Coche del día: Mercedes 500 SL (R107)

Coche del día: Mercedes 500 SL (R107)

Lujo, clasicismo, calidad... Características básicas de un Mercedes que estuvo en el mercado 18 años


Tiempo de lectura: 3 min.

El Mercedes 500 SL era la máxima expresión en lo referente a modelos descapotables en la firma famosa firma alemana. La gama se componía, a finales de los 80, de los 300 SL, 420 SL y 500 SL, siempre en función de la mecánica que montara y, tanto el más “pequeño” como el más potente, atesoraban la más pura tradición de Mercedes en cuestión de carrocerías descapotables.

Los fabricantes de automóviles viven de vender coches, es un hecho tan absoluto que su simple mención parece estúpido. Sin embargo, en ocasiones, da la impresión de que nos olvidamos de que un fabricante de coches, es una empresa creada para ganar dinero y no para tener contentos a los fanáticos. Sin embargo, hay coches que, a pesar de ser muy exclusivos y de no generar tanto dinero como otros más accesibles, tienen una existencia obligada, como es el caso del Mercedes SL –siglas, por si alguien no lo sabe, de “Sport Leicht”, deportivo ligero en alemán–.

El Mercedes SL tiene una historia larga y fructífera, con unas raíces que se hunden en el tiempo hasta la década de los 50 y la puesta en escena del mítico “alas de gaviota”. El Mercedes 300 SL fue, como puedes imaginar, el primer Mercedes SL, aunque en realidad, había que apuntar al Mercedes SL Roadster para dar comienzo a la saga, que en la década de los 80, con la generación R107, ganó especial importancia por su enorme éxito en Estados Unidos y por el notable paso adelante en cuanto a prestaciones e imagen por parte de la propia marca.

De hecho, hay que irse un poco más atrás en el tiempo, mucho más atrás, para ser testigos de la aparición del R107, concretamente, hay que viajar hasta 1971. Es decir, el Mercedes R107 estuvo en producción más de 15 años –abandonó la línea de producción en 1989– y aun así, se mantuvo como una referencia en cuanto a refinamiento, calidad y prestaciones, sobre todo en el caso, obviamente, del 500 SL, la versión más prestacional de toda la gama.

Clasicismo y un notable equilibrio de líneas era las notas predominantes en el Mercedes 500 SL, sin contar, claro está, con el poderío del V8 atmosférico que le daba vida

Mercedes 500 SL (R107)

No obstante, el Mercedes 500 SL R107 no era un deportivo propiamente dicho, era un descapotable biplaza, un roadster, con un carácter más dinámico de lo acostumbrado en la marca, pero sin aspiraciones a convertirse en un coche con el que quemar adrenalina en una carretera de curvas. Podríamos considerarlo como un Gran Turismo, un coche de muy alta gama, refinado, lujoso y rápido, pero no deportivo.

Aun así, el número que figura en la denominación del modelo hacía referencia a su motor, un V8 5.0 con mucho poderío. Concretamente, eran 4.973 centímetros cúbicos, con un árbol de levas por culata y dos válvulas por cilindro, que rendía 245 CV a 4.750 revoluciones –como si fuera un diésel… –y un par de 40,8 mkg a 3.750 revoluciones, unos 400 Nm, que no están nada mal. Un propulsor que, como no podía ser de otra forma, se combinaba con un cambio automático de cuatro relaciones, cuya última marcha tenía un desarrollo de nada menos que 51,1 km/h a 1.000 revoluciones.

Su condición de automóvil lujoso y refinado se apreciaba en sus prestaciones. La velocidad máxima, por ejemplo, era de “solo” 218 km/h, mientras que el 0 a 400 metros lo completaba en 16 segundos y los 1.000 metros, también con salida parada, en 28,5 segundos. Los consumos, por supuesto, eran altos: 11 litros de media, que en ciudad se podían ir a los 20 litros.

De todas formas, no se puede pasar por alto algunas curiosidades, como el hecho de tener que pagar aparte por el aire acondicionado o la tapicería de piel, que en aquellos años, era de auténtica piel y no un producto sintético –por mucha calidad que tenga–.

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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Alejandro

Una auténtica maravilla, admirable y disfrutable en cualquier época


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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Soy un apasionado de los coches desde que era muy pequeño, colecciono miniaturas, catálogos, revistas y otros artículos relacionados, y ahora, además, disfruto escribiendo sobre lo que más me gusta aquí, en Espíritu RACER.

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