El Geely Galaxy Battleship parece a primera vista un Land Rover Defender tras pasar por unos pequeños retoques de chapa: Líneas cuadradas, postura imponente, y esa mirada que sugiere que no lo paras ni con una riada. Ojo, porque literalmente puede flotar durante dos horas. Sí, has leído bien: este 4×4 chino no solo cruza charcos, también se lanza al agua y navega a 8,5 km/h como si fuera una Zodiac con matrícula de Pekín. Siempre que la profundidad no supere los 800 mm, claro…
El modelo se presentó en el Salón del Automóvil de Shanghái 2025 como el nuevo niño mimado de Geely, y desde luego, no ha pasado desapercibido. Su diseño le guiña descaradamente el ojo al Defender, pero recubierto con tecnología de ciencia ficción y con la capacidad de flotar aunque sea poco.
¿Hace falta? Bueno, esa es otra historia. Porque aunque navegar dos horas suena muy espectacular en una presentación de PowerPoint, la utilidad real para un usuario medio está por ver. Aun así, en una época en la que todo SUV se llama a sí mismo “aventurero” solo por subir un bordillo, se agradece que alguien apueste por llevar el concepto off-road hasta sus últimas consecuencias, aunque sea con algo de espectáculo absurdo.

Más gadgets que una peli de James Bond
El aspecto prestado del Defender es muy atractivo, pero el catálogo de chucherías tecnológicas del Galaxy Battleship es directamente de ciencia ficción. Para empezar, lleva incorporado un chasis digital gestionado por inteligencia artificial, que controla funciones como el “modo cangrejo”, y que le permite desplazarse lateralmente como un cangrejo de verdad, o el giro sobre el eje, algo útil para salidas de aparcamiento en ángulo imposible o para presumir en la plaza del pueblo.
La tracción total es inteligente y reparte el par según las condiciones del terreno, mientras que los radares de vadeo y el sonar le permiten saber con precisión cuánta agua puede tragar antes de empezar a hacer glup glup. Geely no se corta: quiere que este coche sea tan capaz en la selva como en una zona de guerra. Para ello, la batería (Golden Short Blade) viene recubierta con material a prueba de balas, y es resistente a incendios, deformaciones e incluso explosiones. Vamos, que si esto explota, no será culpa del coche.
¿Y qué pasa si te pierdes en mitad del Tíbet? Pues nada, que tiras de su conectividad vía satélite y llamas para pedir una pizza. O un helicóptero. Porque el Battleship mantiene la señal incluso en zonas donde el móvil se convierte en pisapapeles. Todo esto es parte de una filosofía en la que la seguridad y la redundancia lo son todo. Prevenir la pérdida de control, evitar incendios espontáneos o que el coche se hunda forman parte del argumentario oficial de Geely. ¿Sobreactuado?, quizá. Pero desde luego que parece un coche completo.
Mucho músculo… ¿pero cuánta lógica?
Es fácil quedarse embobado con las cifras, pero conviene preguntarse: ¿tiene sentido todo esto? ¿Cuántos conductores necesitan realmente un coche que flote durante dos horas o que se mueva de lado? Un usuario normal no usará estas características en la vida, y sin embargo, ahí está el Galaxy Battleship, sacando pecho, y con posibilidades reales de llegar a producción. Aunque aún no hay fecha confirmada, Geely ya insinúa una llegada progresiva a otros mercados más allá de China.
El Galaxy Battleship no está diseñado pensando en el tráfico urbano, y si lo piensas bien, tampoco como un todoterreno. Este coche tiene toda la pinta de haberse diseñado como un escaparate tecnológico y, probablemente, un símbolo de poder para quien lo conduzca. Es el típico coche que se compra más por lo que representa que por lo que se necesita. Eso no le quita mérito al modelo, pero sí lo aleja bastante del mundo real. Es como llevar un cuchillo de Rambo a cortar una tarta.
Entonces, ¿deberían estar preocupados en Land Rover? Bueno, depende. El Defender sigue siendo más versátil, más refinado y, seamos sinceros, más lógico para la mayoría. Pero si Geely logra poner este tanque flotante en la calle a un precio competitivo, y el coche está a la altura de lo que promete (porque recordemos que por ahora hay renders y poco más) más de uno se va a pensar comprarlo como su “coche de aventuras”. Porque aunque no vayas a cruzar un río cada día… mola saber que podrías.
Jose Manuel Miana
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