
Es curioso ver como todavía tiene que arrastrar el peso que tiene su denominación, parece que nadie ha perdonado a Mitsubishi haber usado un nombre como Eclipse para un SUV y no para un coupé y de esto ya han pasado un buen puñado de años… No voy a negar que, en un primer momento, yo también lo miré con cierto escepticismo, daba la impresión de que había mucho marketing y poco producto, como si las ideas se hubieran acabado en los centros de desarrollo –de Mitsu, de Ford y de unos cuantos más, como Renault… – y quisieran, a base de nombre, hacerse un hueco en el mercado.
Todos sabemos que las divisiones de marketing son especiales, quieren y crean cosas que ni ellos mismos ven ni consumen cuando están fuera del trabajo y, en ocasiones, parecen tan poco lógicas y tan fuera de la realidad, que no se les presta ni atención ni importancia. El problema viene, en el caso del Mitsubishi Eclipse Cross, en que el coche tampoco hace nada por mantener la esencia del nombre, pues ni es deportivo, ni es rápido, y por supuesto, tampoco es un coche pasional. Es raro, incluso dentro del propio segmento SUV, pero después de conducirlo durante varios cientos de kilómetros por segunda vez, podemos decir, sin miedo, que estaba muy equivocado con este coche.
Si juzgas las cosas por su nombre, sería como juzgar un libro por su portada. Es erróneo, estúpido. Es como si rechazaras un plato de comida solo porque es de color verde. Como decirle a tu pareja que ya no te gusta porque se ha cortado el pelo. Puede que escoger la denominación de un coupé de los 90 no fuera lo más acertado, pero ha pasado mucho tiempo desde entonces y el Eclipse Cross ha demostrado que deberíamos perdonar semejante atrevimiento. Además, El Mitsubishi Eclipse, en realidad, solo se hizo famoso en España porque salió en Fast & Fourious y en videojuegos. De la primera generación pocos se acuerdan y pocos la quieren, la segunda generación está sobrevalorada y la tercera apenas tuvo repercusión en Europa…

Lo amas o no sabes qué pensar
El Eclipse Cross no es un coche que se esconda. Con su trasera caída, su frontal afilado y esa línea de cintura tensa como un nervio, no quiere pasar desapercibido. Y no lo hace. Pero no recurre a exageraciones como el Hyundai Tucson ni a diseños “espaciales” como el Peugeot 3008. Se nota claramente que viene de otra época y que no busca contentar a los mismos usuarios.
¿Es bonito? Esa es una pregunta demasiado civilizada para este coche. Es… distinto. Tiene presencia. Parece uno de esos alumnos que sacaban matrícula en dibujo técnico y aprobaban el resto con lo justo. Raro, pero brillante en lo suyo. Hay que reconocer que cierto alma de coupé, con ese frontal largo y una trasera recogida y con mucha caída, al tiempo que lo combina con una línea de cintura en marcada cuña y unos pilotos traseros elevados y agresivos, pero no juega con volúmenes raros ni exagerados y no pretende ser deportivo ni vender un coupé cuando no lo es. Es como un buen plato de sushi, pero sin wasabi y con la cantidad justa de salsa de soja.
Puesto en producción en 2017, al Eclipse Cross le quedan “cuatro días”, ya se habla de la próxima generación, la cual ya ha sido anunciada por la marca y que estará en las calles para el año 2026, pero, como el resto de modelos del catálogo, estará basado en un modelo de Renault –se presupone que se basará en el Scénic–. Básicamente, el coche que veis en las imágenes se podría considerar como el último Mitsubishi “de verdad”, el final de una era… Y solo por eso merece un respeto y que todos olvidemos el origen de su denominación. O quizá no olvidarlo, pero sí aceptarlo, pues el Eclipse Cross tiene más personalidad que muchos de sus rivales y cumple mejor de lo que podrías imaginar.
Solo podemos poner un fallo, al menos a la unidad que nos cedieron: el color blanco no es el color ideal para este coche. Le resta agresividad a un diseño que es agresivo, le resta presencia… Me importa un comino que sea “blanco nacarado” o blanco “lo que te dé la gana”, es un color pobre y sin gracia.

Eléctrico cuando quieres, todoterreno, o casi, cuando toca.
La mecánica híbrida enchufable combina dos motores eléctricos y un 2.4 de gasolina que a veces tiene más trabajo del que debería. Traducción: puedes hacer hasta 45–50 km reales sin gastar una gota de combustible si cargas a diario. Y cuando se acaba la batería, el coche sigue siendo razonablemente eficiente, siempre que no pises el acelerador en exceso. Es, quizá, la parte más denota el paso del tiempo, pues en ocasiones bebe demasiado y se queda lejos de los mejores, como los híbridos de Toyota –no solo tienen los mejores híbridos convencionales, también tienen el mejor híbrido enchufable o casi… –.
La tracción total (S-AWC) es de las buenas. Viene de un linaje de rallies que aún se intuye cuando el terreno se complica o el firme resbala. Si esperas que el Eclipse Cross suba paredes como un Land Rover con fiebre, quizá te equivoques de sala. Pero si lo tuyo son las escapadas al campo de verdad —ese con barro, piedras sueltas y vacas mirando mal—, entonces este Mitsubishi tiene algo que decir. Su sistema de tracción total S-AWC no es postureo. Hereda genes de los tiempos gloriosos del Lancer Evolution, aunque aquí están más domesticados, como un viejo Land Rover de la Guardia Civil: igual ya no persigue a nadie, pero no ha olvidado cómo se hace.
El coche mantiene la compostura con una elegancia que sorprendería a más de un SUV “urbanita”. No hay reductora, claro, ni ángulos imposibles, pero hay electrónica bien calibrada y una suspensión que traga baches como quien se come una croqueta recalentada en Nochebuena: sin quejarse, pero sabiendo lo que hay. No es un todoterreno. Pero tampoco es un figurante. Es como ese amigo que no habla mucho, pero cuando lo hace, da en el clavo.
No esperes emoción, pero sí paz y fluidez. El Eclipse Cross no es rápido. Tampoco pretende serlo. Lo que hace es deslizarse con suavidad, sobre todo en modo eléctrico, donde se comporta como un coche que simplemente… fluye. No es el típico híbrido de sensaciones artificiales. Aquí todo está bien afinado: el paso de un modo a otro, el silencio a bordo, la dirección suficientemente precisa. No te invita a correr, te invita a bajar el volumen mental. Pero no fuerces las cosas, si pretendes correr, si pretendes emular a los Mitsubishi de rallies, entonces, verás como tu volumen mental sube exponencialmente; el coche te gritará, claramente, que dejes de hacer el tonto…

Sólido, simple y funcional, sin pantallas, sin zonas táctiles…
Aquí no hay pantallas gigantes ni superficies táctiles innecesarias. Hay botones. Ruedas. Aireadores bien colocados. Y una sensación general de coche hecho con criterio. Quizá no deslumbre, pero tampoco decepciona. Es un espacio que se deja usar. Y, a veces, eso es justo lo que quieres. Nuevamente, se nota que procede de otros tiempos, y eso que tampoco hablamos de un coche con 15 años, su primera aparición fue en 2017 y luego se renovó con su imprescindible restyling… Quizá se nos ha ido de las manos la tontería de las pantallas y de la digitalización; es un coche, no necesita los mismos servicios que la tele del salón, seamos coherentes.
¿Para quién es este coche? Para quien no sigue las modas, sino que las observa con una ceja levantada. Para el que busca algo diferente, pero no por esnobismo, sino porque ya ha tenido “lo de siempre” y quiere probar otra cosa o porque la falta de personalidad y el exceso de sistemas innecesarios le abruma, le aburre y le cansa. Es ideal para quien puede cargar en casa, no necesita correr, y valora la eficiencia sin querer subirse al tren eléctrico puro todavía. Y sí, también para quien todavía guarda en casa el DVD de Fast & Furious y el VHS de 60 segundos, pero ahora compra verdura ecológica.
El Eclipse Cross PHEV no va a ser el coche más vendido. Ni el más alabado en foros. Pero probablemente sea uno de los más auténticos. No copia. No finge. No quiere ser el coche que todos adoren. Solo el que algunos entiendan. Y eso, en estos días de coches clónicos y SUV más parecidos entre sí que los tertulianos de una sobremesa, casi lo convierte en un rebelde con causa. Es el último Mitsubishi auténtico y solo por eso, ya merece un reconocimiento y que le perdones por usar la denominación de un coupé.
Datos técnicos
FICHA TÉCNICA | ||
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MODELO | Mitsubishi Eclipse Cross | |
MOTOR TÉRMICO | Cuatro cilindros gasolina y turbo, 2.360 centímetros cúbicos. Delantero transversal con 72 kW (98 CV) | |
MOTOR ELÉCTRICO 1 | Delantero transversal con 60 kW (82 CV) | |
MOTOR ELÉCTRICO 2 | Trasero transversal con 70 kW (95 CV) | |
BATERÍA | Iones de litio colocada en posición central con 13,8 kWh | |
AUTONOMÍA ELÉCTRICA (WLTP) | 45 kilómetros | |
RENDIMIENTO | Potencia máxima | 138 kW (188 CV) |
Par máximo | N.D. | |
TRANSMISIÓN | Tracción total. Cambio automático de tipo variador continuo | |
SUSPENSIÓN | Delantera | McPherson con muelle helicoidal |
Trasera | Paralelogramo deformable con muelle helicoidal | |
DIMENSIONES Y PESOS | Largo por ancho por alto (mm) | 4.545 x 1.805 x 1.685 |
Batalla (mm) | 2.670 | |
Peso declarado | 1.985 kilos | |
MALETERO | Con todas las plazas / asientos abatidos | 404 litros / 1.153 litros |
Neumáticos | 225/55 R18 | |
DATOS PRESTACIONALES | Aceleración de 0 a 100 km/h | 10,9 segundos |
Velocidad punta | 162 km/h | |
Relación peso potencia | 10,55 kilos por caballo | |
CONSUMOS | Consumo medio homologado (WLTP) | 2 litros cada 100 kilómetros |
Consumo medio durante la prueba | 8 litros | |
PRECIO | 34.300 euros |
Galería de fotos
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS