Parece que los fabricantes han encontrado la fórmula para los coches eléctricos baratos, aunque en el fondo, todos sabemos cual era el camino: menos batería, menos sistemas de gestión electrónica, menos pantallas, menos lucecitas… Menos de todo en general, volver a lo básico, al coche “de batalla”, pero en esta ocasión, con baterías. El caso es que, por el momento, los fabricantes actuaran sobre las baterías y sobre la potencia de los motores, mientras que el equipamiento estará lleno de tonterías varias que solo encarecen el coche.
El mejor ejemplo lo tenemos en el Dacia Spring, un coche que resulta pequeño allá donde mires, incluso en su ficha técnica, ya que el motor es poco potente y la batería tiene muy poca capacidad. Ahora el siguiente en subirse al carro, o al menos, el siguiente que pretende hacer algo semejante, es Volkswagen, que con su ID.EVERY 1, nos adelantan el que será el coche eléctrico barato de la firma alemana. Concretamente, la marca menciona un precio de 20.000 euros para Europa.
Sí, es evidente que un coche eléctrico de 20.000 euros se venderá bien, básicamente es lo que realmente hace falta y no tanto SUV enorme, pesado y carísimo. Si queremos que el coche eléctrico sea lo que pretenden que sea –todavía falta por ver si es lo que quiere la gente–, hace falta que sean baratos y, además, que haya donde cargarlos de forma más o menos rápida. Este último caso es un escollo importante, pues aquí hay muchos actores interesados y cuando hay muchos que quieren sacar tajada, al final, todo sale mal. De hecho, los fabricantes e instaladores de cargadores ya han levantado la voz ante los últimos cambios anunciados por la Comisión Europea –se afloja un poco la soga que habían puesto al cuello de los fabricantes y las multas por superar las emisiones, al menos de momento, no serán problema–.
Aquí cada uno se mira su propio ombligo en lugar de pensar un poco en la situación en la que estamos. De primeras, los coches, como ya sabemos, son muy caros. De segundas, los cargadores son un problema porque hay pocos, muchos están lejos y otros tantos no funcionan. Eso sin contar con los precios del kilovatio/hora –más del doble, y a veces, más del triple del precio que se paga en casa– y los problemas que hay para poner un cargador en un garaje comunitario, los más comunes en España –si hay que hacer obra para ponerlo, olvídate, los vecinos no te dejarán–.

Para imponer, hay que facilitar las cosas y en Europa no parecen por la labor de facilitar nada
Siempre hay muchos problemas cuando se quiere implementar una nueva tecnología, ¿alguien se acuerda de los primeros DVD, del tamaño de vinilos y absurdamente caros? Pues esto es lo mismo, salvo que en un coche puede ser un agujero negro que se lleve todo el dinero de una familia, una fuente de problemas porque su uso está restringido por diferentes motivos e incluso es un motivo de exclusión social; ahora, hay quien te mira con mala cara si no tienes un coche con etiqueta ECO.
Aun así, es evidente que necesitamos los coches eléctricos, porque en el fondo, los coches eléctricos no son malos, son una opción más que resulta muy interesante para muchos usuarios, pero que nos quieren obligar a usar a toda cosa y eso, creo, es un error. Cuando se empezó a popularizar el diésel, las voces contrarias a la tecnología estaban por doquier, pero poco a poco, los propios usuarios impusieron el uso de esos motores, nadie obligó a nadie, los argumentos convencieron por sí solos y la gente prefería pagar un poco más para tener un diésel. Y en algunos casos, ese poco más podía irse al medio millón de pesetas, 3.000 euros más o menos.
Puede que 3.000 euros parezcan pocos, pero en su momento no lo eran, más bien lo contrario. Era una diferencia de precios que merecía ser analizada detenidamente, y aun así, la gente optaba por el diesel, incluso para recorrer apenas 10.000 kilómetros al año y por ciudad…
Necesitamos reducir la contaminación, eso nadie lo duda, pero no se ha tomado el camino más acertado. La imposición, cuando hay tantos miles de euros de por medio, no funciona. Los usuarios prefieren aguantar con sus coches, aunque tengan más de 10 años, a comprar un nuevo vehículo que es muy caro y que levanta toda clase de dudas en cuanto a su uso: ¿Dónde lo cargo? ¿Podré viajar con él? ¿Y si me quedo sin batería a mitad de camino? ¿Cuánto me cobrarán en el taller?

Hablar de electricidad en España provoca sudores fríos y hace pensar en precios disparatados
Esto del taller es otro tema a tener en cuenta. Hace no mucho pude ver los precios de manos de obra en un taller oficial y seme cortó la respiración. La mano de obra normal era de 95,70 euros más IVA –20,09 euros–, es decir, un total de 115,79 euros para un coche con motor de combustión. La mano de obra para coches eléctricos era de 114,84 euros más IVA, un total de 138,96 euros; ¡¡140 euros la hora de mano de obra para coches eléctricos!! Los 300 euros cada vez que se acuda al taller no los quita nadie…
Así es evidente que la adopción del coche eléctrico será lenta y habrá mucha gente que ni siquiera compre un eléctrico y mantenga el actual, sea híbrido o de combustión en solitario, todo el tiempo posible. Hay que tener en cuenta que, aunque se prohíba la venta de vehículos nuevos con motores de combustión, su circulación estará permitida y se venderá, igualmente, combustible. ¿A qué precio? Mejor no pensarlo, pero que nadie dude que buscarán la forma de que adoptemos la electricidad de cualquier manera, como cargar de impuestos –todavía más– al combustible. Y por supuesto, las limitaciones de circulación estarán a la orden del día.
Es evidente que durante los próximos años iremos viendo una transformación total de la industria del automóvil y de todos sus productos, que nos obligará a todos, nuevamente, a aprender muchas cosas y a cambiar algunas otras que ya se habían asentado. Por ejemplo, eso de acudir a las estaciones de servicio a repostar se acabará y tendremos que tratar nuestro coche como si fuera un teléfono móvil, poniéndolo a cargar por las noches. Y a la hora de comprar un coche de segunda mano, tendremos que atender a otros factores como el estado de la batería, algo que no será fácil de poder comprobar o analizar.
La electricidad ha llegado para quedarse, ha tardado más de 100 años en ser realmente una solución frente a la combustión interna, tecnología que ganó la batalla en los albores del automovilismo por motivos más que sobrados. ¿Sabías que las primeras baterías no eran recargables? Así era imposible que el coche eléctrico ganara la partida, pero ahora parece que ganará, aunque sea por imposición. Una lástima, porque lo único que se logra con obligaciones es eclipsar los posibles beneficios de un tipo de tecnología que tiene mucho potencial.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS