Škoda dejó de ser la marca referencia “calidad-precio” para convertirse en un fabricante muy serio, con calidad, con buenos productos y con un potencial de crecimiento salvaje, pero con unos precios que ya no son ningún chollo. Es cierto que la calidad se paga y cuando se mejora tanto como lo ha hecho el fabricante checo, al final, se nota también en el precio. Ley de vida, aunque, no obstante, Škoda mantiene cierto atractivo en los precios si lo comparamos con marcas que son rivales directas.
No es una situación exclusiva de Škoda, Hyundai ha llevado un camino muy similar y hace muchos años que dejaron de ser “low cost”, para ser una verdadera alternativa a los fabricantes tradicionales. Incluso se ha permitido el lujo de superar a más de uno, sobre todo en cuanto a versiones deportivas, con los Hyundai i20 N y Hyundai i30 N. Además, en el caso de Hyundai, la apuesta por la electrificación es descaradamente alta, hasta el punto de poner en circulación una bestia parda como es el Hyundai Ioniq 5 N, que por cierto, parece que no ha encontrado su lugar en el mercado.
De regreso a Škoda, los checos lo tenían más fácil, pues “solo” tenían que hacer uso del banco de órganos de Volkswagen mientras que Hyundai ha desarrollado su propia tecnología, pero en el fondo, eso ahora no importa, lo que importa de verdad es el camino que tomarán las marcas, con Škoda como especial protagonista –mencionar a Hyundai ha sido un simple comparativo–. Los checos tienen intención de poner en circulación muchos modelos eléctricos, pero por lo que parece, se olvidaron de lo primordial: los coches de volumen, es decir, aquellos que se venden por decenas de miles todos los meses.

Un catálogo repleto de SUV
Todos sabemos que la electricidad ha llegado para quedarse, nos guste o no. Mucho se habla de los incendios de coches eléctricos –y de patinetes, motos… –, de unas ventas algo estancadas y de cambios de estrategia porque las cosas no van como se esperaba. Muchos apostarán por la hibridación masiva de la gama, aunque la electrificación pura todavía tiene una fuerte presencia en todas las marcas. Lógico, no debemos olvidar que desde Europa sigue con la firme idea de hacernos conducir a todos coches eléctricos.
Los incendios, las ventas y los más que posibles despidos, centran toda la atención de los medios y de los usuarios, o al menos de un gran número de ellos, lo que permite que pase desapercibido una cosa: los coches baratos desaparecen, o al menos lo hacen en las marcas más tradicionales como es el caso, precisamente, de Škoda, que siempre ha logrado muchos ingresos gracias a los coches “a buen precio”. Algo de lo que parecen haberse olvidado, sobre todo en el segmento de los coches eléctricos, donde la tiene SUV y solo SUV.
Por ahora, la marca tiene el Škoda Elroq y el Škoda Enyaq, dos SUV que no son precisamente baratos –el primero, además, acaba de recibir una versión RS con más de 300 CV– y según los planes de la marca, el año que viene debería llegar otro SUV eléctrico más, el Škoda Epiq, más otro de siete plazas. Es decir, sumará un total de cuatro SUV eléctricos, a cada cual más caro, sin que haya planes para poner en circulación ningún otro modelo más económico.

La rentabilidad es muy baja
El problema está, como cabría esperar, en la rentabilidad. Škoda no tendrá eléctricos pequeños y, teóricamente, baratos, porque no son rentables. Los SUV eléctricos parecen ofrecer el mejor punto de explotación para las marcas, aunque se sabe que Škoda trabaja en un modelo sobre la plataforma SSP –de nuevo desarrollo, no lo olvidemos– que no será SUV, pero tampoco serán compacto ni sedán, será un familiar, el Octavia combi.
La buena noticia de todo esto, es que el Škoda Epiq se fabricará en Landaben, Navarra, donde también se montará el Volkswagen ID.2 X. Se espera que tenga un precio contenido, todo lo contenido que tienen actualmente los SUV eléctricos que serán, en un principio, sus rivales. Hablamos de un coche de 4,10 metros, algo por debajo del Škoda Kamiq y, por lo tanto, se queda en el escalón más bajo del segmento B, aunque por dentro se espera que sea bastante grande gracias a su condición de eléctrico.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS