La llegada del Grupo B nos trajo algunos coches muy especiales que, en muy corta tirada, nos permitía soñar con verlos algún día por la calle. La homologación les pedía fabricar un mínimo de 200 unidades, por lo que las marcas podían utilizar materiales caros y tecnologías avanzadas sin miedo a que el precio final de la producción les llevase a la bancarrota. Muchas marcas partieron de un coche de producción más o menos modificado para hacer sus coches de rally, pero no es el caso del Ford RS200. Este era un coche independiente de la gama, diseñado por el estudio Ghia de Ford en Turín y uno de los grandes secretos de este Ford de los años 80 fue la extraña transmisión que montaba.
Mecánicamente, el Ford RS200 también es una obra de arte. Fue el segundo chasis con motor central producido por Ford (el primero fue el GT40). Su chasis estaba formado por una célula de supervivencia y por dos subchasis. La célula de supervivencia consistía en un piso de nido de abeja en aluminio y una jaula antivuelco de acero. Los subchasis delantero y trasero eran de acero, y la suspensión era de doble horquilla con dobles amortiguadores en cada rueda. Está claro que este Ford RS200 nació para vivir fuera del asfalto.
Una de las razones por las que consiguió un equilibrio cercano al 50-50 fue su extraña transmisión diseñada por FF Developments. El motor Cosworth longitudinal transmitía su potencia a través de un eje hacia la caja de cambios de cinco relaciones. La caja de cambios se instaló cerca del eje delantero para equilibrar pesos, y en esta se encontraba el diferencial central. Este diferencial central transfería potencia al diferencial delantero y al trasero, y estos a las ruedas.
La transmisión del Ford RS200 era adelantada para su tiempo
Los diferenciales de deslizamiento limitado eran de acoplamiento viscoso, y el central ofrecía tres opciones de reparto de par: 37-63; 50-50 o propulsión. El montaje de este tipo se denomina transaxle, o lo que es lo mismo, montar la caja de cambios separada del motor. La extraña transmisión del Ford RS200 es más habitual encontrarla en automóviles de motor delantero y propulsión. Por ejemplo, el Nissan GT-R instala un sistema similar, solo que el motor va delante y la caja de cambios va instalada en el eje trasero, reenviando par al eje delantero.
La perfecta distribución de pesos hizo que el pilotaje de este Ford RS200 fuese sublime, tanto es así que sonrojó a superdeportivos, pero era caro para su época. Además, su motor adolecía un gran retraso del turbo, este lag hizo que sus 250 CV en el modelo de calle pareciesen menos. Como coche de calle, evidentemente, no era el mejor compañero de viaje, su habitáculo era pequeño, ruidoso y caluroso debido al motor pegado a la mampara tras los asientos. Además, su embrague y su dirección eran duros, y su calidad de construcción bajísima.
Desgraciadamente, este Ford RS200 no tuvo una carrera muy exitosa, ya que llegó tarde a la fiesta. Con la desaparición del Grupo B fue difícil encontrar compradores para los 200 Ford RS200 que se construyeron, acabando numerosas unidades en competiciones de rallycross, y otras desmanteladas para recambios.
Francisco Javier Rodriguez
En la época en la que pasaba el día dibujando coches, alguien me preguntó: ¿pero a ti te gusta más la mecánica o la carrocería de los coches? Esa misma semana leí el Manual del Automóvil de Arias Paz. Tenía 14 años, esa simple pregunta es la razón por la que estoy aquí, desde entonces no he parado de aprender sobre lo que se convirtió en mi pasión.COMENTARIOS