Nosotros los amantes de los coches, en algunas ocasiones al ver un coche por la carretera habremos pensado: “Qué preciosidad”; y en otras: “Que poco agraciado”. Algunos os habréis preguntado por qué ocurre esto. Dejando a un lado las opiniones subjetivas y gustos extravagantes, hay algo en común a los coches que nos parecen más bellos: las proporciones.
No seré yo quien descubra la rueda ahora. Ya desde Euclides se planteaba esta cuestión, y su respuesta fue la proporción áurea. No, tranquilos, no voy a aburriros con una clase de Bellas Artes o Arquitectura. Si os interesa, podéis aprender más sobre este curioso número en Wikipedia, por ejemplo.
Vamos a visualizar con ejemplos como tratan diferentes marcas los diseños de diferentes modelos. Y sobre ellos, hablaremos de las proporciones que usa un diseñador cuando se sienta delante de su mesa, a la hora de dibujar un nuevo vehículo. Comencemos.
Un poco de historia
Antes de nada, debemos ver de dónde venimos. La historia en una marca de automóviles es importante, porque los modelos actuales tienen reminiscencias del pasado, por tradición e identificación con esa marca. Eso que se da en llamar “lenguaje estilístico”. Cada marca busca sus propias características que la hagan distinguible de un simple vistazo, sin pasar por alto otros aspectos que quiera transmitir como deportividad, seguridad, dinamismo, etc.
Por eso, vamos a remontarnos a los orígenes del automóvil haciendo un rápido repaso. ¿Cómo era el primer coche? Básicamente, y para no extendernos demasiado, era una carreta de caballos con motor: bastante alto, cuadrado, lento e incómodo. Sin duda, nadie podría hablar de la belleza de este diseño ya que por aquel entonces, esto no era un parámetro con el que se contara. Eran los momentos iniciales de algo que cambiaría el mundo para siempre.
Poco después el diseño se fue refinando y adaptando a su cometido. Recordemos el Ford Model T: motor detrás del eje delantero, propulsión, y algo más bajo que los “coches” originarios. Ya tenía guardabarros y un habitáculo cubierto. Su diseño había evolucionado hacia algo más parecido a un coche actual.
A partir de aquí, se fueron añadiendo más ingredientes a la ecuación del diseño: mejor habitabilidad, mayor deportividad, mejor aerodinámica, zonas de absorción de impactos, mejor reparto de pesos, etc. Dando como resultado los coches que circulan hoy por nuestras carreteras.
Pero, ¿de qué factores depende el diseño de un coche? Veámoslo.
La definición
Todo comienza con la definición del concepto. Previo a esto la marca habrá realizado sus estudios de mercado, para saber cuál será la demanda a 4-8 años vista. Recordemos que el desarrollo de un nuevo coche suele llevar varios años desde su concepción, a lo que hay que sumar su vida en el mercado.
Con estos parámetros, se condicionará el trabajo de los diseñadores en gran manera. Por ejemplo la posición del motor. Si el motor es transversal delantero (Mercedes CLA, Renault Talisman, Seat León) veremos que la distancia “dash-to-axle” (“salpicadero-al-eje” en verde en la imagen) es muy corta. En cambio, si se trata de un coche con motor central-delantero-longitudinal, esta distancia será bastante mayor, porque hay que hacer hueco a la longitud del motor y de la caja de cambios (Mercedes Clase C).
Otro ejemplo: si deseamos un deportivo podremos realizar un diseño más agresivo, más corto, ancho y bajo, donde el equipaje no importa tanto (Porsche Cayman, McLaren 570) que si deseamos una berlina donde debemos ubicar a cinco pasajeros y su equipaje (Mercedes Clase E, BMW serie 5).
Evidentemente la seguridad pasiva -zonas de absorción de impactos- es de vital importancia, ya que necesita de mayor longitud delantera para que el metal, al doblarse, disipe la energía. Alguien dirá: “¿Y un Ferrari 488?” Es cierto que posee un morro corto, condicionado por su motor central-trasero. Pero, aun así, los ingenieros en Ferrari no descuidan la seguridad pasiva de sus modelos.
Una vez definidos los parámetros principales como número de plazas, disposición del motor, deportivo, SUV, utilitario o berlina, enfoque dinámico o tranquilo, seguridad pasiva, innovador o conservador… los diseñadores comienzan su trabajo.
Pero no perdamos de vista el título: ¿qué hace que un coche sea bonito? Hay algo que tienen en común. Vamos a intentar averiguarlo.
El lateral
Es evidente que un diseño está condicionado de partida por los objetivos de la marca: deportivo o berlina, motor delantero, delantero-central, trasero-central o trasero; biplaza, 2+2, cuatro plazas, cinco plazas, 5+2, etc. Dejando esto a un lado, podemos sacar algunas conclusiones comunes a los coches que nos parecen bonitos.
Vamos a fijarnos en las flechas amarillas. Podemos medir la distancia que hay desde el frontal al eje delantero (voladizo delantero); de la trasera al eje trasero (voladizo trasero); y por último la distancia entre ejes (batalla). Por lo general, en un coche con proporciones agradables, el voladizo trasero y delantero serán aproximadamente iguales. La batalla será tres veces cualquiera de estos.
Ahora vamos a tomar tres medidas diferentes (en azul): del frontal al inicio de la puerta delantera; del inicio de la puerta al comienzo del arco de la rueda trasera; y del arco trasero a la trasera del coche. Todas ellas deben ser aproximadamente iguales.
Algunos ejemplos: Jaguar F Type (dos plazas), BMW 6 Gran Coupé (cuatro plazas), Toyota Prius 2016 (cinco plazas).
Otra medida que importa visualmente, a la hora de tener una sensación de deportividad, es la que llaman los ingleses “axle-to-dash” (salpicadero-al-eje, en verde). Si es mayor, nos parecerá más deportivo. No es más que la distancia entre el eje delantero, y el inicio de la puerta delantera. Por tradición los coches en sus inicios poseían una gran distancia “axle-to-dash” ya que, entre el eje delantero y el habitáculo, había que ubicar el motor. Y allá por los inicios del automóvil, los motores siempre se colocaban en posición longitudinal, aparte de que eran también bastante grandes.
Es por esto, que los coches con motor transversal delantero y tracción (p.ej: Mercedes CLA) poseen una menor distancia “axle-to-dash” que los motores longitudinales y propulsión (p.ej: Mercedes C).
Otra línea de diseño importante y que tiene una estrecha relación con la medida anterior, es la línea del parabrisas (en naranja). Si prolongamos virtualmente esta línea hacia abajo y la cruzamos con la línea que une ambos ejes, veremos que ambas se cortan donde comienza la rueda delantera. Esto suele ocurrir con los coches de motor longitudinal, y a los que se les quiere imprimir visualmente cierto carácter deportivo (Jaguar F type, BMW 6 Gran Coupé). En cambio, en los coches de motor delantero transversal y tracción, esta intersección ocurre en el frontal del coche, o incluso más adelante (Toyota Prius 2016).
Fijémonos ahora en las flechas blancas. En una berlina o deportivo, la altura trasera suele ser dos veces la delantera. En el caso del japonés, es 2.4 veces. Esto es más habitual en un ranchera o SUV.
Como veis, la clave está en dividir algunas medidas del coche en tercios. Estas medidas no siempre son así. Hay variaciones entre ellas. Pero, en general, se cumplen en un gran número de modelos.
El frontal
Hablando de proporciones, el frontal suele ser más sencillo que el lateral. Si miramos un coche de frente, se divide en tres zonas: parabrisas (blanco), capó (amarillo) y paragolpes o frontal (azul). Como regla general, cada una de ellas suele ser igual. Es decir, se vuelve a repetir la división en tercios. Hay ligeras variaciones, como en el Jaguar F Type que tiene las proporciones siguientes:
- Frontal = 40%
- Capo = 32%
- Parabrisas = 28%
Veamos lo diferente que son respecto del Toyota Prius:
- Frontal = 36%
- Capo = 30%
- Parabrisas = 33%
Son ligeras variaciones porcentuales, pero que a la vista llaman la atención y hacen al Prius menos agraciado. Por último, en el frontal, tenemos la proporción ancho-alto. Para el Jaguar: 1923/1311 = 1,46, es decir, es un 46% más ancho que alto. Para el Toyota: 1760/1470 = 1,19, es decir, un 19% más ancho que alto. Entre ambos existe una diferencia de un 27%, que visualmente es bastante apreciable.
La trasera
La parte trasera también se suele dividir en tercios: paragolpes (azul), maletero (amarillo) y luneta (blanco), con una particularidad: debe estar más elevada que la parte delantera por diversas razones. Entre ellas, la función aerodinámica del difusor, y la inclinación del fondo del coche, para generar carga aerodinámica (efecto Venturi). Como ejemplo podéis ver claramente la división en tercios del Jaguar F Type. En el Toyota Prius no se aprecia tan claramente.
Llevándolo al extremo
Y puesto que al comienzo hablábamos de tradición y coches clásicos, vamos a terminar el artículo con un par de ejemplos de proporciones llevadas al extremo que, sin seguir los cánones comentados al pie de la letra, resultan particularmente bellas. Uno de ellos es el nuevo Vision Mercedes-Maybach 6.
Comparadlo con el Rolls Royce Phantom (1925), el Bugatti type 41 Royale (1931), o el Bugatti type 57SC Atlantic (1936). Hay muchas líneas de diseño de estos grandes clásicos en este moderno Mercedes.
Al igual que el Dodge Viper, rompiendo los esquemas con su diseño de morro largo, muy al estilo de algunos clásicos.
Como hemos visto, los coches más bellos poseen algunas proporciones y dimensiones comunes que, de un simple vistazo, pasan desapercibidas, pero que siempre están presentes y son las responsables de cortar nuestra respiración por un segundo, cuando admiramos sus formas.
Este obra, cuyo autor soy yo mismo, se publicó el 21 de agosto de 2016 bajo una licencia de Reconocimiento 4.0 Internacional de Creative Commons.
Pablo Mayo
Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.COMENTARIOS