Han pasado más de 10 años desde que me animé a ir a una concentración de coches, ya como propietario. Llevaba unos meses ya con mi primera adquisición, pues hasta entonces no había tenido unas llaves en mis manos que me perteneciesen, y me cité con gente que tenía el mismo modelo. Además, qué narices, estaba orgulloso de llevar el mío enseñarlo. Nos bastó el aparcamiento de un humilde McDonald’s y menos de una decena de coches.
Desde entonces servidor ha ido a multitud de eventos que no han requerido más organización que un puñado de locos de los coches que ha unido un foro, una red social o una aplicación móvil. Marcamos en el mapa un lugar con aparcamiento de sobra y no tendríamos problemas en reconocernos los unos a los otros. El “ambiente” se percibe de lejos, como el olor a gasolina.
De la más humilde, en la que nos citamos unos pocos muchachos con nuestros coches (muy) usados y de enésima mano, a las más elitistas donde los dueños digamos que llegaban a fin de mes sin mirar el saldo de su cuenta bancaria -ni tan siquiera conocerlo-. Los amantes de los coches son de toda clase y condición, aunque los que están más arriba suelen tener más cantidad y más valor acumulado, ya me entendéis.
Si hay algo que he aprendido en todos esos eventos, es que siempre se va uno más sabio de vuelta a casa, porque la cultura del automóvil no solo es leer libros, ver documentales o leer publicaciones como espíritu RACER -modestia aparte-. Cito de nuevo al periodista veterano Manuel Vicent, que definió la cultura como el poso que queda después de leer y asimilar conocimientos. También hace poso rodearse de gente que sabe más.
Y es que es imposible saberlo todo sobre coches, es un ámbito de conocimiento tan extenso que una vida no es suficiente para saberlo todo sobre todos, ni los que llevan desde los 14 años apretando y aflojando tuercas, ni los ingenieros industriales, ni los maestros que diseñaron los modelos más míticos. Siempre hay algo que uno no sabe, y estas ocasiones son propicias para llevarse un buen tesoro a casa: conocimientos.
Siempre que podáis, pasaros por una quedada, concentración, meeting, llamadlo como queráis. Aprovechad la ocasión para tirar un montón de fotos, preguntar al tío sonriente al lado de un capó abierto, fijaros en los detalles que no salen en las fotos y en fin, babear un poco. Nadie en este planeta es suficientemente rico como para poseer todos los coches que desea, aunque el Sultán de Brunéi (para los amigos y para Wikipedia, Sultán Haji Hassanal Bolkiah Mu’izzaddin Waddaulah ibni Al-Marhum Sultan Haji Omar Ali Saifuddien Sa’adul Khairi Waddien) deja el listón muy alto con 5.000 y pico.
Ayer se citaron en Navacerrada unos cuantos aparatos interesantes que había reunido Roadstr: una hilera de Subaru STI, Renault Clio RS, Toyota GR Yaris, BMW M3 (E30), Mitsubishi Lancer EVO, Ford Focus RS y Sierra Cosworth, Fiat 124 Spider Abarth, Porsche 911 Carrera 2.7, MINI, Simca, Nissan Sunny GTI… y un Alfa Romeo Spider como guinda del pastel.
Presupongo sin temor a equivocarme que la mera mención de esos modelos ha implicado una visualización mental de cómo es, cómo suena y las ganas que hay de tener uno. Eso también es cultura del automóvil. No tenerla sería rebajar todo eso a que había coches rojos, negros, blancos y de varios colores.
Cada vez que he ido a un aparcamiento con buenos coches, he aprendido algo nuevo, no falla
Los automóviles son más que meros medios de transporte, al menos una buena parte de ellos, que merecen ser recordados más allá de ser eso, vehículos que cumplen una función. Algunos de ellos se mantienen conservados -casi todos en manos de particulares-, apenas se ven en el día a día, pero no pueden faltar en una buena reunión.
Al final las aguja del reloj o los dígitos del display nos acaban recordando que nos esperan en casa o que se ha hecho tarde, las horas y los minutos han volado porque estábamos a gusto, con gente que comparte nuestros gustos, alguna filia y alguna fobia, y nos hemos evadido de nuestras preocupaciones habituales. Más de uno se ha vuelto con las ganas de fundirse la pasta, la que tiene y la que no.
Cuéntanos cómo fue tu primera concentración, o alguna que recuerdes especialmente…
Os dejo con una selección de fotos que se van directas a la colección de un servidor, donde he inmortalizado coches que con suerte volveré a ver, pero si no, pues eso que me quedo de recuerdo. Y recuerda, si no tienes la app Roadstr, ya estás tardando, es más cómodo que estar suscrito a decenas de foros y grupos de chats. Nuestra cuenta es espirituracer. La próxima vez no podrás decir que no te enteraste.
Javier Costas
Me gustan los coches desde que tengo uso de razón (o antes). Tras haber conducido más de 400 coches aquí sigo, divulgando y aprendiendo a partes iguales sobre las cuatro ruedas. Vosotros habéis hecho que se convierta en mi pasión.COMENTARIOS