Sí, lo sé. La transición hacia la movilidad puramente eléctrica se presenta como un largo camino aún por recorrer. Y sí, también está a las claras que el boom de su advenimiento parece haberse apagado. En paralelo, la fecha de caducidad de los motores de combustión se ve ahora mucho más pequeña y lejana en el horizonte de lo que se suponía. Tomemos una palabra autorizada…
Fue el propio Morizo -me pongo de pie- quien pocos meses atrás se aventuró a vaticinar una cuota de mercado de los coches BEV por debajo del 30 por ciento para los próximos años. Dicho esto, sabemos que para su imperio automotriz, para Toyoda no es la batería, sino la pila de combustible, la alternativa de bandera a los térmicos. Nombro a Akio porque la premisa aquí es resistir a tamaño cambio cultural y entender que al tren de la electrificación no hay que subirse por mera corriente.
Sin desestimar las normativas que regulan las emisiones de gases, es imprescindible que los motores de combustión no mueran. Como marca de volumen y la que vende más ejemplares en el mundo, será para la japonesa todo un desafío. ¿Qué ocurre con los fabricantes de lujo? En escena hemos tenido como tema de agenda la popularmente conocida como Enmienda Ferrari, con la que las firmas más exclusivas -y, por lo tanto, de baja producción- podrían seguir fabricando modelos con motor convencional más allá de las fechas límite en Europa.
Pagani es otra que se vería amparada por esta ley, entonces a su dueño y fundador siempre le resultará más sencillo que al resto descartar un futuro eléctrico de su compañía cada vez que el escenario se le presente. Esta deducción corre por cuenta mía, pues, a juzgar por los más recientes testimonios del argentino, su regate a las baterías nada tiene que ver con que la década próxima pudiera darse el lujo de librarse de culpa y cargo, sino con una estrategia de mercado inherente a su existencia que podría resumirse en axiomas del tipo “el cliente siempre tiene la razón”.
Aunque este axioma aplica a cualquier fabricante, en Pagani podría reinterpretarse y redefinirse hacia un “el cliente siempre debe tener la razón” dada su condición de automotriz para unos pocos. El producto final debe ser de lo más certero y no puede ir por caminos contrarios a las pretensiones del propietario en potencia. La última entrega, el Pagani Utopia Roadster, reveló detalles de la etapa de desarrollo del superdeportivo coupé lanzado en 2022. Un tren motriz híbrido que partiera de un V8 turboalimentado había sido el plan original, pero por el exceso de peso que al coche le generaba, la marca se inclinó por el V12 que al final de cuentas podemos encontrar detrás de los asientos. Los clientes no querían saber absolutamente nada con que el Utopia llevase encima casi 500 kilos extra. Pagani tomó nota, fue coherente con su política y no queda más que aplaudir su decisión.
En resumidas cuentas, un caso que demuestra que no es necesario electrificar si las circunstancias no lo ameritan ni lo demandan -sumemos que así y todo, con su desplazamiento de seis litros y sus más de 850 caballos de potencia, el Utopia se encuadra dentro de las normativas de emisión- y que, en el caso de Pagani, hasta hubiese sido contraproducente.
Mauro Blanco
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