Battle SUV: Mercedes-AMG GLA45 S 4MATIC+

Battle SUV: Mercedes-AMG GLA45 S 4MATIC+

Es muy potente y muy rápido, pero no logra emocionar


Tiempo de lectura: 11 min.

Ya está, ya ha sucedido, los SUV se han convertido en los coches más vendidos, superando, por fin, a los utilitarios y a los compactos en el Viejo Continente. Es justo reconocer que las ventas de SUV se computan en conjunto, es decir, sin tener en cuenta la categoría del modelo, pero por primera vez desde que los SUV se colocaron como los coches más deseados por todo el mundo, son los más vendidos de Europa. En España, los “Sport Utility Vehicles” son líderes del mercado desde 2019, una situación que acabará siendo la tónica general como ocurrió con los motores turbodiésel. Cuando se acabe la locura de los SUV, veremos que pasa con ellos, pues ahora mismo, vender un diésel de segunda mano es una odisea y puede que, con el tiempo, pase lo mismo con estos populares “todocamino”.

Pero mientras eso sucede, si es que alguna vez llega a ocurrir, el mercado seguirá estando dominado por los SUV, aunque por suerte para algunos, cada día que pasa se vuelven más “convencionales”, más compactos tradicionales. Ahí están, por ejemplo, el CUPRA Formentor, que poco tiene de SUV (según la marca es un CUV, Coupé Utility Vehicle), el Mazda CX-3 o modelos similares como el Mercedes GLA. De hecho, el modelo de la estrella es uno de esos SUV que más se parece a un compacto tradicional, aunque curiosamente, cuando te pones al volante sigue teniendo sensaciones de SUV, tanto por tacto como por posición de conducción. Incluso el Mercedes-AMG GLA45 S 4MATIC+, uno de los SUV deportivos más bestias del mercado, peca de dichas características.

Cuando piensas en un AMG, lo primero que te viene a la mente es un sedán con un motor muy “gordo”, sonido casi de Muscle Car y potencia para dar y tomar, no piensas en un SUV, aunque la gama de Mercedes está repleta de SUV AMG, destacando el Clase G, que sí, que es un todoterreno “de verdad”, pero la versión AMG no es precisamente un todoterreno, es un SUV espectacularmente caro, que se compran los raperos estadounidenses, los jeques árabes o gente con algún tipo de complejo (no le veo sentido a un Clase G con más de 500 CV y configuración para asfalto… lo siento). Pero, sin embargo, el Mercedes-AMG GLA45 no es un AMG al uso, como seguramente sabrás, es un tanto atípico, como su hermano, el Clase A, pues monta un cuatro cilindros turbo que, si bien, es un motor especialmente potente, no es lo que uno se espera de un coche firmado por las tres siglas mágicas de Mercedes.

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El motor del GLA45 lo estrenó el Clase A y se convirtió rápidamente en el motor 2.0 de cuatro cilindros más potente de producción, que en su última evolución, el que monta actualmente la gama y el GLA45 S 4MATIC+ que la marca no cedió, alcanza los 421 CV y unos más que decentes 500 Nm de par. Es un motor que resulta espectacular en cualquier circunstancia, con un empuje de locos para su cilindrada y una forma de correr que engancha, pero después de poder probarlo durante varios días, deja claro que al resto del coche le falta algo para ser realmente emocionante y adictivo.

No acabas de conectar con el coche

Hoy día, casi cualquier coche puede ser rápido, incluso un utilitario con 100 CV corre lo suficiente para meterte en aprietos con los representantes de la ley, pero un tema bien distinto son las sensaciones que pueda llegar a ofrecer y el “feeling”, la conexión que se pueda lograr con el coche. Las sensaciones, al menos en mi caso, van estrechamente ligadas a la conexión que se tenga con el vehículo que se conduzca, pero curiosamente, no me ocurre en sentido inverso. Puedes conectar rápidamente con un coche concreto, sentirte como en casa desde el primer minuto, pero no tener sensaciones destacables al conducirlo. Es algo que me ha ocurrido con algunos coches; por ejemplo, el Peugeot 308 es un modelo con el que se conecta rápido, se le coge el tacto en seguida, conoces sus reacciones casi al instante… pero su conducción no emociona, no ofrece sensaciones que te hagan desear volver a ponerte a los mandos.

En un modelo deportivo, sea un sedán, un coupé, o bien, como nos ocupa ahora, un SUV, la conexión y las sensaciones son algo imprescindible. Personalmente, no concibo un deportivo que no ofrezca esas intangibles caracteristicas. Y precisamente, es lo que me ocurrió con el Mercedes-AMG GLA45, no logré conectar con el coche, no me sentí parte del mismo y, por tanto, las sensaciones y la diversión se vieron penalizadas. No os hacéis una idea de lo frustrante que es conducir un AMG de 421 CV (¡¡un Mercedes-AMG!!) y no disfrutar al máximo ni lograr encontrar el feeling del coche. Con el Mercedes-AMG A35 sedán no me pasó lo mismo…

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Por un lado, tenemos el habitáculo. Sí, es super moderno, super futurista y super lo que quieras, pero no es deportivo y a pesar de montar los mejores asientos de todo el Battle SUV (regulables incluso en anchura, hasta quedar literalmente agarrado a los mismos), nunca me encontré 100% cómodo. No sé exactamente por qué, pero había algo que no me terminaba de encajar, quizá fuera yo mismo quien no entendió el coche. La postura al volante es bastante buena, a pesar de ir más arriba que en un turismo cualquiera, el volante tiene un grosor casi perfecto y además, estaba tapizado con los laterales (las zonas de sujeción) fcon piel vuelta. Los pedales también tenían buen tacto, aunque el freno era, quizá para el tipo de coche que es, un poco blando.

En el otro lado, tenemos las sensaciones que te llegan al conducir, o mejor dicho, que no te llegan. El Mercedes-AMG GLA45 S 4MATIC+ es un automóvil muy, muy caro (casi 90.000 euros), repleto de cuero, de sistemas electrónicos de todo tipo, asistencias eléctricas y toda clase de comodidades inherentes a la marca y al precio del modelo, cosas que conllevan un aislamiento casi total del exterior, tanto por sonido como por sensaciones desde la dirección y desde el propio asiento. Que sea un coche capaz de alcanzar los 270 km/h también contribuye a esa falta de sensaciones general, porque va tan sobrado de todo, que casi cualquier velocidad que puedas llevar no significa nada para el coche. Todo está bajo control, incluso cuando se pierde el control.

Hay que ir muy pasado para empezar a sacarle partido

Con todo esto no quiero decir que no se pueda disfrutar del coche o ir muy, muy rápido, a lo que me refiero es que las sensaciones están muy filtradas y no hay un feeling directo con el coche, hasta que llevas un ritmo tan absurdo en carretera abierta, que roza lo demente. El Mercedes-AMG GLA45 es un coche espectacularmente rápido, pero si quieres tener sensaciones “de verdad”, tienes que ir muy pasado por carretera abierta, hay que forzar mucho las cosas para sacarle partido, tanto, que cuando tienes un pequeño susto las cosas dejan de ser divertidas porque vas muy al límite. Y lo peor de todo es que resulta tan fácil pasarse de la raya con este coche, que acabas yendo siempre más rápido de la cuenta.

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A los mandos del GLA45 te sientes el Rey de la carretera, no importa si es cuesta arriba o llano, solo hay que pisar el pedal del acelerado para que el coche salga disparado hacia delante, al tiempo que te empotra contra los respaldos sin contemplaciones. Eso de pisar a fondo y salir como si llevaras un cohete en el culo acaba siendo un vicio que repites una y otra vez a la más mínima ocasión. Dicho vicio acaba siendo contraproducente, porque circulando en carretera de montaña te confías y sales de las curvas con exceso de gas. El GLA45 tiene tracción total, no te adelantan las ruedas traseras en ningún momento, pero pueden ocurrir dos cosas: que te pille por sorpresa y la entrega de potencia te sobrepase, con el consiguiente susto (ataque al corazón más bien) porque vas a la velocidad de la luz hacia un quitamiedos, o bien, que el exceso de potencia abra la trazada y te obliga a soltar un poco para volver al sitio. Esta última, obviamente, es la más deseable, pero resulta frustrante intentar salir lo más rápido posible de una curva, pero el coche abra la trazada todo el rato.

Cuando empiezas a conocer las reacciones del coche, lo que me llevo varias trazadas al carajo por la falta de feeling, te das cuenta de que si sales de la curva a punta de gas, hundiendo progresivamente el pedal al tiempo que sales de la curva y enderezas el volante, pocos coches te podrán seguir. De hecho, dudo que haya ido tan rápido con ningún otro coche del Battle SUV como lo hice con este Mercedes-AMG. Sin embargo, no disfruté tanto de la experiencia como si lo hice con otros y eso que determinados elementos, como las levas tras el volante para controlar el cambio, tiene un tacto realmente bueno. La dirección tampoco requiere mover gran cosa el volante, pero no hay apenas información que llegue a las manos. Pasa algo parecido con la tracción. Hay agarre para dar y tomar, pero sabes que el coche está explotando los neumáticos porque cuando aceleras con ganas, el morro intenta apuntar al cielo y notas como el coche no va totalmente recto, sino ligeramente escorado, con las ruedas traseras deslizando y redondeando la curva suavemente.

Hay tanta potencia y tanto par, que acabas por usar el acelerador como elemento de dirección. Puedes jugar con el pedal a lo largo de la curva, provocando que el coche deslice de atrás, al tiempo que empuja par salir de la curva, sin que haya una sola mala reacción. Si te pasas dando gas, desliza del eje delantero abriendo trayectoria antes de perder el culo y puedes corregir dejando de acelerar. Hay que hacerlo con suavidad, no olvidemos que son 421 CV y permiten llevar un ritmo tan alto, que cualquier descuido puede ser muy serio y perder el eje trasero en determinadas circunstancias en carretera abierta, puede acabar con el coche en el desguace y contigo en el hospital.

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Mucha electrónica, demasiada

Una de las cosas que destacan del Mercedes-AMG GLA45 S 4MATIC+, es la cantidad de electrónica que monta, que posiblemente sea parte culpable de las sensaciones artificiales que se tienen a los mandos (¿se puede decir algo así de una cosa que, ya de por sí, es artificial?). El sistema de tracción total, por ejemplo, tiene un control electrónico que trabaja con un diferencial trasero, también de control electrónico (el AMG Torque Control), permiten acelerar mucho y muy pronto sin que haya pérdidas de potencia. En caso de haberlas, los asistentes de tracción y estabilidad salen al rescate de tal forma, que solo sabes que están funcionando porque parpadea un chivato en el salpicadero.

Las suspensiones también eran adaptativas, cuyo tarado y funcionamiento se ve afectado por el modo de conducción seleccionado, que por lo general, siempre fue el más deportivo (Sport+). Con este modo activado, la dirección es más directa y rápida, la caja de cambios apenas necesita tiempo para pasar de una marcha a otra y la suspensión alcanza su cota más firme, controlando la carrocería de forma notable. Es el mejor de los modos para ir rápido incluso por carreteras en mal estado. El control de estabilidad también tiene diferentes modos de funcionamiento, ofreciendo en uno de ellos la posibilidad de contar con algo de margen para dejar deslizar las ruedas. La dirección también es adaptativa, con desmultiplicación variable.

Mucha electrónica para lograr un coche absurdamente rápido y fácil de conducir, e incluso de llevar rápido. Pero solo rápido, si realmente se quiere explotar todas sus capacidades, requiere de experiencia y sobre todo de sentido común, o bien, un circuito donde dar rienda suelta a sus 421 CV. Ha sido, sin duda, el más rápido de nuestro Battle SUV, pero ser rápido no es suficiente…

Datos técnicos

FICHA TÉCNICAMercedes-AMG GLA45
MODELOS 4MATIC+
MOTORDelantero transversal. Cuatro cilindros con 1.991 centímetros cúbicos. Turbo e intercooler
RENDIMIENTOPotencia máxima310 kW (421 CV) a 6.000 rpm
Par máximo500 Nm entre 5.000 y 5.250 rpm
TRANSMISIÓNTracción a las cuatro ruedas. Cambio automático de ocho relaciones
DIMENSIONES Y PESOSLargo por ancho por alto en milímetros4.436 x 1.849 x 1.585
Batalla en milímetros2.729
Peso1.765 kg
DATOS PRESTACIONALESAceleración de 0 a 100 km/h4,3 segundos
Velocidad punta270 km/h
Relación peso potencia4,19 kg / CV
CONSUMOSConsumo medio homologado (WLTP)9,4 litros
Consumo medio durante la prueba10,7 litros
PRECIO89.138,90 €

Galería de fotos

Mercedes-AMG GLA45 S

89138,90 €
Mercedes-AMG GLA45 S
7.3

Comportamiento en carretera

9.0/10

Comportamiento en ciudad

7.0/10

Confort

6.5/10

Consumo

6.0/10

Habitabilidad

7.0/10

Infoentretenimiento

8.0/10

Prestaciones

8.0/10

Relación valor/precio

6.0/10

Seguridad

8.0/10

espíritu RACER

7.0/10

A favor

  • Potencia del motor
  • Capacidad de tracción
  • Asientos

En contra

  • Falta de sensaciones
  • Peso
  • Precio
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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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