
Pero, más allá de las cifras o las especificaciones –que, dicho sea de paso, tampoco inventan la rueda–, lo interesante del JAECOO 7 es lo que representa: una apuesta por construir imagen de marca en un mercado saturado… y en un momento en el que todos miran con lupa a quien llega desde China. En España siempre hemos visto los productos chinos como baratos, de poca calidad y, básicamente, de usar y tirar. Sin embargo, lo que pasa actualmente en la industria del automóvil con el coche chino, es muy similar a lo que pasó en la industria de la moto con la llegada de los fabricantes japoneses. Han llegado con un producto aceptable, en ocasiones mejor de lo que se espera –mucho mejor–, a un precio casi imposible de replicar por las marcas europeas. Y a cambio, se han encontrado con unos rivales que siguen a lo suyo, haciendo lo mismo de siempre, mientras esperan que todo cambie… Nada cambia si tú no cambias.
El caso es que aquí estamos, con un mercado saturado de SUV, que, cosas de la vida, es capaz de absorber más SUV. ¿A dónde llegaremos? Pues a casos como el de Ford, que solo ofrece SUV –o casi–, o a casos como el de Volvo, que ha dejado a los sedanes y los familiares de lado y ahora ofrece SUV y coches de complicada definición. Solo hay que ver como algunas marcas de reciente aparición, como EBRO, han apostado por los SUV. No obstante, en el caso de EBRO tiene cierta lógica, su pasado como marca así lo aclara. Y por eso JAECOO ha traído un SUV, porque saben que hay posibilidades de venderlo como pan caliente. Y así parece que ocurre, y para colmo, con motor de combustión sin ningún tipo de hibridación. Está claro que la gente busca precio accesible antes que “tecnología verde”.
Pero no solo es precio, si el coche es barato pero feo, no lo compra nadie, o casi nadie. A mí, personalmente, y por el momento, me gusta. Me gusta porque no lo veo deforme, porque lo veo equilibrado y atractivo sin necesidad de recurrir a soluciones recargadas como hacen algunos. Líneas rectas, un par de pliegues en la carrocería para dar un poco de tensión, paneles lisos…

Diseño que no pide permiso
No hay medias tintas: el JAECOO 7 entra fuerte. Es más o menos grande, anguloso, pero sin recurrir a esa mezcla entre SUV premium y coche de ciencia ficción que últimamente parece funcionar. ¿Exagerado? Quizá la calandra un poco. ¿Resultón? Sí, desde luego. Lo curioso es que, pese a su aspecto rotundo, no se siente artificial. Y eso, para un coche recién llegado y con nombre aún por escribir, no es poca cosa. Muchos se acercarán a él por la foto. Habrá que ver cuántos se quedan por el contenido, aunque para esto hace falta algo de tiempo y algunos sacrificios en forma de usuario que sufra los posibles problemas.
Uno de los argumentos de su diseño, al menos desde mi punto de vista, es que no parece chino. Si miras un OMODA 5, no cabe duda de que se trata de un coche chino, al igual que si miras un BYD Dolphin o un Dongfeng Box; son coches que gritas a los cuatro vientos su origen, y no es malo, ojo, pero en un país donde lo chino tiene un aura de cutre y de poco valor, podría ser un freno para muchos. Pero el JAECOO 7 solo delata su nacionalidad por la denominación, que por cierto, se lee “yaecu” –aunque, todo sea dicho, me gusta más como suena “jaeco”–.
Donde tampoco se la juega es en el interior. No me gusta, detesto que lo llenen todo de pantallas, pero es lo que pide la gente y es tendencia, así que, no queda otra: hay que ponerlas. ¿Podrían haber puesto botones para determinadas funciones? Sí, rotundamente sí, como ya sabemos todos, pero no los tiene. Hay muchas cosas en común con el EBRO S800 y os puedo asegurar que el S800 no tiene botones más allá del volante. No puedo hablar de calidad, al menos de momento, pero el diseño del habitáculo, para mí, es mejorable.

Lo que transmite: ¿espejismo o revolución?
Preguntar por JAECOO es, en realidad, preguntar por Chery, una de las grandes marcas chinas que ahora quiere jugar en la liga europea con una imagen más cuidada, más global. JAECOO es su apuesta por la sofisticación, por el diseño “con intención” y por una narrativa algo más aspiracional que OMODA con el 5. Claro que todo eso tiene que cuajar en un mercado donde la gente no regala confianza. Por eso, más que cifras, lo que de verdad está en juego es la percepción.
En un primer vistazo, el JAECOO 7 transmite modernidad, tecnología y cierta ambición premium. Incluso cierta voluntad de molestar a marcas que llevan años ganándose el respeto del público. Y eso, aunque puede sonar osado, es justo lo que algunos buscan: algo nuevo, diferente, que no esté atado a lo de siempre. Falta saber si esa percepción se sostiene con el tiempo, con la experiencia de uso… y con la inevitable comparación con los referentes del segmento. Además, tiene algo a su favor: las grandes marcas, o al menos algunas de ellas que siempre han contado con mucha confianza, se han visto envueltas en problemas de fiabilidad, lo que ha provocado que los usuarios los vean con malos ojos y miren a otras marcas: “¿Son caros y encima dan problemas? Pues me compro un JAECOO”. Esta frase me la acabo de inventar, pero si crees que no está pasando, deberías echar un vistazo a lo que pasa últimamente.
Lo más interesante del JAECOO 7 no está tanto en su ficha técnica, sino en el experimento que supone: ¿puede una marca nueva enamorar por imagen, conquistar por diseño y convencer después por experiencia? En agosto lo pondremos a prueba –con motor gasolina–. Pero lo que está claro es que, en un mercado tan previsible como el actual, algo como esto se agradece.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS