Es muy curioso que durante los primeros años de comercialización, el Citroën Berlingo no tuvo una versión equipada con un motor turbodiésel, que permitiera combinar sus buenas capacidades interiores, con unas prestaciones más acordes con las necesidades de muchas familias. Vale, es cierto que siempre se ha dicho que un coche familiar no necesita prestaciones, pero viajar con un coche como el Berlingo cargado hasta los topes, era suficiente para que todo el mundo cambiara de opinión.
Por eso, cuando apareció el Citroën Berlingo HDi de 90 CV, las ventas del pequeño vehículo comercial francés se dispararon. No fue un aumento de ventas histórico o que pusiera a cualquier segmento en guardia, las furgonetas todavía no habían logrado conseguir esa imagen de vehículo superversátil e interesante, pero fue lo suficiente como para colocar al modelo entre los más vendidos de su categoría y, según la prensa, se convirtió en uno de los comerciales ligeros más interesantes y una seria opción para muchas familias.
El motor que se optó por montar ya estaba presente en la gama de Citroën, concretamente en los Xsara y Xantia, y si en ellos hacía un papel espectacular, en el Berlingo HDi se convertía en un auténtico revulsivo. Hablamos del 2.0 HDi de 90 CV a 4.000 revoluciones y 21,4 mkg a 1.900 revoluciones –200 Nm de par–, que se combinaba con un cambio manual de cinco relaciones y movía un conjunto de solo 1.280 kilos en orden de marcha. Así, presumía de una velocidad de 160 km/h, un 0 a 100 km/h en 13,1 segundos y un consumo de 5,5 litros de media cada 100 kilómetros.
Con sus 90 CV, un equipamiento muy decente y el espacio interior que tienen todos los comerciales ligeros, el Berlingo HDi era una seria opción frente a los monovolúmenes
Se ofrecía con tres niveles de equipamiento: Multispace, Multispace techo eléctrico y Multivolumen, que se destacaba de los demás por tener dos hojas en la zona trasera en lugar de enorme portón que se abría hacia arriba del resto. El más caro era el Citroën Berlingo HDi Multispace techo eléctrico, que tenía un precio de 2.715.410 pesetas en 1999 –16.320 euros sin contar el IPC–.
La incorporación del motor 2.0 HDi a la gama Berlingo, trajo consigo otra serie de cosas, como unas relaciones de la caja de cambios más largas para mejorar los consumos y el confort acústico, frenos delanteros más grandes, triangulos delanteros y puente trasero reforzados, dirección de asistencia variable y un nuevo equipo de calefacción.
Por supuesto, seguía siendo un derivado de comercial y se notaba en algunos apartados, como cierta tosquedad cuando el asfalto estaba muy degradado, pero mejoró enormemente el agrado de uso y en versatilidad, pues su rango de uso de amplió notablemente gracias a su depósito de 60 litros. Solo se podía poner una pega a tan buen conjunto, y es que había que recurrir a la lista de opciones para incluir los airbags frontales, el ABS y el aire acondicionado.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS