El Morgan Supersport es la demostración de que todavía hoy, en una época dominada por diseños recargados y abarrotados de líneas de tensión, de firmas lumínicas complejas, por composiciones que son un batiburrillo de curvas, rectas y ángulos, todavía hoy, hay lugar para el arte, para el equilibrio, para el gusto por lo estético. En una era donde el coche más deseado es un SUV sin emoción o personalidad alguna, todavía hay lugar para coches absolutamente pasionales y desbordantes de personalidad. Pero solo un fabricante se atreve a crearlos.
Nos dirigimos hacia un futuro insulso, hacia la eliminación total de la pasión por las cosas, hacia la desaparición de la lealtad a uno mismo y al pasado que nos ha llevado a ser quienes somos. Viajamos hacia el automóvil que no es un automóvil, hacia el coche que dará más importancia al contenido en software que al contenido técnico. Seremos testigos de uno de los cambios más radicales jamás vivido por el automóvil y veremos como nace el coche computerizado, aséptico. Conducir será como poner un vaso con leche a calentar en el microondas; algo totalmente falto de pasión.
La cocina puede ser un buen ejemplo para ilustrar lo que ocurre con el automóvil. Puedes ir a un supermercado y comprar un plato precocinado de, por ejemplo, callos a la madrileña –existe, no es inventado–, calentarlo en el microondas y, sí, obtener un resultado decente y una comida con cierto sabor. O bien, puedes darte “la currada”, comprar todos los ingredientes por separado y cocinar el plano como lo hacía tu abuela, para después obtener un resultado de primer nivel con un sabor espectacular. Y además, puedes hacerlo con materiales actuales –sartenes modernas y antiadherentes, vitrocerámica de última generación, un extractor de humos de diseño “ultrafashion”… – y con una materia prima obtenida con soluciones eficientes y más eficaces que antaño.
El coche eléctrico, con mil gadgets electrónicos, es el plato precocinado, y el Morgan Supersport es el plato tradicional, realizado con soluciones modernas. Así de sencillo. Es el sabor más añejo, combinado con la mayor modernidad, sin que ello suponga perder la esencia, la personalidad y la lealtad a uno mismo. Morgan es el ejemplo que muchos deberían imitar y que, por desgracia, solo unos pocos podrán comprar, básicamente, porque su precio supera las 100.000 libras. Y es ahí donde radica parte del motivo de que Morgan sea el único fabricante que se permita el lujo de seguir siendo fiel a sí mismos: el precio.

No hay nada igual en el mercado; ni lo habrá
Vale, es posible que nos hayamos dejado llevar un poco, ¿o quizá no? Cada uno vive este mundillo de una forma distinta, pero en general, no serán pocos los que estén de acuerdo con todo lo dicho anteriormente. Falta pasión en muchas ocasiones y el nuevo Morgan Supersport es, precisamente, lo hacía falta en una industria que se ha vuelto un poco monótona. Incluso da la impresión que los diseñadores han perdido la inspiración.
Morgan siempre ha sido un fabricante especial, ha seguido su propio camino sin importar tendencias o cambios de normativa. ¿Ya no puedo usar el V8 de BMW y tengo que comprar otro? Vale, no es problema, así lo haremos. Y así lo hicieron, sin que ello supusiera perder esencia, principalmente, porque la esencia de Morgan está en el planteamiento, en el diseño y en como convierten sus proyectos en realidad. Solo hay que ver el diseño de los últimos lanzamientos, el Morgan Midsummer y el nuevo Morgan Supersport. ¿Qué otro fabricante sería capaz de hacer algo así?
La tradición en Morgan es inquebrantable, pero con el Supersport han dado un enorme salto adelante, más incluso que con el Aero 8, que llevó el característico diseño clásico de la marca al extremo. Para la ocasión no se ha llegado tan lejos, pero se nota claramente que hay una evolución, que hay una adaptación a nuevos tiempos y nuevas necesidades, es la combinación de los clásico con lo moderno sin que nada resulte fuera de lugar. ¿No te gusta? Entendible, para mucha gente lo clásico debería ser siempre eso, clásico, y para otras tantas personas, el diseño clásico es “viejo” y poco atrayente, incluso hay quien piensa que el diseño de este coche es vulgar y hasta de mal gusto –una visita a los diferentes foros de habla española es suficiente para encontrar cosas así–. No obstante, lo que no se puede negar es que el Supersport británico tiene clase, tiene personalidad y tiene presencia.
Toda la carrocería del Supersport es nueva, toda, cuyos paneles se fabrican, por supuesto, con aluminio moldeado a mano sobre un marco de madera de fresno, que a su vez, se monta sobre un chasis de aluminio. Además, por primera vez en un Morgan, el Superport tiene maletero trasero, con una portezuela para su acceso desde el exterior y para colmo, el hard top –techo duro– se fabrica con fibra de carbono que añade rigidez estructural cuando está montado. Otro cambio que, quizá, no guste a los puristas, es que ahora, las ventanillas de las puertas –si es que podemos llamarlas así– son más fáciles de poner y quitar e incluyen apertura corredera. ¡¡Y no hay correas de cuero para cerrar el capó!!

Si tienes un coche tan bonito e interesante en tu garaje, sería genial usasrlo el mayor tiempo posible. Matthew Hole, CEO de Morgan Motors
Corazón alemán y modernidades como una caja de cambios con ocho relaciones
Decíamos que Morgan ha sabido evolucionar, sin que hubiera necesidad de prescindir de su esencia y del clasicismo que les ha hecho famosos, pero hay cosas que necesitan cambiarse, en ocasiones, de forma radical. Por ello, el bloque B58 de BMW, un seis cilindros de tres litros sobrealimentado, es ahora el corazón de coches como el Morgan Plus Six, y también del nuevo Morgan Supersport. De hecho, el Plus Six y el Supersport tienen más en común que su propulsor, ya que ambos emplean la misma caja de cambios –automática de ocho relaciones– y el mismo chasis.
La puesta en escena del Supersport, para ser más concretos, supone la retirada del mercado del Plus Six y por tanto, lo sitúa como el buque insignia de esta peculiar firma británica. Un buque insignia con 340 CV y casi 540 Nm de par al que, seamos sinceros, le sobra la caja de cambios automática; sencillamente, no cuadra en un coche como este y menos aún el feo selector del cambio. Eso y no su diseño es una solución de mal gusto.
Al menos queda el apartado de conducción, el cual, parece que se ha cuidado al detalle. Habrá dos suspensiones a elegir, uno con unos tarados suaves y otro con ajustes más radicales y amortiguadores Nitron ajustables manualmente. Se puede solicitar un diferencial de deslizamiento limitado y las barras estabilizadoras son de serie.
Según Matthew Hole, director general de Morgan, “el Supersport marca el comienzo de un nuevo y emocionante capítulo para Morgan: un buque insignia que refleja el espíritu y la confianza de nuestra marca actual”. También añadió que “es un coche completamente nuevo. La geometría ha cambiado radicalmente, hemos quitado las juntas universales de la cremallera de dirección para darle una sensación más directa. Todo se ha revisado a fondo, incluso ha tenido que volver a someterse a pruebas de choque”.
Todo empezó en 2022
Al parecer, el proyecto del nuevo Morgan Supersport comenzó, oficialmente, en el año 2022, aunque según cuenta el responsable de diseño de la marca, Jonathan Wills, lleva mucho más tiempo en marcha “en segundo plano”. Empezó antes que el diseño del Midsummer, pero lo ha completado poco a poco, sin prisa.
La producción comenzará de forma inminente en la sede de la marca, en Worcestershire y los precios parten de las 102.000 libras. Incluso puedes configurar tu Morgan Supersport en la web de la marca, nosotros lo hemos hecho y los precios han sido de 111.720 libras –133.030 euros, en rojo– y de 120.134 libras –143.048 euros, en negro–.
Sí, es muy caro, quizá demasiado. Aun así, pocas cosas hay como un Morgan, incluso como este Supersport, que tiene cosas como conexión para teléfonos Android Auto o Apple CarPlay, plataforma para carga inalámbrica de dispositivos móviles, un nuevo sistema especial para poder hablar por teléfono con la capota plegada…
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS