Aunque no haya ciencia cierta sobre lo que se ha pautado de cara al 2035 en el mercado europeo, se supone que tarde o temprano los motores de combustión dirán adiós en el continente. Diferente es el caso del otro lado del Atlántico, me he planteado un panorama similar para esta región y, con urgencia ficticia, me he preguntado qué modelos tengo aún por delante. En estos tres coches he estado pensando.
Un alemán que ya se despidió de Europa
Una de las novedades más destacadas que nos dejó el segundo semestre del 2023 –y que nos fue arrojando la ampliación de su gama con el correr del 2024– fue el lanzamiento del CLE de Mercedes-Benz. Un coupé de configuración interior 2+2 que es parte de la actual estrategia alemana de motorizaciones híbridas ligeras y enchufables. Bien sabrán, amigos, que uno de los propósitos elementales de su aparición ha sido apuntar a un segmento que se colocara entre los coupé Clase C y Clase E, ya retirados del mercado… o de casi todos.
Es que, al tiempo que de momento en Argentina no hemos tenido el gusto de darle la bienvenida al CLE, lo bueno es que el coupé Clase E no nos ha dejado todavía. Y para más placer, hasta lo tenemos en AMG. No nos ha dejado y no veo necesidad de que así suceda, si las normativas aquí no corren. ¿Para qué colocar, pues, un electrificado de alta gama? No hay necesidad. Pero, claro, no nos vayamos de ese hipotético escenario en que aquí el tiempo también nos amenaza. Este coupé es para mí un modelo pendiente de probar.
No reniego de la caja automática, pero si tuviera disponible la manual –cosa que no ocurre–, iría primero por ella. Dicho esto, la marca nos anuncia optimismo y precisión en las revoluciones de las nueve marchas de su Speedshift. Con eso, su 3.0 de seis cilindros y más de 430 caballos –es el E 53 4MATIC+– justifica una mínima intriga, más si el Dynamic Select cortesía de Affalterbach nos permite en este Clase E llevar la conducción a un modo mucho más deportivo que el que te viene de entrada.
Un japonés para volar por asfalto y por tierra
En este escenario de ensueño –¿distópico, mejor dicho?– le digo hasta luego a la ingeniería alemana y “hola, qué tal” a la japonesa. Me subo ahora a un viejo conocido de Europa, uno que también conoce este lado del charco, uno que cada vez que escucho rugir por video, subo el volumen y se me pone la piel de pollo. Uno que en su momento ha sido supervisado celosamente por el propio Morizo. ¿Cómo decirle que no a un nacido del rally? Coches como el Toyota GR Yaris, todo un caso de automóvil de alto rendimiento lanzado al mercado con los dones recibidos del equipo de competición, son dignos de experimentar.
En este caso, el poder del bloque 1.6 turbo –más de 270 caballos, par de 370 Nm– le agrega el atractivo de que te permite ponerlo a prueba con diferentes modos de tracción a las cuatro ruedas: la potencia repartida de tú a tú a ambos ejes o enviando mayor porcentaje adelante o atrás. Aquí, en nuestras calles, el 1.6 es prácticamente una institución, un estilo de vida del que se sirven nuestras marcas de volumen. Si me aferro a ello, pues entonces debo tomar al tres cilindros del GR Yaris como un exponente excepcional. Difícil no preguntarse qué debe sentirse pisarlo a fondo. ¿Alguien aquí presente que tenga la respuesta?
El Coyote V8 del Mustang, una obligación americana
No lo había predeterminado, pero ya que nos subimos a un alemán y luego a un japonés, apuntemos para terminar a un americano de antología que justo en 2024 está celebrando sus 60 años de producción. Además, sería un manejo que poco tiene que ver con los modelos anteriores. Recta, recta y recta. Aceleración sin más. Lo más poderoso para el final: el Coyote V8 de cinco litros del Ford Mustang.
Aquí, de hecho, está por ingresar esta configuración de la mano de la inminente versión GT Performance y sus casi 500 caballos de potencia. Dos momentos recuerdo como los que más cerca me pusieron del inoxidable deportivo. Uno, como les muestro en fotos, cuando hace dos años, llegando a la ciudad balnearia de Necochea, hice escala en el Museo de la Fundación Fangio –Balcarce se interpone en el trayecto–. Allí, un Mach 1 se exhibe cuando vas por un café. Meses después, otro Mach 1 –amarillo en este caso–, se me apareció atravesando, con sumo cuidado, las vías del tren de la avenida más próxima a casa. Fue en plena madrugada. No es el Mustang un coche que te cruzas a diario por las calles de mi ciudad. Verdaderamente un grato fuera de contexto. ¿Debí haber detenido al conductor para que me preste su juguete? Ya es tarde para lamentos.
Tres ingenierías distintas, tres propuestas factibles por estas latitudes, aunque aún pendientes. Ahora, quisiera que me cuentes qué motores de combustión te hacen falta conocer antes de que los eléctricos les digan basta. Te leo en comentarios…
Mauro Blanco
COMENTARIOS