El Suzuki S-Cross 1.4T Mild Hybrid 4×4 representa un conjunto que merece mucha más atención por parte de los usuarios

El Suzuki S-Cross 1.4T Mild Hybrid 4×4 representa un conjunto que merece mucha más atención por parte de los usuarios

No es el mejor en nada, pero lo hace todo bien y además, es divertido de conducir


Tiempo de lectura: 11 min.

No son pocas las ocasiones en las que alguien me pregunta sobre coches, ya sea porque se baraja la idea de comprar –ya sea un amigo, el primo del vecino, la novia del amigo de vete a saber quién… – y cuando mencionan algo sobre un SUV, no puedo evitar pensar siempre lo mismo: ya estamos con los SUV. Vaya por delante que no soy un antiSUV, pero sí que soy una persona un poco contraria a la moda imperante. Pero soy un poco contrario a la moda porque se ha llevado al extremismo, se ha ido tan lejos que el simple hecho de ver como ciertos fabricantes, que antes tenía una gama muy completa e interesante, se centran únicamente y exclusivamente en los SUV, me crea mucho rechazo. ¿Qué harán esas marcas cuando las modas cambien? Ford, por ejemplo, ya lo está pasando mal y eso que tiene el Puma, uno de los B SUV más vendidos…

Bueno, a lo que iba. Siempre que me hablan de comprar un SUV el escepticismo me asalta, porque las veces que me he visto en una situación similar, no importa los argumentos que se den, ya sea a favor o en contra, porque van a defender su postura a capa y espada, y también sin ningún sentido. Además, para colmo, suelen aparecer preguntas como “¿vas a saber tú más que el comercial?”. Si es así como se piensa, ¿por qué preguntas? La cuestión de los SUV es como los coches eléctricos, cuesta encontrar un término medio y solo hay dos posturas: o los defiendes “a muerte”, o los odias al mismo nivel.

Yo, creo, me posiciono entre ambas opciones, no odio los SUV, pero tampoco creo que son la respuesta para todo. A no ser que sea un Suzuki S-Cross, claro. A día de hoy, es uno de los coches que más me han gustado de cuantos he conducido, y mira que resulta un coche sencillo comparado con otros como el Hyundai Tucson o el Renault Austral. Sin embargo, no me compraría un Tucson ni tampoco un Austral, pero sí me compraría un S-Cross, porque no es la respuesta para todo, pero se acerca. Al menos en lo que a mí respecta y al uso que le daríamos en casa. De hecho, incluso el señor Miguel piensa lo mismo que yo, el Suzuki S-Cross es un coche genial, y para colmo, divertidísimo en cuanto aparecen pistas de tierra. Si Suzuki, en la presentación de los nuevos S-Cross y Vitara, hubiera añadido alguna pista de tierra, había sido una presentación más que buena, y podrían haberlo hecho porque se hizo en Guadarrama –en la sierra de Madrid, rodeado de caminos por todas partes–.

De todas formas, vamos a matizar algunas cosas antes de seguir, porque es evidente que si buscas un coche con aspiraciones deportivas o con muchas prestaciones, es evidente que el Suzuki S-Cross no encaja en tus objetivos. Si quieres sofisticación, pantallitas y todas esas cosas que tanto gustan a día de hoy, no estarás satisfecho con el SUV japonés. Pero, si lo que buscas es que funcione contra viento y marea, que sea fácil y agradable de conducir, si no quieres complicaciones innecesarias y además, buscas un buen comportamiento en carretera y diversión fuera de ella, amigo, ahí sí que estamos hablando de un Suzuki S-Cross.

Suzuki S Cross prueba (5)

Sin complicaciones, lo que ves es lo que hay, sin más

Reconozco que me gusta Suzuki, es una marca que, por lo general, tiene una buena imagen en cuanto a fiabilidad, pero también una sensación de ser coches sencillos y baratos. Todavía recuerdo los primeros Suzuki Baleno que vi por la calle y las cosas que se decían sobre ellos, y ojo, nos siempre buenas, aunque esto último era cuestión de los aficionados, que ya se sabe como somos. Sin embargo, de lo que nadie dudó nunca era de su versatilidad, de su fiabilidad y de su facilidad de conducción. Incluso Miguel tuvo en casa un Suzuki, un Wagon`R+ que tenía su madre y habla maravillas de él –sin entrar en temas estéticos, claro–. Cada vez que le digo que toca fotos con un Suzuki, siempre dice lo mismo: “como me molan los Suzuki”.

Bien, no vayamos a pensar que somos fanáticos de la marca, ni mucho menos. Como he dicho antes, tienen una buena imagen y, en general, me gustan, pero no todo es bueno y tienen sus pegas, básicamente como cualquier otro automóvil. Sin embargo, hay un detalle que me gusta y además, me gusta mucho en el S-Cross: no hay postureo. Se podría decir que el Suzuki S-Cross es un coche honesto, no busca impresionar con atrezzo innecesario, ni con formas rocambolescas, lo que ves es lo que hay. Abres la puerta y encuentras materiales que no aparentan ser los mejores del mercado, pero son funcionales, están bien ajustados, pero buscan imitar nada que no son. Sí, son plásticos duros, pero sorprende que no haya ruidos ni siquiera haciendo el salvaje por caminos de tierra, al igual que tampoco los hay en carretera abierta con diferentes cambios de apoyo sin miramientos.

Pasa lo mismo con el volante, que tiene un buen tacto y un tamaño correcto, aunque, quizá, la dirección esté demasiado asistida. Los pedales están bien colocados y, aunque blanditos de accionar, permiten una buena gestión de sus funciones. Los asientos, sin grandes alardes, cumples con su cometido, aunque falta algo de agarre lateral –y vas sentado bastante arriba, todo sea dicho–. El tacto de los mandos, de los botones, de los paneles de las puertas… todo lleva a un mismo objetivo: funcionar como se espera que funcione, sin alardes estéticos, sin complicaciones; me gustan las cosas así.

Si lo comparas con otros modelos similares, el Suzuki S-Cross parece estar un escaloncito por debajo en cuanto al aspecto general del habitáculo, porque monta una pantalla pequeña y con gráficos bastante normalitos, la instrumentación es un tradicional conjunto de relojes con una pantalla para información adicional, no tiene colorines ni tapizados llamativos… Pero cuando empiezas a moverte con él, la percepción del coche cambia, y eso que milita en un segmento que no es nada benévolo, con rivales como el Hyundai Kona o el Ford Puma, coches mucho más llamativos y que acumulan más ventas y no por ello ofrecen un mejor conjunto. En algunos apartados, como en la imagen que desprende el habitáculo y el diseño, los mencionados modelos destacan algo más, pero no creo que puedan presumir como el S-Cross de rodar igual de bien en asfalto que en caminos de tierra.

Suzuki S Cross prueba (22)

El S-Cross no le tiene miedo al barro ni a la tierra suelta.

Desde hace un tiempo, tomamos la decisión de que todos los SUV que pasaran por nuestras manos, o casi todos, pasarían muchos kilómetros por caminos de tierra. En algunas ocasiones, serán caminos fáciles, el típico camino de tierra liso y sin apenas complicaciones, pero en otros casos las cosas serán más difíciles. Y así nos lo propusimos con el S-Cross. Cuando lo probamos, tuvimos varios días de lluvias y nos saltó la duda de si era acertado meter al coche por ciertos caminos, pues quizá, con el barro, nos tocaría sacarlo remolcando –algo que sería sencillo, porque Miguel tiene un Outlander 4×4 diésel, equipado con neumáticos Cooper, el cual usa para tirar de una caravana en las vacaciones y para llevar tres perros–. Y yo creo que, precisamente, saber que teníamos con qué desatascar el coche nos hizo envalentonarnos un poco, así que buscamos unos caminos que tuvieran barro, charcos y arena suelta.

Fue la mejor decisión que tomamos, todo sea dicho. Me cuesta imaginar otro SUV que sea, como poco, igual de divertido que el S-Cross cuando se trata de salir del negro asfalto. Además, resulta interesante comprobar como, por tarado de suspensiones, resulta un coche sumamente fácil y predecible en carretera, con una sensación de confianza elevada y un aplomo más que aceptable, y por caminos de tierra se tienen las mismas sensaciones. Te sientes con todo bajo control y acabas por rodar a un ritmo bastante rápido. El coche pasa por encima de roderas y piedras –no muy grandes, obviamente– sin inmutarse y a una velocidad más elevada de lo que podrías pensar. Pero no solo eso, también puedes hacerle deslizar un poco para tomar la curva como si fueras de rallye, con una sensación de control total y una sonrisa tonta en la cara, que te vuelve a salir cada vez que piensas en lo que puedes hacer con el coche.

Ojo, no es un todoterreno, es un SUV con cierta solvencia fuera de carretera. Nosotros lo metimos por caminos de tierra con alguna rodera, agujeros no muy grandes, desniveles, charcos y barro. Apenas había piedras que te cabían en la mano, no había grandes zanjas, el camino era relativamente liso, sin apenas rectas; es un ambiente en el que destaca, y mucho, el Suzuki S-Cross. Por ese mismo camino hemos estado, poco después, con un Jeep Renegade, y no circulaba con la misma soltura, aunque también es cierto que el Renegade pesa más y es capaz de meterse por lugares donde el S-Cross ni siquiera se plantea transitar.

Lo único que podríamos criticar es el consumo. En un uso normal, en el día a día, es posible rondar entre los 6 y los 7,5 litros, siempre según los ánimos y las ganas de pisar el pedal derecho se tenga en ese momento, aunque es posible que, según la forma de conducir, los consumos puedan subir hasta los ocho litros e incluso hasta los 8,5 litros. Por caminos de tierra haciendo el mal, los consumos se mantienen entre los 7,5 y los nueve litros. Se rueda todo el rato en segunda y en tercera, exigiendo al motor que trabaje bien arriba, lo que conlleva que los consumos sean alto, aunque, en este caso.

Suzuki S Cross prueba (14)

Híbrido ligero, mild hybrid, semi híbrido… Puedes llamarlo como más te guste, pero la cuestión es que tiene etiqueta ECO

La versión que nos dejó Suzuki es, creo, la más interesante de todas. Monta el motor 1.4 turbo con hibridación ligera, 129 CV y 235 Nm de par, combinado con un cambio manual de seis relaciones que sin ser una maravilla, ofrece un tacto preciso, te deja accionarlo de forma rápida y es agradable de usar. La palabra agradable le va como anillo al dedo a todo el conjunto, como ya hemos comentado antes, y al motor también salvo un pequeño detalle: hasta las 2.000 revoluciones no hay nada de nada.

Saliendo desde parado se nota claramente como el motor tiene poca fuerza hasta que no supera las 2.000 revoluciones. Tienes que obligarte a delizar un poco el embrague y a pisar un poco más el acelerador para poder iniciar la marcha con soltura y no como un caracol. Una vez en marcha solo lo notas cuando tienes que bajar de velocidad demasiado, aunque en circulación aparece otra pequeña pega: los desarrolos del cambio son larguísimos. Recuerdo ir por autopista y verme obligado a esperar tras un par de coches que iban algo lentos, y cuando aceleré para recuperar velocidad y adelantar, me encontré sin motor, epanas era capaz de ganar velocidad. Bajé a quinta y no gané mucho, así que tuve que bajar a cuarta y acelerar con ganas para volver a ponerme a una velocidad que me permitiera adelantar.

Cuando llegúe a casa lo primero que hice fue buscar la ficha técnica para ver datos de par y desarrollos del cambio. Con el par no había problemas, son 235 Nm entre 2.000 y 3.000 revoluciones, pero los desarrollos del cambio son algo bien distinto. En sexta, son 46,8 km/h a 1.000 revoluciones, en quinta son 40,8 km/h a 1.000 revoluciones y en cuarta, 34 km/h a 1.000 revoluciones. Es evidente que se han puesto así para bajar consumos en carretera, pero cuando quieres potencia, un desarrollo tan largo te deja totalmente colgado, y más todavía si, como yo, vives en plena sierra, donde todo es cuesta arriba. De hecho, desde la Suzuki hasta la puerta de mi casa, es casi todo el camino cuesta arriba; se pasa de 665 metros sobre el nivel del mar a 917 metros.

Salvo estos detalles y algún otro que, seguramente, se me pase por alto ahora mismo, el Suzuki S-Cross es un auténtico tapado. Puede que no sea el más bonito, ni el más equipado, pero la relación calidad-precio-prestaciones no se puede igualar. El precio de partida del Suzuki S-Cross mild hybrid 4×4 es de 28.730 euros con descuentos aplicados y apenas tiene opciones entre las que elegir.

Datos técnicos

FICHA TÉCNICASuzuki S-Cross
MODELO1.4T Mil Hybrid 4x4
MOTORDelantero transversal. Cuatro cilindros con 1.373 centímetros cúbicos.
RENDIMIENTOPotencia máxima95 kW (129 CV) a 5.500 rpm
Par máximo235 Nm a 4.000 rpm
MOTOR ELÉCTRICODelantero transversal. 10 kW (14 CV) y 53 Nm
BATERÍAIones de litio con 0,38 kWh, colocada en posición delantera central
TRANSMISIÓNTracción delantera, cambio manual de seis relaciones
DIMENSIONES Y PESOSLargo por ancho por alto en milímetros4.300 x 1.785 x 1.585
Batalla en milímetros2.600
Peso1.360 kg
DATOS PRESTACIONALESAceleración de 0 a 100 km/h10,2 segundos
Velocidad punta195 km/h
Relación peso potencia10,54 kg / CV
CONSUMOSConsumo medio homologado (WLTP)5,6 litros
Consumo medio durante la prueba7,1 litros
PRECIO30.459 €

Suzuki S-Cross 1.4T Mild Hybrid 4x4

30.459 euros
Suzuki S-Cross 1.4T Mild Hybrid 4x4
7.1

Comportamiento en carretera

7.0/10

Comportamiento en ciudad

7.5/10

Confort

8.0/10

Consumo

7.0/10

Habitabilidad

7.0/10

Infoentretenimiento

7.0/10

Prestaciones

7.5/10

Relación valor/precio

7.0/10

Seguridad

8.0/10

espíritu RACER

4.5/10

A favor

  • Conducción agradable
  • Diversión en pistas de tierra
  • Buen comportamiento general

En contra

  • Detalles de acabado
  • Poca regulación del volante
  • Consumo muy sensible al tipo de conducción
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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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