El Outlander PHEV 2025 aterriza con la autoridad de quien abrió el camino. Fue el primer SUV híbrido enchufable que de verdad convenció a las masas en España y ahora regresa afinado, sin estridencias: un restyling que pule ópticas LED, refina la parrilla Dynamic Shield y mantiene sus 4,72 m para que no te pelees con el garaje.
Bajo su carrocería robusta se adivinan detalles premium: defensas perfiladas, unas juntas de puertas impecables y el toque “Jet Tail Fin” en el pilar trasero que remite al pasado todoterreno de la marca. Nada que grite “mira qué coche tan caro”, pero que sí inspira un aire de solidez que muchos SUV de moda no alcanzan.
El Outlander siempre ha pasado un poco desapercibido a pesar de haber sido rey. Seamos sinceros: el mercado vive de modas y titulares vistosos, y la discreción de este SUV juega en su contra. Sin embargo, quien se toma la molestia de mirarlo de cerca descubre un vehículo redondo, con una imagen que combina practicidad y empaque justo donde toca.
Hoy, cuando los enchufables se cuentan por decenas, este veterano regresa con motivos de compra actualizados: un diseño equilibrado, una presencia sin alardes y el sello de fiabilidad nipona. Si alguna vez dudaste de su vigencia, esta versión es la prueba de que sigue siendo una opción que merece tu atención.
Mecánica camaleónica
Este híbrido se convierte en un felino silencioso cuando lo pones en eléctrico puro y te da hasta 86 km de autonomía que cubren de sobras los trayectos urbanos y suburbanos. Ni zumbidos ni vibraciones; solo un suave empuje que devuelve la sensación de la que muchos creen que carecen los híbridos.
Cuando la batería pide auxilio, el motor 2.4 MIVEC de 136 CV asume la tarea con modales de seda, colaborando con dos eléctricos (116 CV delante, 136 CV detrás) para entregar en conjunto unos rotundos 306 CV. Esa sinergia fluye sin tirones ni vacíos de respuesta, y deja claro que este Outlander no es un mero híbrido de escaparate.
La caja CVT ha sido recalibrada para simular ocho marchas y anular el clásico ronroneo de las transmisiones variables. El tacto de acelerador, predecible y progresivo, se acompaña de una dirección con un punto de dureza justo y una suspensión que aísla baches sin dejar de transmitir seguridad en curva.
Su luna de miel con la carga rápida es breve: el conector CHAdeMO queda como una curiosidad poco práctica en España, y la recarga doméstica a 3,5 kW exige una noche completa. No obstante, enchufarlo al llegar a casa resuelve el 99 % de los días, y la garantía de ocho años/160 000 km sobre la batería disipa cualquier duda de durabilidad.

Espacio para la familia y el ocio
Cruzar la alfombra de este familiar es descubrir un salón con ruedas. Materiales firmes, costuras rectas y dos pantallas de 12,3 pulgadas complementadas por botones físicos transmiten la sensación de un habitáculo bien pensado, sin florituras que terminen estorbando.
Los asientos delanteros recogen espalda y muslos con gusto artesano, y en las versiones altas suman ventilación, calefacción e incluso masaje. Esa mezcla de confort y ergonomía asegura que las jornadas largas al volante no se conviertan en un suplicio.
La segunda fila se luce con un espacio para piernas y cabeza que pocos rivales ofrecen: sin rozar techos ni rodillas. Y si surge la necesidad, la tercera fila se despliega sin complejos para acoger a niños o pasajeros ocasionales, añadiendo versatilidad sin complicar el día a día.
El maletero cubica cerca de 500 l bajo la bandeja y se estira hasta los 800 l con los respaldos abatidos, con formas regulares que evitan huecos perdidos. Dos enchufes Schuko de 1 500 W (en consola y maletero) redondean el concepto: no solo transportas a la familia, también llevas energía allá donde la necesites.

La compra que merece tu atención
Este coche se sitúa en la zona inteligente del segmento con un precio de partida en torno a 48 300 € para la versión de acceso y acabados que suben hasta los 55 000 €. Mitsubishi acompaña la oferta con 4 000 € de descuento por financiación y posibles ayudas MOVES, dejando el coste final muy competitivo.
Frente a algunos rivales como el Toyota RAV4 PHEV o el Skoda Kodiaq PHEV, ofrece una autonomía eléctrica similar, mayor capacidad de maletero y la ventaja de la garantía de ocho años/160 000 km que la marca nipona extiende también a la batería.
El coste de mantenimiento de un PHEV, unido a la eficiencia en consumo (ronda los 0,8 l/100 km en uso mixto), arropa esa compra con datos de uso real que convencen más que cualquier cifra de catálogo. Es el tipo de inversión que, más que un gasto, se siente como tranquilidad para años.
Si buscas un SUV híbrido enchufable familiar, espacioso, capaz cuando aprieta el barro y con una cuota de distinción sin alardes, aquí tienes tu guía de compra: el Outlander 2025 sigue siendo ese coche redondo que la gente no termina de descubrir, y ahora vuelve con razones aún más contundentes.
Jose Manuel Miana
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