El Ace Café Barcelona echa el cierre por el coronavirus

El Ace Café Barcelona echa el cierre por el coronavirus

El punto de encuentro para amantes del motor en BCN ha sucumbido a las consecuencias de la pandemia


Tiempo de lectura: 5 min.

La crisis del coronavirus se toma una nueva víctima. El Ace Café Barcelona cierra sus puertas tras tres años siendo el punto de encuentro para todo tipo de aficionados a los coches y motos. Este tipo de establecimientos son muy raros de ver y Barcelona se queda sin el suyo. El otro está en Madrid, el Revival Café, que abrió el pasado diciembre.

El Ace Café Barcelona abrió en 2017 inspirado en The Ace Café que está a las afueras de Londres. Este bar londinense abrió por primera vez en 1938, y hasta 1969 se convirtió en la parada obligatoria de los moteros que pasaban por la carretera de circunvalación North Circular Road. Incluso tuvo que ser reconstruido en 1949 después de unos bombardeos de la Segunda Guerra Mundial cerca de Londres.

Tras unos años de reuniones con varios clubs de motoristas y viendo que la moda de los Rockers -un grupo de moteros del Reino Unido formado en los años 50- volvía, reabrió sus puertas en 1997 y fue completamente restaurado en 2001. Aunque no se mantiene como bar de carretera abierto las 24 horas, sigue manteniendo su esencia mientras se celebran reuniones y eventos de gran importancia para el sector de la automoción.

El Ace Café Barcelona no tiene tanta historia como su homónimo londinense, pero era el templo para los aficionados al motor en general en Barcelona y, aunque el de Londres superó una Guerra Mundial, el de Barcelona ha caído rendido ante el coronavirus.

“A pesar del esfuerzo realizado por parte de todos, las circunstancias provocadas por el Covid 19 han podido con nosotros y con toda la pena del mundo lamentamos comunicaros que el Ace Café Barcelona no volverá a abrir sus puertas”, decían en un comunicado vía Instagram en el que anunciaban su cierre.

Sin embargo, están agradecidos por los tres años en los que han estado en activo a “los clientes, amigos y proveedores” que se han pasado por allí. Tres años que han estado llenos de “momentos inolvidables, risas, cafés, comidas, concentraciones, eventos y tantas historias con el denominador común del amor al mundo del motor que siempre nos unió”, recordaban en la publicación.

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Os queremos dar las gracias a tod@s los clientes, amigos, proveedores… por estos 3 años de momentos inolvidables, risas, cafés, comidas, concentraciones, eventos…. tantas historias… Con el denominador común del amor al mundo del motor que siempre nos unió. Ha sido un proyecto que con ilusión y mucho esfuerzo hemos sacado adelante, pero que sin vosotros hubiera sido imposible. A pesar del esfuerzo realizado por parte de todos, las circunstancias provocadas por el Covid 19 han podido con nosotros y con toda la pena del mundo lamentamos comunicaros que el Ace Café Barcelona no volverá a abrir sus puertas. Hasta siempre y con mucho gas a la vida. ?♣️? • • • #acecafebarcelona #acecafe #caferacer #alltogether #the_end #covid #fuckcovid #covid19

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Los motor-cafés, en peligro

Estos aficionados que han llenado el aparcamiento de motos y coches durante casi cuatro años se quedan huérfanos, sin lugar donde hacer sus quedadas, para ver otros coches clásicos, o simplemente para tomarse un café entre joyas del motor. También se quedan sin eventos o rodadas con sus motos.

Óscar Haro, director deportivo del equipo LCR Honda de MotoGP y socio del Revival Café, nos comentaba que era de alguna manera obligatorio “tener un sitio de culto” donde los aficionados al motor se pudieran juntar. “Creo que lo que más le gusta al mundo del motor es tener un sitio de reunión para dejar ver sus coches y motos. Por eso la idea del Revival Café y del Ace Café de Barcelona de tener un parquin bastante grande donde llegase la gente y aparcase su moto, viera la del amigo y todas quedasen expuestas, como también los coches”, argumentaba.

Tanto en el Revival Café como el en Ace Café se organizaban concentraciones y rutas en moto. “Nosotros hacemos bastantes concentraciones con coches de lujo y a la gente lo que le gusta al final es mostrar su coche o su moto y las preparaciones que se han hecho en ellos”, decía Haro. “Luego estaba el verse un domingo para hacer una salida en moto, volver y ver las carreras juntos. Solo lo hemos podido hacer en el Gran Premio de Qatar”, admitía.

El coronavirus ha sido un factor determinante para muchos negocios en el sector de la hostelería al haberlos “bloqueado y parado totalmente a cero” tal como dice Haro. “Mantener las instalaciones y pagar los alquileres es un coste enorme porque son enormes, precisamente por el parquin”, confesaba. “El Ace Café Barcelona no ha podido asumirlo, pero nosotros hemos tenido que pedir créditos para subsistir y es un esfuerzo enorme el que estamos haciendo para poder levantar otra vez el negocio”.

Por esta pandemia, los planes de los dueños y socios del Revival Café de extender el negocio a otras partes del mundo, al igual que el Ace Café de Barcelona hizo cogiendo como referencia el de Londres, se ha paralizado.

“La idea era montar varios Revival alrededor del mundo y que se convirtiese en un sitio de culto donde la gente fuera igual que si vas a ver un museo como el Thyssen o el Reina Sofía; visitar estos templos del motor donde se dan cabida a exposiciones de motos, de carreras antiguas, de preparaciones y preparadores a nivel mundial”, explicaba Haro.

También comentaba que esperaba que sus clientes, “que suelen ser bastante fieles”, sigan apoyándolos para salir de este agujero que ha dejado el coronavirus para no llegar al destino que ha sufrido el Ace Café Barcelona y empezar de cero a partir de ahora. Quizá, con el tiempo, se vuelve a recuperar.

Al fin y al cabo, el Ace Café de Londres cerró en 1969 cuando se colocó una estación de servicio al lado y le quitó la clientela. Sin embargo, ahora ha sido una situación económicamente insostenible que, aunque va a ser difícil salir de ella, todavía deja algo de esperanza para cuando se controle la pandemia y mejore esta crisis que afecta a todo el sector hostelero en España.

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Sobre mí

Laura Salas

Quise ser periodista porque campeona del mundo de motociclismo ya no podía. De pequeña jugaba con los cochecitos de los huevos de chocolate y con cualquier coche que mi padre dejara desprotegido y a la vista. Le rompí la puerta a su miniatura de un Ferrari. Nunca volvió a ser el mismo (el Ferrari). Siempre intento aprender algo nuevo todos los días. Soy curiosa por naturaleza, qué se le va a hacer.

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

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Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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