¿Más músculo y menos florituras? Así es el Mini JCW

¿Más músculo y menos florituras? Así es el Mini JCW

¿ELEC...QUÉ?


Tiempo de lectura: 6 min.

El nombre “John Cooper Works” ha sido el comodín para justificar cualquier exceso desde que BMW metió las narices en MINI. Más potencia, más ruido, más pegatinas… y más precio. Ahora que la nueva generación eléctrica empieza a meter la patita, el nuevo JCW de gasolina parece querer ir en otra dirección. Esta vez no hay pegatinas de carreras ni aditivos visuales de garrafón. Esta vez, dicen, va en serio.

Lo cierto es que, a primera vista, parece que han hecho limpieza. El nuevo Mini JCW tiene menos tonterías y más presencia. Ya no parece una pelota de golf tuneada por un adolescente, sino un coche macarra de macarra serio. No hay parrilla cromada, no hay falsas entradas de aire, y no hay de esos faros que te guiñaban el ojo como si fueran de dibujos animados. Ahora hay un paragolpes más recortado, entradas de aire que sí funcionan y un difusor trasero que no da vergüenza ajena. Si James Dean resucitase en coche, sería este Mini.

La pintura rojo cereza con el techo negro ya es marca de la casa, pero aquí queda especialmente bien. Le da un toque más agresivo, menos de fashion-week y más de paddock, y lo mejor de todo: el escape doble sigue ahí, centrado, sin complejos. No hay sonidos artificiales ni altavoces que simulen rugidos. Suena porque suena de verdad.

El verdadero cambio está en cómo se ha planteado el conjunto. MINI sabe que el próximo JCW eléctrico está a la vuelta de la esquina, así que esta versión de gasolina puede ser la última que suene de verdad, y por eso, han querido que este rugido sea más rabioso y menos histriónico.

MINI John Cooper Works (3)

Más bastidor, menos pose

Uno de los problemas que arrastraban los Mini más recientes era la sensación de que el bastidor iba por un lado, y el resto del coche por otro. Mucha potencia, mucho marketing, pero poca conexión real. Aquí, en cambio, han afinado el tema donde hacía falta: suspensiones más firmes, pero sin que rebote por la carretera, como una pelota de squash, con una dirección comunicativa, y un reparto de pesos más cercano al ideal.

Sigue siendo tracción delantera, sí, y eso significa que cuando aceleras con ganas en una curva cerrada, el volante te recuerda que hay cosas en la vida que se escapan de tu control, pero ya no es una lucha cuerpo a cuerpo, sino más bien un tira y afloja con cierta elegancia. Lo justo para que te diviertas sin parecer un piloto frustrado.

El motor, eso sí, no cambia gran cosa. Sigue siendo el 2.0 turbo de cuatro cilindros con 231 CV. No es una barbaridad para los estándares actuales, pero en un coche tan compacto, basta y sobra. Lo importante aquí no es lo que corre, sino cómo lo entrega. Empuja desde abajo, no se viene abajo en medios y sube con dignidad. No grita como un Honda VTEC ni sopla como un AMG, pero es eficaz, contundente y bastante más refinado de lo que esperas.

Si de verdad quieres ir rápido, el cambio automático de ocho marchas hace el trabajo sin que tengas que andar jugando con levas. No es el más rápido del mercado, pero tampoco da tirones ni se vuelve loco buscando la marcha ideal. Hace lo que le pides y punto. Ah, y se rumorea que podría aparecer una transmisión manual.

MINI John Cooper Works (2)

Interior: menos pijerío, más coche

La anterior generación del Mini ya flirteaba peligrosamente con lo kitsch. Demasiada luz ambiente, demasiadas pantallas, demasiados intentos de parecer moderno. Esta vez, al menos en el JCW, han metido tijera.

La pantalla central circular sigue ahí, y sí, es enorme. Una especie de tablet redonda clavada en medio del salpicadero que lo mismo te pone el navegador que la canción que estás escuchando, pero, al menos, han recuperado algo del encanto analógico con unos mandos físicos en la consola central. No todo es deslizar con el dedo.

Los asientos deportivos son una maravilla. Sujetan bien sin destrozarte las lumbares, y por una vez no te sientes encajado en un cubil con pedales. Hay espacio para las piernas, el volante ajusta en todas las direcciones y la visibilidad, aunque sigue siendo algo limitada por el diseño del parabrisas, es mejor que antes.

Atrás, como siempre, el espacio es simbólico. Si mides más de 1,70, prepárate para jugar al Tetris con tus rodillas. Pero seamos serios: nadie compra un Mini JCW para llevar adultos atrás; como mucho, una mochila y la dignidad de quien sabe lo que compra. Hablando de la trasera, el maletero también sigue siendo justito, pero es más aprovechable que antes. Al menos no hay formas raras ni plásticos que crujan como si estuvieras desmontando una estantería del IKEA.

MINI John Cooper Works (4)

¿Y esto vale la pena?

Aquí viene la parte difícil de asimilar. Porque el nuevo JCW no va a ser barato. El precio en Europa todavía no se ha confirmado del todo, pero apunta a superar los 42.000 euros sin muchos extras. Es decir, más que un Cupra León, casi lo mismo que un BMW Serie 1 bien equipado.

¿Justifica ese precio? Pues depende de lo que busques. Si quieres ir rápido de verdad, hay compactos más potentes por menos dinero. Si quieres algo exclusivo, quizá haya opciones más exóticas. Pero si lo que te gusta es conducir, sentir cada bache, cada cambio de apoyo, cada pequeño movimiento del volante… entonces el Mini JCW sigue teniendo algo especial.

No es un coche perfecto. No tiene el refinamiento de un Audi, ni la brutalidad de un AMG, pero tiene carácter y ese punto gamberro que se está perdiendo en el mercado. No intenta agradar a todo el mundo, ni falta le hace.

En los tiempos que corren, ya es mucho decir.

¿Despedida con honores?

Quizá lo más irónico de este nuevo Mini JCW es que, siendo el más maduro de todos, también puede ser el último. El futuro es eléctrico (por empeño de Bruselas), y la próxima generación del John Cooper Works ya se está cocinando en modo batería.

¿Será igual de divertido? ¿Tendrá alma? ¿O será simplemente otro aparato rápido sin emoción? Es difícil saberlo. Pero mientras tanto, aquí tenemos un coche que no pide perdón por ser lo que es, y que no oculta su carácter.

Un coche con motor, con escape, con dirección de verdad. Un coche que quiere que lo conduzcas, no que lo admires desde fuera mientras te haces selfies.

Si resulta que este JCW es la última gran fiesta de gasolina para MINI… pues qué quieres que te diga. Merece la pena quedarse hasta que apaguen la música.

COMPARTE
Sobre mí

Jose Manuel Miana

Ando loco con los coches desde que era pequeño, y desde entonces acumulo datos en la cabeza. ¿Sabías que el naufragio del Andrea Doria guarda dentro el único prototipo del Chrysler Norseman? Ese tipo de cosas me pasan por la cabeza. Aparte de eso, lo típico: Estudié mecánica y trabajé unos años en talleres especializados en deportivos prémium.

COMENTARIOS

avatar
2000
  Suscribir  
Notificar de


NUESTRO EQUIPO

Pablo Mayo

Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

Alejandro Delgado

Jesus Alonso

Soy un apasionado de los coches desde que era muy pequeño, colecciono miniaturas, catálogos, revistas y otros artículos relacionados, y ahora, además, disfruto escribiendo sobre lo que más me gusta aquí, en Espíritu RACER.

Javier Gutierrez

Mauro Blanco

Veo arte en los coches y en sus diseños una potencia que va más allá de las cifras. Ex conductor de Renault 12 rojo modelo 1995 de épicos e imprevisibles episodios, al que recuerdo por la hostilidad de su volante, pero, sobre todo, por nunca haberme dejado en el camino.

Jose Manuel Miana

Ando loco con los coches desde que era pequeño, y desde entonces acumulo datos en la cabeza. ¿Sabías que el naufragio del Andrea Doria guarda dentro el único prototipo del Chrysler Norseman? Ese tipo de cosas me pasan por la cabeza. Aparte de eso, lo típico: Estudié mecánica y trabajé unos años en talleres especializados en deportivos prémium.