Andretti, firmando como mejor resultado un cuarto puesto en el circuito de Watkins Glen. No obstante, cuando uno ve las prestaciones de sus competidores no puede más que alabar este puesto. Más aún cuando, en verdad, el triplete de los P4 en Daytona ya había significado un equilibrio suficiente tras el embate de Ford a Ferrari en Le Mans. Para los de Maranello la aventura americana no tenía que ir más lejos. Su objetivo era la F1 y el desarrollo del monoplaza 312.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS