El Volkswagen Golf 1.9 TDI es, posiblemente, uno de los coches más deseados de comienzos del Siglo XXI. Uno de los más deseados y uno de los más vendidos, pues a pesar del elevado precio del Golf TDI, era sencillísimo ver unidades por las calles. También se podían ver unidades con otros motores, como el Golf 1.6 FSI, pero los equipados con el motor turbodiésel eran legión.
La cuarta entrega del Volkswagen Golf se puso en circulación en 1997 y rápidamente se ganó tantas críticas como alabanzas. El diseño, por ejemplo, fue tildado de excesivamente continuista y sobrio, pero la calidad general de fabricación se llevó toda clase de comentarios positivos. Se criticó que su conducción eran demasiado burguesa, pero las prestaciones de sus motores, sobre los TDI –y el 1.8 20vt–, se ganaron a la prensa con sus prestaciones.
En general, la cuarta generación del Volkswagen Golf era, como se esperaba, una de las referencias del segmento de los compactos, aunque también es justo reconocer que ha sido una de las generaciones con los rivales más preparados. El Golf IV tuvo que lidiar con coches como el Ford Focus MK1, el SEAT León 1M, el Opel Astra G, el Audi A3 8L… Fue una buena generación de compactos.
Así, es lógico que Volkswagen no dejara las cosas al azar y dotara a su “niño mimado” de las mejores soluciones para combatir contra sus rivales. De esa necesidad surgió la combinación con el propulsor 1.9 TDI en su variante de 110 CV. El mítico motor turbodiésel de Volkswagen, con sus 1,9 litros, contaba con diferentes versiones, entre las cuales, destacaba la que rendía 110 CV por su bien equilibrio entre prestaciones y consumos, lo que permitió que se colocara como una de las referencias en cuanto a prestaciones entre los motores de su tipo.
Los inicios del Siglo XXI siempre serán recordados por la popularización de los motores turbodiésel y entre ellos, por las prestaciones y el carácter de los motores 1.9 TDI
Hablamos de un motor de cuatro cilindros, 1.896 centímetros cúbicos, culata de ocho válvulas y un solo árbol de levas, pero con inyección directa, un turbo de geometría variable y un intercooler. Las cifras son conocidas por todos: 110 CV a 4.150 revoluciones y 235 Nm de par a 1.900 revoluciones. Cambio manual de cinco relaciones –con las dos marchas finales muy largas: 35,7 km/h a 1.000 revoluciones para la cuarta y 45,2 km/h para la quinta– y, por supuesto, tracción delantera.
El consumo que se homologaba para el Volkswagen Golf 1.9 TDI era especialmente bajo. En recorridos urbanos se anunciaban consumos de 6,5 litros, mientras que en ciclo extraurbano, la cifra era de unos irrisorios cuatro libros cada 100 kilómetros. Cifras que se demostraron imposibles de alcanzar, dado que la normativa de homologación de aquellos años era nefasta. La prensa ofrecía registros propios que, por lo general, eran más creíbles. En el caso del Golf 1.9 TDI 110 CV, la revista Coche actual llegó a registrar un consumo en cuidad de 7,1 litros y de 5,5 litros a 120 km/h. La media la cifraron en 5,9 litro.
Unos datos que, sin llegar a ser tan bajos como los anunciados, eran más que buenos. Además, el Volkswagen Golf 1.9 TDI se permitía el lujo de mantener unas buenas prestaciones, con un 0 a 1.000 metros en 31,8 segundos y un 80 a 120 km/h en quinta en solo 12,3 segundos. Y eso, teniendo en cuenta el larguísimo desarrollo de la quinta relación…
En cuanto a conducción y sensaciones, fueron unánimes para toda la prensa. El motor era un portento de par y ofrecía casi todo su poderío antes de llegar a las 2.000 revoluciones, movía con soltura todo el conjunto y tenía bastante carácter a la hora de acelerar. Por contra, el sonido en frío era espantoso, un auténtico tractor, vibraba más que los rivales y tenía un tacto algo tosco, sobre todo comparado con los common rail. Además, en aquella época, a Volkswagen le dio por montar suspensiones muy suaves, las cuales, penalizaban ligeramente el comportamiento dinámico y hacían del Golf 1.9 TDI un coche algo burgués y subvirador.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS