El Hyundai IONIQ 5 no vende, para sorpresa de nadie

El Hyundai IONIQ 5 no vende, para sorpresa de nadie

No es que sea malo, es que nadie se lo puede comprar


Tiempo de lectura: 6 min.

El Hyundai IONIQ 5 salió a la calle pisando fuerte: Diseño rompedor, carga ultrarápida y un toque retro-futurista que tiene su aquel, pero tres años después, las cifras cantan reggaeton: en 2024 apenas llega a 300 unidades vendidas en España. En serio, lo está adelantando hasta el Fiat 500e. ¿Qué ha pasado? ¿Nos hemos cansado del coche eléctrico o es que este en concreto no convence?

La primera respuesta es la más simple: es muy caro. Pero no solo caro a secas, sino desubicado en su propuesta. ¿Es un compacto? ¿Es un SUV? ¿Es un coche familiar? ¿Es un deportivo? Parece todo y no acaba siendo nada (aunque algunos deducimos que quiere ser hot hatch). Para colmo cuesta de base casi 50.000 euros (sin ayudas ni financiación) por la versión básica. Añádele que Hyundai lo vende como si fuera un Apple Store con descuentos mágicos y letras pequeñas, y tienes el cóctel perfecto para la desconfianza.

También está lo eléctrico, claro. A día de hoy, aunque las cosas han cambiado, sigue habiendo miedo a la autonomía, a la carga, a los precios de los seguros o a la depreciación. Si encima el coche parece una nave espacial, pero no sabes muy bien qué tipo de persona debería conducirla, mal asunto.

Por no hablar del “efecto Tesla”, que le ha hecho mucho daño. El Model Y es más grande, más barato y más conocido. Tiene más infraestructura, más marketing y más comunidad detrás. Y eso, aunque no siempre sea justo, pesa mucho.

Hyundai IONIQ 5 N (10)

El IONIQ 5 N: ¿hot hatch de lujo o delirio de marketing?

Entonces llega Hyundai y lanza el IONIQ 5 N. Un pepino de 650 CV, con tracción total, modos drift y un precio de 78.000 euros antes de descuentos. Aparentemente, es un hot hatch, o eso dicen. Pero un hot hatch es un coche pensado para jóvenes con ganas de quemar rueda, no para ejecutivos con ganas de nostalgia que se gastan ese dineral en un juguete eléctrico.

Ahí está el fallo de concepto: este coche no sabe a quién se dirige. El chaval de 30 años que amaba los GTI de los 2000 no tiene esa pasta. Y el que sí la tiene, está pensando en un Porsche Cayman de segunda mano, en un M3 E46 restaurado o en un GR Yaris. Coches que tienen alma, historia y son una inversión emocional. El IONIQ 5 N, aunque impresionante técnicamente, es un coche frío, digital y sin legado emocional que lo respalde. Hicieron una versión Drift King respaldada por Keiichi Tsuchuya, pero una vez más, si está fuera de mercado, lo está.

No es que sea malo. Al contrario: acelera como un demonio, frena como si mordiera el asfalto y tiene una puesta a punto que muchos no se esperan. Pero… ¿Para qué? ¿Para ir al trabajo en modo track day? ¿Para hacerte el chuleta en una rotonda silenciosa? El producto está bien ejecutado, pero mal planteado. Es como hacer una Thermomix para jóvenes que viven de Glovo.

Al final, esto se resume en una idea: un hot hatch no puede costar lo mismo que un coche de lujo, por muy eléctrico y moderno que sea y por mucha potencia que declare. La deportividad juvenil no se compra con cuotas a 48 meses ni con sonidos artificiales. Se gana con coches que emocionen de verdad sin que tengas que vender a un primogénito.

Hyundai IONIQ 5 N (3)

¿Qué quieren los compradores realmente?

Aquí es donde muchos fabricantes se están perdiendo. Creen que el comprador medio quiere tecnología, diseño raro y muchas pantallas. Pero la realidad es más básica: la gente quiere saber lo que compra, cuánto le va a costar y si va a valer la pena dentro de tres o cinco años. Y el IONIQ 5 no lo deja claro. No es ni un coche familiar, ni un coche barato para el día a día, ni un deportivo puro. Y eso desconcierta.

A eso se suma una red comercial que no ayuda. Entra uno al configurador y ve precios “desde 30.090 €”, pero si escarbas un poco ves que eso incluye financiar, achatarrar un coche y pedirle a Hacienda que te apruebe una ayuda. Luego ves el precio real: 48.000 euros. Eso, para un coche que ni siquiera tiene la batería grande, hace que muchos salgan del configurador echando humo (figurado, claro, que es eléctrico).

El Hyundai IONIQ 5 es un coche brillante… en laboratorio. Pero el mercado real es otra cosa. Hay gente que vive en pisos sin garaje, que viaja sin saber si habrá un cargador libre en la ruta, o que simplemente no quiere pagar más de lo que cuesta un buen SUV de combustión por un coche que aún genera dudas. Para colmo, España es un país tan “pobre” que el coche nuevo más comprado es el Dacia Sandero. Con este panorama, el IONIQ 5 se ha quedado en tierra de nadie.

Podría haber sido un éxito. Tenía mimbres para ello. Pero Hyundai ha querido ser premium, eléctrico, deportivo y futurista al mismo tiempo, y al final, se ha pasado de listo. En tiempos de crisis, la gente no quiere experimentos: quiere coches a su alcance.

Hyundai IONIQ 5 N (2)

¿Y tú, te lo comprarías?

Sinceramente, no. Y no porque sea un mal coche, que no lo es, sino porque por ese dinero hay muchas opciones mejores según lo que busques. Si quieres un eléctrico práctico, te compras un Tesla Model Y. Si quieres algo barato, un MG4. Si quieres un deportivo, un coche usado con historia. El IONIQ 5 está bien en todo, pero no destaca en nada que justifique su precio.

También está el tema del valor residual. ¿Quién va a querer dentro de 5 años un IONIQ 5 de 78.000 euros cuando por ese precio puede comprarse un eléctrico nuevo, más moderno, más eficiente y con más autonomía? El coche eléctrico avanza tan rápido que comprar algo así hoy puede ser como comprarse un móvil tope de gama… cuando está a punto de salir el nuevo.

Así que no, no me lo compraría. Y creo que esa es la respuesta que está dando el mercado español. La marca no ha entendido la capacidad económica de sus compradores potenciales.

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Jose Manuel Miana

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