El nuevo Audi Q3 2025 llega como tercera generación de uno de los modelos que más alegrías ha dado a los de Ingolstadt, y lo hace con cara de pocos amigos, muchas pantallas dentro y tecnología renovada. Pero antes de entrar en detalles, dejemos clara una cosa: el Q3 nunca ha sido el SUV más divertido del mercado, ni el más original. Es, simplemente, el que más redondeado ha salido para la mayoría de los mortales con dinero. ¿Cambia eso con esta nueva generación? En parte, sí.
Por fuera, Audi ha hecho lo que mejor sabe hacer: estirar el diseño actual, quitarle bordes, añadir una parrilla más grande aún (por si había dudas de su ego) y colocarle unas luces LED que parecen sacadas de una rave berlinesa. La silueta general es casi idéntica a la del anterior Q3, pero tiene esos pequeños toques de agresividad contenida que la clientela premium tanto valora. Es decir, que te puedas colar en una cena en la Moraleja sin que te miren como a un Toyota con vinilos de la Coliseum.
La gracia está en los detalles: arcos de rueda marcados, una trasera más limpia y una postura que quiere ser deportiva sin dejar de parecer útil. Vamos, que puedes llevar a los críos al colegio y seguir pareciendo alguien que sabe lo que es un diferencial. Las llantas llegan hasta las 20 pulgadas, aunque como siempre, las más sensatas no son las más vistosas. Audi sigue afinando bien la aerodinámica, que ayuda a reducir consumos y ruidos sin necesidad de resortes mágicos.
Dentro es donde más se nota que estamos en 2025. El interior es un desfile de pantallas: una de 11,9 pulgadas para el cuadro y otra de 12,8 para el sistema central, ligeramente curvada y, ojo, sin botones alrededor. Sí, el minimalismo ha ganado la guerra y ahora todo se maneja desde la pantalla o el volante multifunción, que por suerte sigue teniendo botones físicos (por ahora). El diseño interior es muy Audi: sobrio, bien ensamblado y con materiales reciclados que pretenden justificar el precio sin renunciar al postureo verde.

Un interior ecológico con espacio de sobra
El uso de poliéster reciclado, terciopelo de redes de pesca y otras virguerías ecológicas está bien tirado. No es que notes la diferencia respecto al cuero artificial de toda la vida, pero ayuda a construir el relato premium-sostenible que tan bien le funciona a Audi. Además, el espacio de carga es generoso: 575 litros con los asientos en su sitio, y 1.386 si los abates. Lo justo para meter una bici eléctrica, el carrito del niño y aún sobrarte hueco para las bolsas del club de pádel.
Pero lo interesante está bajo el capó. Hay opciones para todos los públicos, desde un 1.5 TFSI de 150 CV con desconexión de cilindros (ideal para los que se creen eficientes por no pisar el acelerador) hasta versiones más potentes con tracción quattro, que son las más razonables si de verdad vas a usar el coche para algo más que posturear en el centro comercial.
Audi ha decidido centrar esta generación en tecnología de combustión eficiente y sistemas mild-hybrid, prescindiendo de versiones híbridas enchufables para simplificar la gama y optimizar costes.
En cuanto a chasis, nada que sorprenda, pero todo bien resuelto. Suspensión de serie en acero, con opción de amortiguadores de doble válvula y modos de conducción que incluyen un “offroad plus” para los que se desvían un poco del asfalto… pero no mucho. El tacto es el que se espera: cómodo, preciso y con la típica sensación de que el coche va un paso por delante del conductor, no al revés. A los locos de las curvas os gustará saber que no se balancea mucho, aunque sigue sin ser un SQ5 ni pretende serlo.

Tecnología de seguridad y asistencia al conductor
En seguridad, Audi pone toda la carne en el asador con el control de crucero adaptativo, asistencia en atascos, frenada de emergencia, mantenimiento de carril y un sistema que aparca solo incluso si tienes memoria de pez y olvidas cómo hiciste la maniobra anterior. Vamos, que puedes hacer de todo menos conducir sin estar presente, aunque falta poco. El head-up display es claro, y la IA que lleva integrada puede incluso sugerirte rutas o ajustar parámetros en función de tu estilo de conducción. Eso sí, aún no cocina ni plancha.
Pero entonces, ¿cuánto vale el juguete? En España arranca desde 46.590 euros, mientras que en otros mercados europeos como Alemania el precio base es de 44.600 euros. En cualquier caso, el Q3 no es barato, pero tampoco está fuera de mercado si lo comparas con un BMW X1 o un Volvo XC40. Eso sí, si quieres opciones y no conformarte con el básico pelado, prepara billetes.
Disponibilidad: Tras su presentación oficial el 16 de junio de 2025, los pedidos se abrirán durante el verano y las primeras entregas llegarán en septiembre-octubre de 2025.
En resumen: el Audi Q3 2025 no revoluciona nada, pero lo mejora todo. Es el típico modelo que no emociona en una ficha técnica, pero que, cuando lo conduces, entiendes por qué Audi vende tantos. Es bonito sin ser estridente, cómodo sin ser blando, tecnológico sin parecer un iPad con ruedas, y encima ahora gasta menos. ¿Lo necesitas? Probablemente no. ¿Te lo comprarías si te toca la lotería? Posiblemente, sí, aunque te sigas comprando también un MX-5.
Jose Manuel Miana
Ando loco con los coches desde que era pequeño, y desde entonces acumulo datos en la cabeza. ¿Sabías que el naufragio del Andrea Doria guarda dentro el único prototipo del Chrysler Norseman? Ese tipo de cosas me pasan por la cabeza. Aparte de eso, lo típico: Estudié mecánica y trabajé unos años en talleres especializados en deportivos prémium.COMENTARIOS