En la historia de Mercedes-Benz, el motor V8 5.0 es algo así como una fórmula sagrada. Se me vienen a la mente recuerdos de la infancia de revistas de época con el R129 ocupando páginas. Ocupándolas con absoluta justicia, pues, a mi entender, aquella cuarta generación de la Clase SL aparecería en el capítulo de su época de mi libro de antología de los grandes arquetipos de convertibles.
Pero fue en la Clase S que el 500 se entregó a la popularidad, nada menos que en la segunda generación. Contemplando los sedanes de batalla simple, los de batalla extendida y los coupés –comercializados como SE, SEL y SEC, respectivamente–, aquel V8 fabricado por Mercedes como M117 fue uno de los que más se aplicó en los 12 años que duró la producción en serie del Mercedes W126.
Descuiden, amigos, que no estoy aquí para aburrirlos con tediosa lectura ni raccontos de gamas, pero es que algo de contexto no viene mal, pues aquellos 136.335 ejemplares hicieron de ese Clase S con esa motorización un clásico respetable. Más que respetable. Motivo como para, de arranque, no omitir las características de esta unidad que 40 años después de su salida de fábrica busca nuevo dueño.
Aunque, técnicamente, no hablamos de un W126, sino de un C126 –los coupé–, pues con la segunda generación las carrocerías y las distancias entre ejes empezaron a identificarse con nomenclaturas independientes. El otro motivo radica en su elocuente especificación, probablemente la más limitada en cantidades de los 30.184 500 SEC con el desplazamiento de cinco litros. Es uno de aquellos dos puertas, pero no es un dos puertas cualquiera y pertenece a una versión –la versión de la versión– a la que sólo unos pocos tuvieron acceso.
De la popularidad de su motorización a la exclusividad de su extraña configuración. No tan extraña en la vida de la marca de Stuttgart –no hace falta explicar por qué, basta con verlo de puertas abiertas–, aunque sí toda una rareza para el C126. Antes que lo pregunten, la respuesta es “no”. De las plantas de Mercedes-Benz, el 500 SEC nunca salió con puertas del tipo alas de gaviota.
Si a mediados de los años ochenta retirabas de la concesionaria un 500 SEC de serie, al habitáculo ingresabas de la manera en que todos lo hacemos a diario, pero había en Hamburgo un taller de personalización que reubicaba las bisagras y le daba al coupé un inédito estilo Gullwing. Un taller del cual dudo que la mayoría de quienes estén leyendo estas líneas haya oído hablar, pero lo cierto es que, durante su no muy extensa existencia, el Styling Garage supo interpelar a la cultura automotriz alemana.
El aspecto actual y la cotización de este Mercedes-Benz 500 SEC 1984 Gullwing de Styling Garage
La SGS no fue una marca desconocida en su época y fue junto a otras casas –pienso en Koenig Specials como otro consagrado caso alemán contemporáneo a ella– una exponente del tuning de la década, una década, en la que las casas especializadas en trabajos de este tipo tenían mucho que decir. Si hablamos de exponentes, su intervención sobre el 500 SEC –reproducida en 57 ejemplares– constituye el logro insignia de su catálogo. Uno de esos 57, decía, espera ser vendido en Múnich el próximo 23 de noviembre y Sotheby’s espera ofertas de entre 350.000 y 400.000 euros.
El característico blanco por fuera, mientras luce por dentro el cuero gris, el volante y las alfombras personalizadas con la marca de la casa, y la palanca de cambios automática tallada en madera con forma de cabeza de halcón, que se combina con el acabado de la consola central. Un ejemplar que, tras recibir en 1984 la configuración Gullwing y un refuerzo en el techo y los umbrales para la ocasión –alteración que duplicó en aquel entonces su precio de lista–, se exportó a la costa oeste de los Estados Unidos, donde estuvo bajo propiedad de un coleccionista de Ferrari hasta su regreso a Alemania en 2010, cuando pasó a manos de su propietario actual.
El SGS “ofrecía a sus clientes adinerados casi todo lo que deseaban. Las solicitudes iban desde el acabado en oro hasta importantes reconstrucciones de carrocería, y entre sus clientes habituales se encontraban jeques ricos, celebridades del mundo occidental y líderes mundiales”, describe Sotheby’s en la reseña de su inminente subasta. Veremos qué clase de coleccionista o entusiasta con algo de dinero de sobra en sus bolsillos se dará el gusto ahora.
Mauro Blanco
COMENTARIOS