Coche del día: Volkswagen Polo 1.2 TSi 110 Sport (6C)

Coche del día: Volkswagen Polo 1.2 TSi 110 Sport (6C)

Aspiraciones de ser un mini Golf


Tiempo de lectura: 4 min.

El Volkswagen Polo 1.2 TSI 110 Sport era una de esas versiones que tanto gustan a los chavales con el carnet recién sacado. Tenía una potencia que no era baja, un toques picantes y atractivos gracias a su acabado “Sport” y contaba con la calidad de Volkswagen allá por 2014, cuando todavía era una auténtica referencia en la industria en casi todo lo que hacía. No se podía pedir mucho más, ni siquiera por precio, pues con una tarifa de 15.915 euros, era caro, pero no el más caro de la categoría.

Presentado en el año 2009, la quinta generación del Polo era, quizá, la que más apuntaba hacia su hermano mayor, el Volkswagen Golf. Por diseño, por calidades y por pretensiones, a nadie se le escapaba que la firma alemana posicionaba al Volkswagen Polo como un pequeño Golf. Eso también provocaba que su diseño fuera algo más sobrio que la media en la categoría de los utilitarios y, por supuesto, que siempre estuviera entre los más caros, aunque tenía cierta justificación en aquellos años, cuando la marca alemana estaba entre las referencias de la industria por calidad, capacidad para dar forma a casi cualquier cosa y por tecnología o ingeniería.

De esas capacidades nació la familia TSi, motores gasolina que presumían, a pesar de su reducido cubicaje, de buenas prestaciones y consumos muy reducidos. Era la época del famoso downsizing que tanto se criticó en la prensa, y en ocasiones, con razón. Fue una época de motores pequeños “apretados” con un turbo y promesas de bajos consumos y emisiones, que sí, se cumplían en algunos casos, pero siempre a costa de desarrollos del cambio muy largos y una conducción sosegada; si no se tenía en cuenta el tipo de conducción, los consumos podían dispararse.

El downsizing provocó la aparición de motores como el 1.2 TSi de 110 CV, pequeños pero sobrealimentados, que lograban, en ocasiones, muy buenas prestaciones y en coches como el Polo, hacían maravillas

Volkswagen Polo 1 2 TSi 110 Sport (1)

En el caso del Polo, recibió el motor 1.2 TSi para su acabado Sport como una de las novedades después del ligerísimo restyling que sufrió. Un motor que, al contrario de lo que ocurría generalmente, no recurría a tres cilindros, sino que mantenía sus cuatro pistones tradicionales que desplazaban 1.197 centímetros cúbicos, y que, gracias al turbo, a la inyección directa de gasolina –como en todos los TSi– y, entre otras cosas, a la culata con dos árboles de levas y 16 válvulas, rendía 110 CV a 5.000 revoluciones y 17,9 mkg a 1.500 revoluciones. Se combinaba con una transmisión mecánica de seis relaciones y lograba unas prestaciones bastante interesantes.

Por ejemplo, la velocidad máxima era de 196 km/h, el 0 a 100 km/h lo completaba en 9,3 segundos, el 0 a 400 metros se tardaba 17,16 segundos y los 1.000 metros, igualmente con salida parada, 31,60 segundos. Los consumos homologados eran de 4,9 litros cada 100 kilómetros, una cifra inalcanzable que se transformaban en cifras que rondaba los seis o 6,5 litros según la revista a consultar. Aun así, la autonomía era de más de 700 kilómetros gracias a un depósito de 45 litros.

No obstante, no todo eran prestaciones “sobre el papel”. Francisco Morillo, quien pudo probar el Polo 1.2 TSi 110 Sport para la revista Autovía en julio de 2014, decía que a bajo régimen le faltaba capacidad de respuesta. No andaba “en condiciones” hasta superadas las 1.700 revoluciones, cuando el par hacía acto de presencia un poco de golpe. Se criticó un poco que las marchas eran algo largas y obligaba a reducir para adelantamientos y su planteamiento general estaba más del lado del confort que de la deportividad.

Lástima que para contar con airbags de cabeza había que pagar, al igual que para tener los sensores de aparcamiento. No obstante, tenía cosas como el techo solar, el sensor de lluvia, las llantas de 15 pulgadas, los faros antiniebla con función de giro, ESP, control de crucero…

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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

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