El Range Rover Evoque SD4 190 4WD llegó al mercado en un momento de crisis. La familia Evoque se puso en circulación en 2011, cuando aquella crisis de 2008 todavía daba coletazos y tenía a los ciudadanos con el cinturón apretado al máximo. Se podría decir que, aunque era un coche caro, tendría hueco en el mercado a pesar de los problemas, sobre todo las variantes más accesibles, todas con motores de 150 CV y cambio manual. Pero el Evoque SD4 era la opción diésel más cara del catálogo, con un precio que ascendía hasta los 38.400 euros, una tarifa que, si tenemos en cuenta la inflación, equivaldría actualmente a 47.232 euros.
Land Rover rompió moldes con el Evoque. Desde el mismo día de su presentación, la opinión general fue unánime: el coche era muy bonito. Se trataba del modelo más pequeño y accesible de la compañía británica, aunque, como hemos visto antes, barato precisamente no era. Sin embargo, el éxito no tardó en llegar y en apenas cinco años se habían vendido más de medio millón de unidades. Pueden parecer pocas, hay marcas como Renault que superan el medio millón en mucho tiempo menos, pero el Evoque no era un coche al alcance de todos y alcanzar ciertas cifras cuando se tiene un precio elevado, es un éxito rotundo.
Por aquellos años el segmento SUV de alta gama estaba cada día más poblado. El Range Rover Evoque SD4 190 4WD se tenía que ver las caras con coches como el Audi Q3 TDI con 177 CV –y 380 Nm de par… – o con el BMW X1 xDrive20d de 163 CV y hasta con el X1 xDrive23d de 204 CV. Un par de ejemplos de lo complicado que estaba el panorama entre los SUV compactos de alta gama, donde el Evoque SD4 tenía que ofrecer algo más que “simple” diseño. Y para colmo, según la revista Autofácil, era 1.500 euros más caro a igualdad de equipamiento.
Estéticamente, el Ranger Rover Evoque no tenía rival y eso le sirvió para lograr unas ventas muy elevadas en poco tiempo
Obviamente, no se jugó sin tener una buena mano. El Evoque estaba disponible con dos carrocerías –tres y cinco puertas, más un descapotable que llegó después–, enormes posibilidades de personalización y una versión de acceso con 150 CV desde 33.600 euros que, como cabe esperar, acaparó la mayoría de las ventas. De hecho, los diésel fueron los motores más populares y por ello, eran los motores más abundantes en el catálogo del Range Rover Evoque, con el SD4 de 190 CV como máximo exponente.
Hablamos de un cuatro cilindros de 2.179 centímetros cúbicos, turbo de geometría variable, common-rail y unas cifras de 190 CV a 3.500 revoluciones y 420 Nm de par a 2.000 revoluciones. Propulsor que tenía que arrastras un sistema de tracción total que elevaba el peso hasta los 1.715 kilos, y por ello, entre otras cosas, no podía superar los 195 km/h de velocidad máxima ni completar el 0 a 100 km/h en menos de 8,5 segundos. No obstante, el SD4 era una turbodiésel, y como buen diésel, el consumo anunciado era de 6,5 litros en ciclo mixto, que sumado a un depósito de 60 litros, permitía una autonomía “anunciada” de 890 kilómetros.
El Range Rover Evoque SD4 190 4WD era la opción diésel más cara, pero también la más capaz. Además, no debemos olvidar que se trataba de un Land Rover, y aunque sus propietarios lo compraron, en su mayoría, por su diseño, sus cualidades fuera de asfalto estaban por encima de la media del segmento. Ojo, no era un todoterreno, ni siquiera podría seguir a un Land Rover Freelander, pero cuando se terminaba el asfalto era capa de dejar atrás a cualquier rival del segmento.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS