Los coches con volante a la derecha: ¿por qué algunos apasionados los buscan a propósito?

Los coches con volante a la derecha: ¿por qué algunos apasionados los buscan a propósito?

Raritos… pero con criterio propio: la atracción por lo poco común


Tiempo de lectura: 7 min.

Parece una excentricidad, porque en un país como España, donde todos conducimos por la derecha y el volante va a la izquierda, ¿quién en su sano juicio se compra un coche con el volante a la derecha? Pues más gente de la que parece, y no, no todos son ingleses recién bajados de Ryanair ni coleccionistas de salón que no arrancan el coche ni una vez al mes. Hay un grupo bastante curioso de entusiastas que los buscan con intención, y en muchos casos, con argumentos bastante sólidos.

La rareza, como concepto, tiene valor. Igual que alguien paga más por una edición limitada de un reloj o una consola antigua, hay quien aprecia la exclusividad de tener un coche que no se vea todos los días, y cuando hablamos de coches con volante a la derecha (RHD), la rareza es evidente. En un país donde el 99,9 % de los vehículos son con volante a la izquierda, aparecer en una concentración o incluso en una calle cualquiera con un volante a la derecha te convierte automáticamente en alguien con “algo diferente” siempre que no seas uno de esos que importan un Audi A5 quemado de kilómetros de Reino Unido. Por favor, valórate, no seas de esos.

Pero no todo es postureo. Muchos de estos modelos con volante a la derecha ni siquiera están disponibles en versión europea. ¿Quieres un Nissan Skyline GT-R R34?, volante a la derecha o nada. ¿Te interesa un Honda Beat, un Suzuki Cappuccino, un TVR Cerbera o un Mitsubishi Pajero Evo? Bienvenido al mundo de los volantes al revés. Hay auténticas joyas que nunca cruzaron oficialmente la frontera de los volantes a la izquierda y que solo puedes conseguir si aceptas esa pequeña incomodidad diaria.

Lo interesante es que esta decisión, lejos de ser impulsiva, muchas veces es completamente racional… dentro del marco del frikismo automovilístico. No se trata de ignorar los problemas que conlleva un coche volante a la derecha en España, sino de asumirlos con gusto porque el conjunto lo merece, y, a veces, porque no hay alternativa posible para tener el coche que quieres.

Coches con volante a la derecha (2)

Conducir al revés tiene su gracia (y algunas ventajas)

Uno de los argumentos más repetidos entre los que defienden el volante a la derecha en territorio volante a la izquierda es el de la experiencia de conducción diferente. No mejor, no peor, simplemente distinta. Es como cambiar de moto naked a deportiva: el cerebro tiene que reaprender ciertas rutinas, y eso les gusta a algunos de quienes disfrutamos del acto de conducir, no solo de ir del punto A al B.

En las zonas rurales, especialmente en carreteras estrechas y sin arcén, el volante a la derecha te permite ir más cerca del borde, lo que facilita juzgar las distancias en cruces ajustados o cuando aparece un camión en dirección contraria. No es una ventaja aplastante, pero sí hay quien la menciona como algo útil cuando el terreno se complica. En zonas de montaña o en lo que algunos llaman “track roads”, ese extra de visión lateral puede marcar una diferencia.

Luego está la cuestión de la familiaridad, porque muchos expatriados británicos que viven en zonas como la Costa del Sol o Alicante prefieren mantener su estilo de conducción habitual. Si has pasado toda tu vida conduciendo un volante a la derecha, adaptarte a un volante a la izquierda puede ser incómodo, especialmente si no conduces a diario. Por eso es común ver pequeños hatchbacks ingleses con matrículas provisionales y volantes a la derecha en esas zonas, y no todos están de paso.

También hay que reconocer el componente nostálgico. Para ciertos conductores, tener un coche japonés clásico con volante a la derecha no es simplemente una rareza estética, es parte del ADN del modelo. Ver un RX-7 o un Silvia S15 con volante a la izquierda es, para algunos, como ponerle un reloj Casio a un Rolex Daytona: funciona, pero que no, no gusta igual.

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El lado oscuro del volante a la derecha en España

Claro que no todo es diversión y originalidad. Tener un coche con volante a la derecha en España implica lidiar con ciertos retos diarios que no todo el mundo está dispuesto a aceptar. El más evidente es la incomodidad en maniobras cotidianas: las cabinas de peaje, los parkings, lod cajeros automáticos… todo está pensado para el conductor sentado a la izquierda. Si vas solo en el coche, te va a tocar jugar a Mr. Fantástico o directamente bajarte.

Además, en ciertas maniobras en ciudad o carretera, la visibilidad queda comprometida. Adelantar en una carretera secundaria, por ejemplo, es más peligroso si vas sentado en el lado equivocado para ver el tráfico que viene. No es que sea imposible, pero requiere más atención, más experiencia y un plus de prudencia. Muchos entusiastas lo asumen, pero no se recomienda a conductores novatos ni despistados.

El valor de reventa es otro problema. Un volante a la derecha en España se devalúa más rápido y cuesta más venderlo, salvo que encuentres a otro entusiasta que busque justo ese modelo. En general, se estima que valen un 20 % menos que sus equivalentes con volante a la izquierda, lo que en algunos casos puede suponer un buen mordisco al presupuesto si pretendes recuperar parte de la inversión a medio plazo. De ahí la mención anterior a no importar coches que no sean raros aquí.

Luego están los trámites. Importar un coche con volante a la derecha, especialmente si viene de fuera de la UE, como Japón, implica lidiar con homologaciones, ITV, impuestos y papeleo variado. No es insalvable, pero sí es un proceso que puede costar mucho tiempo y más dinero. Aquí es donde se separan los caminos de los aficionados de verdad y quienes simplemente querían hacerse una foto en Instagram.

Coches con volante a la derecha (4)

Cuando la pasión pesa más que la lógica

Pese a todo lo anterior, hay un grupo que sigue buscando volante a la derecha sin pestañear. Son los que entienden que un coche no siempre es una inversión racional. Que hay decisiones que se toman con el corazón, no con el cerebro, y que conducir algo diferente, aunque implique ceder en comodidad o en valor residual, también tiene su recompensa.

El mercado británico, que tiene coches más baratos de segunda mano que en España, ofrece una vía de entrada relativamente asequible a modelos que aquí serían inalcanzables. Un Civic Type R EP3, un Clio V6 o un Lotus Elise pueden costar allí la mitad que aquí, aunque vengan con el volante al revés y traigan un extra de óxido, y para quien sabe lo que quiere, esa diferencia compensa con creces.

También está el factor social. Los eventos como el Distinguished Gentleman’s Drive, las concentraciones JDM o los clubes de coches clásicos suelen recibir con los brazos abiertos a modelos con volante a la derecha precisamente porque su presencia añade variedad y atractivo. Tener un coche así no solo es conducir algo distinto: es formar parte de una comunidad con gustos más afinados y conversaciones menos previsibles.

En última instancia, buscar un coche con volante a la derecha en España es una algo muy de cada uno. No es para todos, ni falta que hace. Es para quienes prefieren tener lo que nadie más tiene, aunque eso implique mirar el mundo desde el otro lado del coche. Para quienes entienden que, a veces, lo que nos gusta no siempre es lo más cómodo… pero sí lo más nuestro.

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Sobre mí

Jose Manuel Miana

Ando loco con los coches desde que era pequeño, y desde entonces acumulo datos en la cabeza. ¿Sabías que el naufragio del Andrea Doria guarda dentro el único prototipo del Chrysler Norseman? Ese tipo de cosas me pasan por la cabeza. Aparte de eso, lo típico: Estudié mecánica y trabajé unos años en talleres especializados en deportivos prémium.

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

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Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Soy un apasionado de los coches desde que era muy pequeño, colecciono miniaturas, catálogos, revistas y otros artículos relacionados, y ahora, además, disfruto escribiendo sobre lo que más me gusta aquí, en Espíritu RACER.

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Veo arte en los coches y en sus diseños una potencia que va más allá de las cifras. Ex conductor de Renault 12 rojo modelo 1995 de épicos e imprevisibles episodios, al que recuerdo por la hostilidad de su volante, pero, sobre todo, por nunca haberme dejado en el camino.

Jose Manuel Miana

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