En 2017, Opel puso en circulación el Opel Grandland X, un SUV de tamaño medio que tenía mucho que ver con el Peugeot 3008. Pudimos probar el año pasado la versión Hybrid4, el híbrido enchufable con 300 CV y las sensaciones fueron muy buenas. No era un coche que podamos definir como dinámico, es decir, no es un coche para quienes buscan un comportamiento en carretera muy fluido e incluso rápido, más bien es un coche para conductores tranquilos que, además, es muy cómodo, permite ciertas libertades fuera de asfalto y estaba muy bien fabricado.
Con esas buenas sensaciones, era evidente que hablaríamos con Opel para que nos dejara una unidad con el restyling. Y por fin, después de esperar un poco porque, como cabe esperar, había mucha demanda, hemos podido tener un Opel Grandland en el garaje durante una semanita. En esta ocasión, la marca nos ha decido una unidad equipada con el motor de gasolina de acceso a la gama, esto es, el 1.2 turbo con 130 CV, aunque estaba equipado con el cambio automático de ocho relaciones. Un coche con un equipamiento que, aunque bueno, podemos considerar de básico, lo mínimo que se puede pedir a día de hoy en un coche moderno.
¿Se notan los cambios frente al modelo saliente? Pues sí, se notan en ciertos apartados más allá del estético, que salga a la vista sin necesidad de ser muy observador. Sin embargo, a modo de adelante y resumiendo brevemente, el Opel Grandland (ahora sin la X en su denominación), sigue teniendo la misma personalidad y ofreciendo unas sensaciones similares en todos los terrenos, salvado, obviamente, la diferencia de prestaciones entre el motor más potente de la gama, el Hybrid4 de 300 CV, frente al menos potente, el 1.2 turbo de 130 CV. Prestaciones, todo sea dicho, que son más que suficientes para la mayoría de los usuarios en el día a día e incluso en otros momentos, como en el que acabé metido por no mirar antes de hacer las cosas.
Opel ha implementado su nuevo lenguaje de diseño en el restyling del Grandland, pero aunque cambie mucho su exterior, sigue siendo casi el mismo coche
Lo siento, me gusta más el anterior diseño
Evidentemente, lo primero que llama la atención cuando te encuentras frente al nuevo Opel Grandland, es el cambio que ha sufrido su carrocería. Básicamente es el mismo coche, porque todos los paneles laterales, el techo y las ventanillas, son exactamente iguales, pero el frontal cambia totalmente y adopta el nuevo lenguaje de diseño que estrenó el Opel Mokka y que también ha adoptado el Opel Astra (ya estamos hablando con la marca para que nos preste unidad…). La trasera también tiene algún ligero cambio, pero si no tienes las dos versiones una frente a la otra, cuesta encontrar esos cambios, que se centran en los pilotos y poco más. Y no porque hayan cambiado de forma, sino porque su cubierta es ligeramente diferente.
Si tuviera que dar mi opinión respecto al cambio que ha sufrido en cuanto a imagen, sintiéndolo mucho, elegiría el anterior. No me acaba de convencer como queda el “Opel Vizor”, que es el nombre que la marca le han puesto a ese frontal con todo el centro de color negro y sin rejilla. No me acaba de cuadrar con el resto del coche ni tampoco con la zaga. Obviamente, esto es una opinión personal, pero seguramente no sea el único que piensa lo mismo. No siempre se mejora o se acierta con los restyling, ni tampoco se puede convencer a todo el mundo, para gustos, como siempre los colores. De todas formas, no es un coche feo, ni mucho menos, simplemente, me gusta más el Grandland X que el Grandland “a secas”.
Me ocurre más o menos lo mismo con el interior. El salpicadero cambia notablemente, pasando de un diseño bastante convencional aunque bastante agradable, a uno mucho más actual con una gran pantalla para el sistema multimedia y una instrumentación digital. Su aspecto es bueno, muy en boga con las tendencias actuales y ofrece una imagen mucho más tecnológica e interesante al habitáculo, pero quizá me esté haciendo viejo, porque prefiero el anterior diseño. No es por falta de calidad, ni por problemas en el manejo, es simplemente tema de diseño. Bueno, tema de diseño y de algunos pequeños detalles, no vayamos a dejarnos cosas en el tintero.
El diseño pre restyling resulta más elegante y con mayor personalidad
Por ejemplo, los gráficos que muestra la instrumentación me resulta un poco sosos y para cambiar entre todos los disponibles, hay que hacerlo mediante el mando de los intermitentes, que tiene un anillo desde el que se puede ir seleccionando las distintas opciones y confirmando el que más te gusta mediante un botón al final de la misma palanca. Opciones que me parecen, todas, un tanto sosas y con una información limitada. Sin ir más lejos, fui incapaz de encontrar los consumos, algo que por lo general, es sencillo consultar en cualquier coche moderno. ¿Torpeza mía? Pues posiblemente, pero si yo, que me paso el día con coches, no lo encuentro, un usuario normal también podría tener problemas para consultar esa información.
No es algo que pueda afectar al uso diario o incluso influir sobre la compra, de hecho, si desestimas la compra del Opel Grandland por esto, podría llegar a pensar que simplemente es una excusa porque no te gusta el coche. Además, estarías dando la espalda a un modelo que sigue ofreciendo una buena calidad interior y una conducción realmente agradable. Sí, al ser la versión de acceso se pierde algo en cuanto a calidad de terminación, sobre todo en la zona de las pantallas (esto es algo que ya he visto en otros coches con una disposición similar de las pantallas, por cierto), pero el resto del habitáculo es muy correcto, tanto por aspecto, como por tanto y por sensaciones durante la conducción.
Un motor voluntarioso y agradable de usar
La gama de motores del nuevo Opel Grandland es casi la misma que la generación pre restyling, es decir, hay un diésel 1.5 con 130 CV (la misma unidad que montaba el Peugeot 308 que probamos hace poco), un gasolina 1.2 turbo con 130 CV (el que equipaba la unidad que puedes ver en las fotos), con dos híbridos enchufables como tope de gama, uno con 225 CV y otro con 300 CV. Desaparecen de la gama el 1.6 diésel con 120 CV y el 2.0 CDTi con 180 CV, así como el 1.6 turbo con la misma potencia. Unos motores, estos dos últimos, que podría ofrecer un buen punto intermedio, pero si la marca los ha retirado del catálogo tendrá sus motivos, como que no superan las normativas de emisiones o que acaparan muy pocas ventas. Por tanto, sí, es un enorme salto entre los motores básicos y los más potentes, pero también es cierto que la mayoría de las ventas se centran en el motor gasolina menos potente y el que busca algo más especial, siempre “tira” para los topes de gama.
Con 130 CV, el Opel Grandland se mueve con suficiente soltura para contentar a cualquier conductor medio
Aún así, este motorcillo de 1.2 litros, un PureTech de Peugeot, ofrece un buen funcionamiento, aunque no esperes prestaciones sorprendentes. Es muy agradable de usar, con un sonido muy contenido y un buen empuje desde pocas revoluciones, empuje que llama la atención cuando te fijas en la relación que la caja de cambios lleva engranada. En la pantalla tienes en todo momento indicada la marcha en la que se circula y resulta muy común que la gestión electrónica haga trabajar al motor entre la 4ª y 6ª, incluso yendo por poblado a punta de gas. Esa forma de trabajar no afecta a las sensaciones generales, que son muy buenas en todo momento, ni tampoco a la repuesta a las solicitudes con el acelerador. Lógicamente, si pides potencia cuando la gestión electrónica ha decidido poner la 6ª relación, tendrás unos momentos de espera hasta que cambia a una marcha más adecuada y el motor empieza a empujar. Nada fuera de lo normal en un cambio automático, aunque si me ha parecido un poco lento, solo un poco. Aún así, el cambio entre una relación y otra es casi imperceptible cuando se circula con normalidad.
Un detalle que me llamó la atención de la caja de cambios, fue su forma de tomar decisiones circulando por autopista. La última marcha, la 8ª, es muy larga y resulta bastante normal que según la orografía, el cambio vaya pasando de 7ª a 8ª constantemente. Por lo general no te das cuenta a no ser que mires la instrumentación, pero, por ejemplo, si circulamos a 120 km/h en llano y se presenta un tramo con subida, en lugar de mantener la marcha más larga y tirar de par motor, la gestión del cambio reduce a 7ª sin que la velocidad sufra cambios notables y sin que se note el más mínimo tirón. Puedes notar el cambio de tono en el sonido del motor si no llevas la radio encendida, pero es muy tenue y pocos usuarios notarán algo.
En cuanto a consumos, pues como no pude ver los datos de la instrumentación y no llegué a vaciar el depósito, no lo comprobé, así que mirando en Sprint Monitor, he visto consumos de entre 5,80 y 7,20 litros. Datos que me parecen muy buenos y teniendo en cuenta el kilometraje que realicé con el coche, andaría por las mismas cifras. Hay que decir que los datos que aparecen en Sprint Monitor son del Grandland X, del pre restyling, pero son completamente válidos porque el grupo motor-cambio y el conjunto general del coche son básicamente iguales.
Trazados amplios y con buen piso son sus preferidos
Hay muchas cosas que son iguales en una versión y en otra, como la alergia que le tienen a las curvas cerradas. El Opel Grandland, al igual que su versión anterior con la X en su nombre, no es un coche para curvear. Por poder, puedes, pero no se encuentra nada cómodo en esas situaciones y la sensación es, mayoritariamente, de estar fuera de lugar. Me explico. La suspensión, aunque ahora parece tener un tarado ligeramente más firme, sigue permitiendo movimientos de la carrocería, movimientos amplios que restan confianza cuando pretendes rodar rápido por una carretera que tenga curvas. El coche no se encuentra cómodo y te pide constantemente que bajes el ritmo. Por el contrario, si circular con un ritmo más comedido, verás que resulta un coche muy cómodo, que aísla muy bien al pasaje de baches y rotos del asfalto y que no se mueve como en otras situaciones. Realizando una conducción relajada (que no lenta), es un coche muy satisfactorio.
El Opel Grandland me parece un coche para trazados abiertos, con curvas amplias y buen firme, situaciones en las que se disfruta mucho con este Opel. Si es asfalto empeora, tampoco resulta un problema porque la suspensión trabaja muy bien y tampoco aparecen ruidos en el habitáculo, demostrando que sus ajustes y sus calidades son buenas. Los asientos son cómodos, pero no sujetan gran cosa lateralmente y la posición de conducción no es la mejor del mundo, aunque en este caso, la banqueta extensible se agradece enormemente.
De hecho, que el Opel Grandland sea un poco “barco”, tiene sus ventajas y lo descubrimos cuando estuvimos buscando una buena zona para sacar las fotos. Voy a decir, antes de seguir, que después de la aventura en la que nos vimos inmersos, tengo una visión del coche muy distinta a la que tenía cuando probé la versión pre restyling el año pasado y creo, que con unos buenos neumáticos mixtos, este coche ofrece un rango de uso realmente bueno. Si eres de esas personas que tienen un estilo de vida activo, con salidas “camperas” de vez en cuando, echa un ojo al Grandland.
No lo intentes en casa
Esta aventura, en ningún momento planeada (nadie en su sano juicio se metería con un SUV de tracción delantera y unos Michelin Primacy 4 por un barrizal… ), comenzó cuando nos metimos por un camino de tierra buscando un paisaje bonito donde el coche, de color blanco, pudiera resaltar. Al principio, todo era liso, con tierra suelta pero sin complicaciones, llano y con sitio suficiente para no tener apuros. Hasta que nos encontramos con una subida. A simple vista, era sencilla, no muy empinada y aunque había roderas, pensamos que era del agua (llevaba algunos días lloviendo). Pero no, resultó ser una zona con tierra mojada y muy blanda, en la que encallamos el Grandland. Y digo encallamos, porque conmigo venía un compañero para ayudarme con las fotos y en ningún momento se le ocurrió decir que no pasáramos por ahí.
Barro, roderas, tierra muy blanda… el Grandland puede con todo, pero aún así, mejor no te la juegues
Con el coche en plena subida escarbando como un loco, decidimos que lo mejor era volver por el mismo camino que habíamos tomado. El caso es que dar la vuelta era casi más complicado y delicado que subir, así que desconectamos el control de tracción y nos propusimos subir. No fue sencillo, el coche derrapaba constantemente y se escoraba de un lado a otro, pero en una de esas, la rueda derecha delantera pisó un poco de tierra firme y ayudó a sacar la rueda izquierda de la rodeara, pudiendo subir la cuesta y ponernos en llano. Ahora, una vez superada esta situación, no íbamos a dar la vuelta. Había que seguir.
Al final, acabamos haciendo una ruta la mar de interesante y divertida, por caminos de tierra muy estrechos y con piso muy cambiante, subidas, bajadas, roderas enormes, barro… durante la cual, el Opel Grandland salió airoso de todos los atolladeros de forma bastante solvente y sin rozar los bajos ni una sola vez. Bueno, sí, una vez, pero fue por culpa del barro, que hizo derrapar al coche de delante cayendo la rueda delantera derecha en una rodera muy onda. Y de todas formas, estoy dudando si rozó con el suelo o con la cantidad de matojos que había en medio del camino, marcando claramente por donde pasan las ruedas de los coches que circulan por ahí.
Cuando llegamos a la civilización, lo primero que pensé fue lo bien que habrían venido unos neumáticos mixtos y el motor eléctrico trasero de la versión híbrida enchufable de 300 CV. Seguramente, con esa monta de neumáticos, las cosas habrían sido mucho más fáciles, aunque quizá no tan divertidas.
Datos técnicos
FICHA TÉCNICA | Opel Grandland | |
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MODELO | 1.2T | |
MOTOR | Delantero transversal. Cuatro cilindros con 1.199 centímetros cúbicos y turbo. | |
RENDIMIENTO | Potencia máxima | 96 kW (130 CV) a 5.500 rpm |
Par máximo | 230 Nm a 1.750 rpm | |
TRANSMISIÓN | Automática de ocho relaciones y convertidor de par | |
DIMENSIONES Y PESOS | Largo por ancho por alto en milímetros | 4.477 x 1.856 x 1.609 |
Batalla en milímetros | 2.675 | |
Peso | 1.461 kg | |
DATOS PRESTACIONALES | Aceleración de 0 a 100 km/h | 10,3 segundos |
Velocidad punta | 188 km/h | |
Relación peso potencia | 11,2 kg / CV | |
CONSUMOS | Consumo medio homologado (WLTP) | 6,4 litros |
Consumo medio durante la prueba | 7 litros (Sprint Monitor) | |
PRECIO | 26.625€ |
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".¿Cuando dices “poblado” que quieres decir? Lo digo porque yo imagino un río en un valle americano con tipis indios en la orilla y niños jugando alrededor de una fogata mientras los caballos pacen tranquilamente un poco de hierva… Y como yo, supongo que muchos españoles no acostumbrados a usar esa palabra en el contexto del artículo.
Menuda imagen me has puesto, no se me habría ocurrido nunca. Poblado es circulación urbana, es una palabra que, personalmente, he visto muchas veces en diferentes sitios y no encuentro confusión. Pero viendo que sí la hay, procuraré no usarla.
Si recuerdas el manual de conducción de cualquier autoescuela, la palabra “poblado” aparece cientos de veces: https://dle.rae.es/poblado