Lo que ocurre con los coches eléctricos chinos se parece a los que pasó con las motos japonesas en la década de los 60 y 70

Lo que ocurre con los coches eléctricos chinos se parece a los que pasó con las motos japonesas en la década de los 60 y 70

Los fabricantes europeos se han empeñado en hacer más de lo mismo, pero con motores eléctricos


Tiempo de lectura: 7 min.

Lo que ocurre actualmente con los coches eléctricos parece no tener ni pies ni cabeza. Por un lado, Europa nos obliga a todos los que aquí vivimos a tener que comprar tarde o temprano un coche electrificado. No importa si tienes donde cargarlo o si realmente cubre tus necesidades, conducirás un coche eléctrico, tarde o temprano, si ahora mismo tienes alrededor de 30 años. Los que tenemos más puede que nos podamos aferrar a nuestros viejos y contaminantes coches con motor de combustión, pero los más jóvenes no podrán.

Es posible que para cuando eso ocurra, la mentalidad de la gente haya cambiado y el motor de combustión esté mal visto, y por evitar ser juzgado por la mayoría, habrá quien se deshaga de lo que será considerado una chatarra humeante. Obviamente, también estará el usuario que realmente quiere un coche eléctrico, en cuyo caso, disfrutará como nadie de las nuevas tendencias, pero por el momento, las cosas son algo diferentes.

Yo no soy contrario a los coches eléctricos, eso debe quedar claro desde ya mismo. Creo que, como el motor diésel o los que usan GLP, por poner un par de ejemplos, tienen su público y sus ventajas, pero también sus inconvenientes. Todos estamos de acuerdo en que debemos, estamos obligados, a reducir la contaminación que generamos, pero mediante la obligación lo único que se consigue es que haya gente que se posicione totalmente en contra y cuando eso ocurre, aparecen los conflictos.

Eso, sin olvidar otras cuestiones, como la costumbre del ser humano de menospreciar aquello que no le gusta y de ridiculizar a quienes sí están a favor. Lo podemos ver cada día en redes sociales, foros e incluso en la misma calle, gente discutiendo y despreciando tecnologías por el simple hecho de que a ellos no les gusta. Peleas estúpidas que solo llevan a un final: demostrar los pocos conocimientos que se tienen y la poca capacidad de adaptación a los cambios. Despreciar una tecnología, despreciar lo que sea, solo porque no te gusta, es estúpido. Si no te gusta, no lo compres o no lo uses, pero respeta a quien si quiere usarlo.

Coches eléctricos (2)

Vamos con un ejemplo. Para viajar no hay nada como un motor diésel, sus consumos a velocidad constante y sus capacidades en carretera son notables, pero en ciudad no tienen ningún sentido, pues no se saca ventaja de sus características. En ciudad, lo mejor es un eléctrico, sus características se explotan al máximo en el centro de la urbe y eso es un hecho, pero en carretera abierta son un fiasco importante –la autonomía se reduce a un ritmo alarmante cuando se conduce a velocidad elevada–. Si quieres algo de deportividad y pasión, pues escoge un propulsor a gasolina, una tecnología que también sirve para circulación urbana en coches pequeños, por ejemplo.

Es evidente que no se ha entrado en detalles y se ha limitado el ejemplo a cosas obvias que casi nadie pondrá en duda, podríamos analizar más detenidamente, pero no es el momento, o mejor dicho, no es el objetivo. La cuestión de todo esto es otra bien distinta y que nadie parece haberse dado cuenta. Ahora mismo, los coches eléctricos han hecho que Europa se vuelva muy interesante para los fabricantes chinos, quienes por diferentes cuestiones, pueden permitirse el lujo de presentar batalla con coches muy evolucionados a precios mucho más bajos que todos sus rivales europeos, que se han visto contra las cuerdas sin poder reaccionar. Es una situación muy similar a la que ocurrió cuando los fabricantes de motocicletas japoneses empezaron a traer sus productos a Europa.

Quizá no estés muy puesto en el mundillo de la moto, pero los japoneses no siempre han estado en el mercado del Viejo Continente. Antes de los años 60 y 70, apenas había máquinas niponas por las carreteras y los británicos, seguidos de los italianos, dominaban las carreteras con sus motores de un solo cilindro y con los bicilíndricos. En España, con el cierre de fronteras, disfrutábamos de las Montesa, Bultaco o las Puch austriacas fabricadas bajo licencia. También estaba Mototrans, que comercializaba Ducati, OSSA, Piaggio Vespa…

Los nipones comenzaron a traer sus motos allá por los 60 y 70, máquinas con muy buenas prestaciones, mucho más fiables que las europeas y además, más baratas. ¿El resultado? Una hecatombe porque pocas marcas fueron capaces de adaptarse al cambio que estaban sucediendo. Las marcas españolas fueron borradas del mapa en cuanto se comenzó con la abertura de fronteras, marcas británicas como Norton e italianas como Benelli entraron en bancarrota por su incapacidad de alcanzar el nivel de los japoneses –y mucho menos al mismo precio– y otras como BMW tuvieron suerte porque su mercado estaba muy especificado y tuvo pocos problemas.

Coches eléctricos (3)

¿Y por qué muchas marcas se fueron al traste? Fácil, y además, vamos con un ejemplo. Cuando llegaron los japoneses, las marcas de motos tradicionales reaccionaron y se pusieron a trabajar en nuevos modelos que, en lugar de innovar o probar nuevas soluciones, eran más de lo mismo. Ahí tenemos, por ejemplo, a Norton, famosa porque sus motos perdían aceite constantemente -en realidad, todas las británicas lo hacían–, rompían escapes, el cambio tenía un funcionamiento problemático y en definitiva, contrastaban enormemente con las japonesas, que no perdían aceite, que no daban problemas de escapes o cajas de cambios y además, corrían bastante.

Con la idea de plantar cara a los japoneses, desarrollaron la Norton 76, una moto que nunca llegó a producción y que, según la prensa de la época, podría haber salvado a Norton del cierre si hubiese salido antes. Sin embargo, no era nada nuevo, era más de lo mismo: una motocicleta de diseño típicamente británico, con motor de dos cilindros refrigerado por aire y cigüeñal de 360 grados, con una potencia de 54 CV extraídos de sus poco más de 800 centímetros cúbicos. Volvían a caer en las mismas tendencias, como si no supieran hacer nada diferente.

En el sector del automóvil actual, y en especial con los coches eléctricos, está pasando exactamente lo mismo. Los fabricantes europeos se han empeñado en hacer lo que han hecho siempre y eso les va a traer problemas, porque parecen incapaces de adaptarse a los nuevos cambios. Ahora se requieren coches baratos, coches que permitan que la tecnología eléctrica se extienda, pero en lugar de ello, tenemos casos como el de Ford, que dicen que van a apostar por coches icónicos como el Mustang o el Bronco, coches caros y según ellos, divertidos. Stellantis tiene varios modelos eléctricos en su catálogo, pero ninguno es barato –ni siquiera el Peugeot 208– y así podemos seguir con una importante lista de modelos. El más coche eléctrico más barato es el Dacia Spring, un modelo absolutamente urbano, con prestaciones muy limitadas y una autonomía muy reducida.

Los coches eléctricos chinos no son los mejores, pero ofrecen buenas prestaciones, son mucho más capaces que un Dacia Spring y son más baratos que cualquier rival europeo equivalente. ¿Que su precio es por la mano de obra más barata y por subvenciones del gobierno? Cosas que hasta hace muy poco, les interesaban sobremanera a los fabricantes europeos y que ahora se les han puesto en contra. Y si China subvenciona a sus fabricantes, Europa, quizá, debería hacer lo mismo en lugar de poner aranceles, así se ayudaría a que la tecnología evolucionara y a que los precios bajaran.

Forococheselectricos habla sobre los aranceles y los problemas de los fabricantes europeos en un par de artículos que dejan bastante clara la situación que vive actualmente el coche eléctrico en Europa y los motivos, o posibles motivos de que así ocurra. Una lectura interesante y que potencia las similitudes entre lo que pasó en Europa con las motos japonesas.

Puedes leer ambos artículos aquí y aquí.
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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

Ángel Arias

La historia del automóvil está llena de grandes emprendedores, de ideas arriesgadas, curiosas casualidades, irreconciliables enemistades y muchos fracasos. Es un mundo intenso y fascinante del que muchos hemos quedado cautivados. Cualquier vehículo con un motor me parece interesante, ya sean motocicletas, automóviles, camiones, aviones o barcos; es estupendo sentir la brisa del viento en la cara sobre uno de ellos. Si estáis aquí es porque compartimos afición.

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