Coche del día: Renault Laguna 1.8 16v

Coche del día: Renault Laguna 1.8 16v

Con el auge de los turbodiésel, los motores de gasolina quedaron eclipsados y esta motorización fue minoritaria


Tiempo de lectura: 3 min.

En el año 2001, el Renault Laguna 1.8 16v podría parecer una mala opción, básicamente porque aquella fue la época en la que comenzó el auge de los turbodiésel y los todos los usuarios, o casi todos, optaron por llevarse a casa un coche con motor diésel. Sin embargo, el Laguna con el bloque “de gasolina” de 1,8 litros era una opción más que idónea para muchos, aunque quedó eclipsado, como otras tantas propuestas, por el revolucionario crecimiento de los diésel.

A finales de los 90 y comienzos de los 2000, los motores turbodiésel sufrieron un boom evolutivo notable. Los TDI de Volkswagen parecían encabezar la oleada, mientras los demás, como Peugeot con los HDi o Ford con los TDCi, seguían su estela. FIAT, con los JTD, presentó una batalla emocionante, mientras que Renault, con los dCi no se quedó atrás. Por supuesto, Mercedes y BMW se unieron a la fiesta y demostraron porque tienen esa fama casi inquebrantable, con propulsores de una finura y unos consumos espectaculares.

Mientras ocurría todo esto, los motores alimentados por gasolina quedaban relegados casi al olvido. Algún usuario optaba por ellos porque eran más baratos de adquirir y porque, en realidad, eran la mejor opción para una gran mayoría de usuarios. Coches como el Renault Laguna 1.8 16v eran coches raros de ver por las calles, pero suponían una opción realmente ejemplar y muy adecuada para aquellos conductores que recorrían pocos kilómetros al año y por lo general, muchos de esos kilómetros eran por ciudad. Pero eso no quiere decir que fueran opciones únicamente para ese destino, como bien se podía comprobar con las pruebas que se publicaron en aquel momento.

La segunda generación del Laguna cambió notablemente con respecto a su primera edición y además, fue el primer coche en tener cinco estrellas Euro NCAP

Renault Laguna 1 8 16v (2)

El Renault Laguna 1.8 16v prometía un consumo medio de 7,5 litros, mientras que en urbano subía hasta los 10 litros. Puede parecer mucho, pero hay coches mucho más modernos que rondan esas cifras con motores más pequeños –también con motores más grandes, pero la evolución es la evolución, obviamente–, aunque también es cierto que son motores que tienen que lidiar con más peso. El Laguna 1.8 16v pesaba 1.315 kilos, y podía presumir de alcanzar los 203 km/h y de completar el 0 a 100 km/h en 10,7 segundos. Y no hablamos de un coche especialmente potente, pues el cuatro cilindros de 1.783 centímetros cúbicos con culata de 16 válvulas y atmosférico, rendía 123 CV a 5.750 revoluciones y 172 Nm a 3.750 revoluciones.

La revista Auto y diésel semanal, en su número 89 –mediados de julio de 2001–, publicó una prueba del Renault Laguna 1.8 16v –en realidad, una comparativa con el Laguna 1.6 16v– en la que se afirmó que debido a su peso, las prestaciones se quedaban algo justas y catalogaban esta versión como un coche para gente que no necesita “andar mucho” ni buscaba sensaciones deportivas. Sn embargo, esas declaraciones se “adornaban” después al decir que el funcionamiento del motor ofrecía un funcionamiento muy suave y unos consumos correctos.

Otro detalle curioso del Renault Laguna 1.8 16v, es que, al parecer, la tarjeta que hacía de llave dio algunos fallos. Fue entonces cuando Renault comenzó a ofrecer sus coches con una tarjeta en lugar de una llave, que además, ofrecía función “manos libres”, es decir, no hacía falta sacarla del bolsillo para que el coche se abriera o se pudiera arrancar, es decir, como una enorme cantidad de automóviles modernos. Sin embargo, en ocasiones no se pudo aprovechar esa función ya que sufrió diferentes fallos. También, en la misma prueba, se criticaron algunos detalles de acabado, algo bastante habitual en los Renault de aquella época.

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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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