Desde que se confirmó la futura prohibición de vender vehículos nuevos con motores de combustión interna –vehículo de más de dos ruedas, por cierto–, a no ser que usen combustibles sintéticos, todo se ha puesto un poco más tenso de lo normal. Por un lado, los fabricantes tienen que evolucionar su tecnología, o bien, crear la suya propia desde cero, en un tiempo récord, mientras que los coches eléctricos, comercialmente hablando, son un desastre. Por otro lado, hay que ampliar a marchas forzadas la infraestructura destinada a estos vehículos, al tiempo que los talleres se adaptan a la tecnología, la gente comienza a conocer las bondades de los motores eléctricos y se empieza a cambiar la mentalidad y la forma de vida. Y eso sin contar con los problemas que hay en grandes comunidades, cuando un vecino quiere instalar un cargador en su plaza de garaje…
Quizá sea algo sencillo en las grandes ciudades, donde usar el coche supone una enorme pérdida de tiempo y de dinero, pero en localidades más pequeñas no será tan sencillo y se tardará mucho en adoptar por completo el vehículo eléctrico. En aquellos lugares con menos de 50.000 habitantes se vivirá muy bien, pero en los que superen dicha cifra y se vean obligados a instaurar zonas de bajas emisiones, las cosas no serán tan sencillas y pasarán a ser muy incómodas. Sobre todo para quienes vivan en los alrededores de dichas zonas de bajas emisiones.
Es evidente que la situación no es sencilla para nadie, ni para quienes dirigen, ni para quienes tienen que adaptarse a los cambios, y eso, podría provocar cambios antes de que llegue la prohibición. Los primeros indicios llegan desde Reino Unido, donde el primer ministro, Sushi Sunat, ha sufrido que la prohibición de motores de combustión en 2030 podría no seguir adelante según lo planeado. Esto no quiere decir que haya intenciones de anular la prohibición, pero sí que podrían cambiar algunas exigencias de dicha prohibición siempre “de una manera proporcionada y pragmática”.
Según Sunat, el objetivo es no añadir más problemas y costos para los ciudadanos: “Estoy defendiendo al pueblo británico porque también soy consciente de que estamos viviendo un momento en el que la inflación es alta. Eso está teniendo un impacto en las facturas de los hogares. No quiero agravar eso. Quiero hacerlo más fácil”. Comentarios que hizo en respuesta a los diputados conservadores británicos, que pidieron al gobierno que analice ciertas políticas “verdes”.
No obstante, la prohibición a los motores de combustión interna seguirá adelante, pues el objetivo de “cero emisiones” se mantiene intacto, eso no cambiará. Lo que si tendrá modificaciones, o quizá las tengas, es la forma de llegar hasta ellos e incluso cuando. Un portavoz del primer ministro británico, comentó a Telegraph que “creo que, como escucharon del primer ministro esta mañana, lo que queremos hacer es asegurarnos de que este enfoque sea proporcionado y pragmático y no impacte injustamente al público”.
Pero incluso esto acarreará problemas, pues ya hay quien se ve negativamente afectado, sobre todo empresas. Charge UK, que opera puntos de carga en Reino Unido, ha comentado que había comprometido miles de millones de libras para mejorar la infraestructura de vehículos eléctricos y agregó que, gracias a esto, se habían creado empleos sostenibles: “si el gobierno no se mantiene firme en sus compromisos, esta inversión y el suministro de vehículos eléctricos que ingreses al mercado estarán en riesgo”. Instavolt, otra empresa de carga pública son sede en Reino Unido, describió los comentarios como “completamente inaceptables”.
Reino Unido es un país con cierta fuerza internacional y sus decisiones podrían ser copiadas por otros, algo que no gustará, obviamente, a muchas empresas y personajes muy ligados a la electrificación.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS