Se ha confirmado aquello que se presuponía hace unos meses. 2020 ha sido el primer año natural en el que Tesla ha arrojado beneficios. En concreto, 721 millones de dólares que se ha embolsado la empresa californiana en plena crisis mundial por el coronavirus, lo que le da aún más mérito a estas buenas cifras de la compañía. La compañía no había arrojado beneficios a año completo desde su fundación, en 2003.
Por otra parte, no han llegado a alcanzar el medio millón de unidades entregadas en estos últimos 12 meses, pero se han quedado muy cerca, a tan solo 450 vehículos de llegar a esa cifra que se habían fijado como objetivo. Todo esto ha contribuido a que Tesla entrara a formar parte del índice S&P 500, uno de los más importantes de la bolsa estadounidense.
Porque las acciones de Tesla siguen creciendo a un ritmo altísimo. Desde la última vez que hablamos de este tema casi han llegado a duplicar su valor, manteniéndose por encima de los 860 dólares por acción. Esto, teniendo en cuenta que la empresa ya realizó un split el pasado año, hace que Tesla sea, ahora mismo, una empresa más valiosa -según el mercado- que los 12 fabricantes de automóviles más grandes a nivel mundial juntos.
¿Realmente merece Tesla esa valoración, con unas ventas de casi 500.000 coches al año?
Sin duda alguna, el precio es exagerado si se tiene en cuenta cuál es el presente de la compañía. Se ha confirmado, observando las cuentas de la empresa de Elon Musk, que estos beneficios que han logrado en 2020 no son gracias a la venta de automóviles. Se deben, principalmente, a la venta de créditos regulatorios de emisiones a otros fabricantes, que evitan así fuertes multas por parte de algunas administraciones estatales de Estados Unidos y la Unión Europea.
Como Tesla fabrica coches de emisiones 0, los créditos de emisiones los puede vender al mejor postor
Por este concepto, Tesla ingresó 1.580 millones de dólares, lo que significa una cantidad mayor que el beneficio que han presentado a sus accionistas. Este negocio, como es lógico, tiene los días contados, a medida que los demás fabricantes de automóviles van lanzando modelos de emisiones cero, que rebajan así el nivel de emisiones global de su gama automovilística.
Es cierto que Tesla, como vimos hace unos meses, tiene más vías de negocio abiertas, siendo una de las más destacadas su sistema de conducción autónoma. Pero, a corto plazo, su mejor baza para obtener beneficios sigue siendo la venta de automóviles. Para ello, deberá evitar problemas como el que sufren sus Model S y Model X con las pantallas táctiles, que fallan por desgaste de sus memorias de almacenamiento eMMC NAND Flash, comprometiendo sistemas vitales del vehículo.
La empresa californiana se ha visto finalmente obligada a llamar a más de 130.000 de estos vehículos -solo en EEUU- para que sean revisados y evitar cualquier tipo de error en sus pantallas táctiles. Esto supone llamar a prácticamente todas las unidades que podrían verse afectadas por este problema, unas 160.000 en Estados Unidos, pero se libran las que tienen actualizaciones.
Como vemos, hay luces y sombras en el presente de Tesla. Lo que no varía es la confianza de los inversores en que aguarda un futuro brillante para la compañía californiana. Sin embargo, los expertos se encuentran divididos. Algunos creen firmemente que estamos ante una enorme burbuja, lista para estallar en cualquier momento. Otros consideran que ha tenido un sólido crecimiento y su valoración se ajusta a unas expectativas realistas.
En el primer grupo encontramos voces autorizadas como la de Ryan Brinkman, analista de JP Morgan. Considera que las acciones de Tesla están ampliamente sobrevaloradas, y que hay un fervor especulativo que está empujándolas a continuar ascendiendo, y recomendó vender los títulos a aquellos que tengan participaciones en la compañía.
Otros van más allá, como es el caso del redactor de The Telegraph Robin Pagnamenta. Para él, existen similitudes entre el auge que estamos viviendo en los últimos años de las compañías tecnológicas, entre las que se encuentra Tesla, y lo ocurrido con la burbuja de las puntocom a principios de este siglo, donde unas expectativas desmesuradas acabaron por provocar la quiebra de miles de estas empresas.
En el segundo grupo encontramos a otros analistas bursátiles como Alexander Potter. En su opinión, Tesla aún debe crecer más, y alcanzará los 1.200 dólares por acción, ya que “los sectores a los que se dirige Tesla siguen adoptando modelos de negocio obsoletos, y puede que pasen décadas antes de que esta empresa se quede sin nuevas oportunidades que perseguir”.
En ese análisis no parecen tenerse en cuenta las decenas de miles de millones de euros que están invirtiendo los gigantes automovilísticos como Volkswagen, Toyota, Renault Nissan Mitsubishi o Stellantis para inundar el mercado de coches eléctricos antes de que termine la presente década. Empresas con más experiencia en fabricar de forma masiva y con capacidad de fabricar de forma masiva.
Si Tesla acaba 2021 con buen pie, podría fabricar hasta 1,5 millones de coches al año entre las fábricas de California, Alemania (en construcción) y China. Toyota, Volkswagen y la Alianza Renault Nissan Mitsubishi están más cerca de la cota de 9-10 millones
No todo es blanco o negro, hay muchos grises. Aquí podría encajar la postura de Fernando Díaz Villanueva. El periodista analizó en su podcast “La ContraCrónica” la subida de Tesla en Bolsa. Sin afirmar con rotundidad que estábamos ante una burbuja, sí que sembró ciertas dudas razonables sobre el supuesto liderazgo que debería mantener Tesla en los sectores en los que toma parte de cara al futuro.
Es innegable la influencia de todo el hype que rodea a Tesla. Para muestra, un botón. Ayer se supo que Tesla había adquirido 1.500 millones de dólares en bitcoins en enero, una criptodivisa que no está respaldada por nada material. La cotización del BTC frente al dólar y el euro se disparó. Con los brazos cruzados, ya han ganado cientos de millones de dólares. El Bitcoin está en máximos históricos, dejando muy atrás su subidón en 2017.
Volkswagen AG nos adelantó que su beneficio operativo antes de descontar “eventos especiales” (costes derivados del “Dieselgate” y multas por pasarse de CO2, básicamente) fue de 10.000 millones de euros. Cantidad similar proyecta ganar Toyota cuando termine su año fiscal en marzo de 2021, fabricante que adelantó a Volkswagen como el que más vehículos fabricó en 2020.
A diferencia de Tesla, Volkswagen y Toyota sí ganan dinero con su negocio de vender coches, por mucho que sea un “modelo de negocio obsoleto” y la amplia mayoría sean de combustión interna. Las cosas pueden cambiar muchísimo en solo un lustro, y más de uno puede llevarse un disgusto con la bolsa por esa y otras razones. Pero más preocupante es todo lo que puede arrastrar Tesla si cayese, como fondos de inversión muy grandes, lo mismo que pasa cuando un río se desborda, que arrasa con todo lo que pilla.
Luis Martínez
Cuando era un niño, no podía pasar una semana sin el nuevo número de mi revista de coches favorita. De adolescente, descubrí que me apasionaba escribir, divulgar y comunicar ideas. Ahora me encuentro dando mis primeros pasos en la profesión que me apasiona de la mano de la afición que ocupó buena parte de mi infancia, toda una suerte que demuestra las vueltas que puede dar la vida.COMENTARIOS