A día de hoy, el aluminio es un material muy interesante para reducir el peso de los coches, y se emplea intensivamente en algunos modelos de alta gama como Audi A8, Jaguar XF o Range Rover. Ya no solo eso, también se emplea en gran cantidad en el pick-up Ford F-150, el 95 % de su carrocería emplea este material. De hecho, General Motors copiará la jugada con la nueva generación de GMC Sierra y Chevrolet Silverado, mientras tanto va diciendo que usar acero es “más mejor”, para ganar tiempo.

En general, los coches emplean el aluminio para partes del motor, capó o portón del maletero. En los últimos años la llegada de los aceros de alta resistencia han conseguido reducir el peso, sin perder por ello rigidez torsional ni resistencia para seguridad pasiva. Los coches están empezando a adelgazar respecto a las generaciones precedentes, pero se puede ir más allá.

En 2012 se usó de media 140 kg de aluminio por coche en Europa, de acuerdo a los datos de European Aluminum citados por Automotive News. Se espera que la cantidad ascienda a 180 kg por coche para el año 2020. Por lo tanto, emplearán más aluminio en determinadas partes de la carrocería, puertas o paneles.

¿Os acordáis del Audi A2? Era más ligero que los coches de su categoría, pero también bastante más caro

El problema principal del aluminio es que es más caro, a igualdad de peso cuesta el triple que el acero, aunque al usarse menos cantidad el precio total no varía tanto. También es más caro repararlo porque se precisa utillaje específico, una formación superior de los operarios y, obviamente, un material más caro. Los fabricantes tienen que hacer pedidos de aluminio con años de antelación para que la industria siderúrgica pueda dar las cantidades deseadas a tiempo.

En cambio, al ser un material más caro, es más interesante reciclarlo una y otra vez. Imaginemos una montaña de latas de refresco de 33 cl, puede convertirse en la carrocería de un Jaguar. Es más barato obtener aluminio del reciclaje que desde otros orígenes, y también se beneficia el medio ambiente.

Para los fabricantes el mayor beneficio del aluminio es una reducción de peso, que repercute positivamente en los consumos de combustible. La reducción de los consumos es necesaria para cumplir con los objetivos impuestos por la Unión Europea (95 g/km para 2021) o el CAFE en Estados Unidos. Pero no se puede reducir peso en el sentido de los años 90, sacrificando seguridad. Además, se tiene que compensar la cada vez mayor cantidad de equipamiento tecnológico, que también pesa.

Chasis del 2015 Chevrolet Colorado

Cuanto más aluminio se use en la industria del automóvil, mejor para el sector. Hubo una época en la que incluso Porsche se negó a usar aluminio porque eso comprometía la reparabilidad de sus coches en Oriente Medio. Pero si hablamos de un material de uso común, los costes de reparación tienden a bajar, así como las primas de los seguros o el propio coste del material. En economía suele ser más interesante pedir grandes cantidades de un bien.

El aluminio, así como la fibra de carbono, será fundamental para continuar con la “operación bikini” que tanto necesitaba esta industria. No obstante, esta tendencia se está retrasando por la irrupción de coches más pesados, los famosos SUV. Cada vez es más común ver en la carretera coches con neumáticos de índice de carga superior a 100. Eso no es avanzar.

Esta obra, cuyo autor soy yo mismo, se publicó el 21 de marzo de 2016 bajo una licencia de Reconocimiento 4.0 Internacional de Creative Commons.