El Toyota Aygo X Cross es un claro ejemplo de como se transforma un automóvil que no necesitaba transformación, para adaptarse a las tendencias de mercado. Y no, el Aygo no necesitaba transformación ninguna porque su objetivo, que viene a ser la circulación urbana, estaba más que cubierto y muy dignamente, con el modelo anterior. Y esto lo digo a sabiendas, pues pude recorrer más de 2.000 kilómetros con diferentes unidades del Toyota Aygo de la generación anterior, gracias al haber formado parte del equipo de Espacio Toyota de Motorpasión –realicé todas las pruebas durante cinco años–.
Allí, cuando escribía para ellos, pude llevar a cabo una idea que se me ocurrió. Conduje tantas veces el pequeño urbano nipón, que poco más se podía contar, así que tenía que buscar ideas nuevas. Un día me vino la inspiración: me haría algo así como un road trip por varias Comunidades Autónomas, siempre por carreteras secundarias y así, podría comprobar como se comportaba el pequeño segmento A en carretera y en viajes largos. El recorrido fue de Madrid a Segovia, de Segovia a Valladolid y de Valladolid a Ávila. Desde allí, volví a Madrid. Fueron, si contamos las paradas para fotos y demás, lo menos siete horas y no tuvo que poner gasolina, un depósito fue suficiente. Y no se rodó despacio.
La peripecia fue bastante divertida y una cosa me quedó clara: solo le faltaba un poco más de potencia y el Aygo habría sido la bomba, sobre todo las versiones con techo de lona. Por eso, cuando se presentó la actual generación, me decepcionó un poco. Toyota se dejaba tentar por las tendencias, aunque aseguraba que todo era fruto de un exhaustivo estudio de mercado y un profundo análisis de los gustos de la gente. Y sí, el coche resulta pintón, llamativo, y se conduce bastante bien, pero he estado todo este tiempo sin lograr entender realmente la necesidad de transformar el divertido Toyota Aygo en un crossover que nunca pisará caminos de tierra por mucho “X Cross” que tenga en su denominación.
Y ahí surgió la idea, ahí se encendió la bombilla: “¿nunca pisará caminos de tierra? ¿Seguro? Hagámoslo”. Así, pues, hablé con la gente de Toyota, les conté la idea y, mira por donde, les pareció más que bien. Iba a tener un Toyota Aygo X Cross durante una semana, para meterlo por todos los caminos de tierra que conozco, para comprobar si ese “X Cross” es fachada o realmente esconde algo más.

Urbano, ¿y algo más?
Seguro que muchos pensaréis ahora mismo que no hace falta sacarlo a caminos de tierra, para ver claramente que no es un coche para circular fuera del asfalto. Pero tampoco es menos cierto que las oportunidades hay que aprovecharlas y no sería la primera vez que las apariencias esconden sorpresas. De todas formas, y con la idea en mente de que todo debía ser muy suave, no fui “a saco” y primero preferí probar algunas cosas antes de salir a comprobar hasta donde se podía llegar.
Por suerte para esta ocasión, vivo en una localidad que tienen una enorme cantidad de calles hechas una verdadera porquería. Desde el ayuntamiento siempre se presume de que somos “la capital de la sierra” –de la sierra de Madrid– y en realidad somos capital de las calles con agujeros y de las rotondas. Una situación que pude aprovechar durante varios días. Me pasé por todas las calles con agujeros y con el asfalto en mal estado que recodaba, y de paso, conocí otra muchas más que no sabía que estaban tan mal. Llevo en este lugar más de 30 años y todavía me encuentro cosas nuevas…
Los primeros compases ya me dieron una imagen general poco halagüeña: el Aygo X Cross tenía poco de Cross. En los agujeros más grandes, como cabe esperar, la sensación era de que se iba a partir el coche en dos, se notaba que no estaba nada cómodo y las sensaciones que llegaban eran malas, tanto que empecé a pasar por ciertas zonas muy despacio. Por grietas, las típicas zanjas del Canal de Isabel II o guardias tumbados, la velocidad a la que se podía atacar era proporcional al tamaño del impedimento, es decir, cuanto peor estaba la carretera, más despacio había que circular. Y eso no es buena señal para un coche con aspiraciones camperas.
Por el momento, el Toyota Aygo X Cross era, claramente, un coche urbano y nada más, su aspecto es claramente atrezzo, aunque en según que circunstancias, como bordillos, guardias tumbados, parches de asfalto y cosas así, hay algo más de soltura para sortearlas pero claro, nada de intentos a velocidades más altas que 20 km/h o tendrás la impresión de que vas a romper algo.

La tierra no la lleva mal, pero no es su ambiente
Tres o cuatro días después de recoger el coche y de haber dado mil vueltas por la zona, era el momento de aventurarse por caminos algo más complicados; era el momento del camino de la tierra. Conozco varios por la zona en los que se permite en tránsito de vehículos a motor, que sirven bastante bien para el objetivo marcado, en el fondo no buscaba nada extremo porque, seamos sinceros, no es necesario llegar demasiado lejos. Sin embargo, aunque no son caminos difíciles, si tienen bastantes zonas en mal estado, sobre todo cuando me dejaron el coche, que había llovido durante varios días y había lugares donde el agua había hecho de las suyas.
La entrada a esos caminos, salvo uno, es siempre de asfalto a tierra, una salida lateral desde una carretera por la que se circula a unos 90 km/h. Cuando hay salidas o entradas a la vía, las señales suelen marcar algo menos, pero ya sabemos que son pocos los que hacen casos a estas señales, así que para evitar golpes desde atrás, entré en varios de ellos bastante rápido, sobre los 60 km/h. La entrada es muy lisa y se puede acceder al camino muy rápido, pero pronto te encuentras con un riachuelo creado por la lluvia y una zanja de unos 15 centímetros de profundidad y lo menos otros 10 centímetros de ancho; obviamente, no esperaba encontrarme una zanja como esa.
No hay problema ninguno, porque el coche frena bien y no se descompone, no hay velocidad suficiente para ponerle en apuros y la zanja se sorteó con suavidad. Ahí mismo, superando el pequeño riachuelo que con cualquier otro modelo todoterreno ni te habrías enterado –un Wrangler, por ejemplo, ni se mueve en esa situación–, volví a tener la misma sensación que por las calles rotas de mi localidad: no es su ambiente. Pero no se podía parar, había que adentrarse un poco más, delante todo parecía más liso, más llevadero. Y así era, parecía una carretera pero en lugar de asfalto, tierra, donde poder llevar un ritmo muy alto y hasta desvelarse un poco.
Correr un poco por caminos de tierra tiene algunos inconvenientes, aunque todo sea superliso como su fuera asfalto. Primero: la posición de conducción, porque el volante no se puede regular en profundidad y para tener un mejor control del aro, me veía con las piernas flexionadas y abiertas, nada cómodo. Segundo: los asientos no sujetan nada, que sumado a lo antes mencionado, ofrece un resultado nada bueno. A ritmo tranquilo no hay mayores problemas que la cuestión de llevar las piernas algo flexionadas, pero es mejor eso, un ritmo tranquilo.

El Toyota Aygo X Cross tiene poco de cross
Durante las aventuras por caminos de tierra no encontré mayores problemas que unas suspensiones poco preparadas para ello. La altura libre al suelo ayuda a pasar por ciertos sitios, pero siempre muy despacio o te verás sacudido con fuerza dentro del habitáculo o incluso te verás en el aire, sin contacto con el asiento –me ocurrió en una de las pasadas–. El coche no se encuentra totalmente cómodo al circular por estas zonas y eso se debe a que, sin lugar a dudas, el Aygo X Cross no tiene nada de cross. Es un coche urbano con aspecto aventurero, pero la mayor aventura que admite es el típico estacionamiento de tierra lleno de agujeros por las lluvias y los coches.
El Aygo X Cross es coche para ciudad y, quizá, alguna escapada con poco equipaje –o con mucho, pero llevado en las plazas traseras–. A lo mejor replico la salida que hice con la generación anterior, a ver que tal se nos da con esta edición del modelo nipón.
Datos técnicos
MODELO | Toyota Aygo X Cross | |
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MOTOR | Delantero trasnversal. Tres cilindros en línea con 998 centímetros cúbicos, atmosférico. |
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RENDIMIENTO | Potencia máxima | 53 kW (72 CV) a 6.000 rpm |
Par máximo | 93 Nm a 3.500 rpm | |
TRANSMISIÓN | Tracción delantera, cambio automático de relaciones múltiples tipo CVT | |
DIMENSIONES Y PESOS | Largo por ancho por alto (en mm) | 3.700 x 1.740 x 1.510 |
Batalla (en mm) | 2.430 | |
Peso en orden de marcha | 1.015 kilos | |
Volumen del maletero | 231/829 litros | |
DATOS PRESTACIONALES | Aceleración de 0 a 100 km/h | 14,9 segundos |
Velocidad punta | 158 km/h | |
Relación peso potencia | 14,9 kg por CV | |
CONSUMOS | Consumo medio homologado (WLTP) | 4,8 litros/100 km |
Consumo medio durante la prueba | 5,5 litros/100 km | |
PRECIO UNIDAD PROBADA | 15.500 euros |
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS